Los miembros del Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo (BCE) se mostraron ampliamente preocupados por las altas cifras de inflación, según las actas de la reunión del 13 al 14 de abril del supervisor monetario europeo. Asimismo, del documento se desprende que la referencia a que las subidas de tipos comiencen "algún tiempo" después de la conclusión de las compras de bonos del organismo no impide una subida de tipos más temprana si las condiciones lo justifican.
Algunos miembros consideraron importante actuar sin demora indebida para demostrar la determinación del banco de lograr la estabilidad de los precios. De hecho, el único debate importante en el seno de la entidad parece ser el de la rapidez y el alcance del endurecimiento de la política.
Con la inflación disparada hasta un récord del 7,4%, el BCE confirmó en la reunión sus planes de poner fin al programa de compra de bonos en el tercer trimestre, pero evitó comprometerse u ofrecer cualquier otra promesa, incluso sobre los tipos de interés, que siguen siendo estando anclados en el territorio negativo. Las actas mostraron un consenso sobre la necesidad de revertir la política ultra flexible, pero hubo divergencias sobre la rapidez y el alcance de la decisión del banco.
"También se vio el riesgo de que, si el Consejo de Gobierno no señalaba un proceso de normalización de la política más rápido, las expectativas de inflación sigan aumentando". "Las compras netas de activos deberían terminar lo antes posible, abriendo la posibilidad de una primera subida de los tipos de interés poco después", añadió el BCE. "Se expresó la opinión de que los criterios para la subida de los tipos de interés ya se cumplían claramente". Incluso unos pasos relativamente pequeños podrían ser suficientes para convertir la actual orientación acomodaticia de la política monetaria en una orientación restrictiva.
En las actas de la reunión de abril se refleja que los miembros del banco central indicaron que "hubo una serie de factores que harían que la inflación fuera más persistente de lo previsto en la actualidad". La propuesta del economista jefe del BCE, Philip Lane, se consideró coherente con la posibilidad de decidir el fin de las compras netas de activos ya a finales del segundo trimestre o a principios del tercero.
Los miembros señalaron que era difícil imaginar una inflación sostenida más alta sin un aumento de las presiones salariales.
Se recordó que la trayectoria prevista de los tipos de interés nominales del BCE se aproximaría a un nivel neutral sólo en una fase muy avanzada del proceso de normalización de la política.