- La autoridad monetaria debatió sobre por qué los salarios no aumentan a la vez que mejora el mercado laboral
- El banco central presidido por Mario Draghi ha hecho hincapié en que la inflación seguirá lejos del objetivo a corto plazo
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Mario Draghi provocó un repunte del euro entre junio y julio hasta máximos desde enero de 2015 frente al dólar. Y esto es algo que preocupa al Banco Central Europeo (BCE), que debatió largo y tendido sobre el contenido del discurso de su presidente en Sintra (Portugal), interpretado por el mercado como un punto de inflexión. Pero tanto las actas del último encuentro, publicadas este jueves, como el último boletín económico, muestran que los inversores podrían haberse precipitado. Además, el banco central retrasa a otoño la comunicación sobre el futuro del programa de compras de bonos, lo que deja fuera a la próxima reunión que se producirá entre el 6 y el 7 de septiembre. El euro y la banca responden con caídas.
No obstante, el Consejo puso fecha a cuándo decidirá sobre el 'tapering' o retirada de las compras de bonos. "Los miembros acordaron que la comunicación sobre el momento de la decisión debería ser en otoño", tras señalar que "el Consejo debe reiterar que está dispuesto a ajustar el tamaño y/o la duración de las compras de activos si es necesario". Es decir, será en la reunión del 26 de octubre o en la del 14 de diciembre cuando explicará sus planes para retirar progresivamente el programa de compra de bonos, que inicialmente está previsto que se extienda "hasta diciembre, y más allá si fuera necesario", una posibilidad que sigue estando en la mesa.
Esto deja fuera de juego a la cita de Jackson Hole entre los días 24 y 26 de agosto, en la que algunos expertos esperaban pistas por parte del banquero italiano. Tampoco entra en "otoño" la reunión de septiembre. "Octubre es la fecha más adecuada, ya que permitiría al BCE analizar tres datos más de inflación -uno de ellos publicado esta semana, con un 1,3% interanual en juluio-, mientras que sólo se emite un dato más antes de la conferencia de septiembre, por lo que podría ser un poco anticipado", apuntó esta semana Manuel Ortiz-Olave, jefe de análisis para España de Monex Europa, en una entrevista con ‘Bolsamanía’.
Los miembros (del Consejo del BCE) acordaron que la comunicación sobre el momento de la decisión debería ser en otoño
"Todavía es necesario un grado muy sustancial de ajuste monetario para que las presiones inflacionarias subyacentes se acentúen gradualmente", indican las actas, a pesar de que reflejan la recuperación sólida y con menos riesgos de la economía. Asimismo, el organismo acuerda que es "clave un enfoque estable de la comunicación" después de comprobar "la mayor sensibilidad de los mercados financieros a las noticias".
El reto con este propósito de mejor comunicación, dice el BCE, será hallar un equilibrio entre mostrar que hay una "confianza justificada" en la expansión económica y, por otro lado, que se necesita que la política monetaria seguirá con "persistencia y paciencia".
SUSTO EN EL MERCADO DE DIVISAS
En el mercado de divisas, el euro ha llegado a cotizar con descensos cercanos al 1% -después ha moderado sus pérdidas- tras la publicación de las actas, por debajo de los 1,17 dólares por primera vez desde julio. Borra así parte de las ganancias posteriores al 27 de junio, cuando Draghi en su versión más académica apuntó al cierre de la holgura económica. Esto es, la diferencia entre el crecimiento real y el potencial, lo que teóricamente debería presionar al alza los precios y, por lo tanto, se interpretó como un cambio en su discurso.
"En cuanto a los tipos de cambio, si bien se observó que la apreciación del euro hasta la fecha podría verse en parte como reflejo de los cambios en los fundamentales relativos de la Eurozona frente al resto del mundo, se expresaron preocupaciones sobre el riesgo en el futuro", señalan las actas, que reflejan que los miembros del BCE debatieron sobre la apreciación de la divisa europea. También destaca que los diferenciales en los bonos se han mantenido contenidos, lo que "sugiere que la Eurozona se ha vuelto más resistente, incluidas las economías más vulnerables".
El BCE también dedicó tiempo en la reunión del 20 de julio al análisis del contenido del discurso de Draghi en Sintra. El presidente explicó que el hecho que la persistencia de shocks de precios externos -materias primas especialmente-, la holgura del mercado de trabajo y los retrasos en el proceso de transmisión de la evolución de los salarios a la formación de los precios mantienen la inflación aún lejos del objetivo. De hecho, según ha confirmado hoy, el IPC se situó en el 1,3% en julio, mientras que la meta es acercar la inflación a medio plazo, cerca pero por debajo, del 2%. Aunque la inflación subyacente, también en el 1,3%, escaló una décima hasta máximos de cuatro años.
"En el futuro, se consideró importante vigilar hasta qué punto estos factores serían transitorios o más permanentes. Es probable que una serie de factores tengan un carácter más estructural", señalan las actas. De hecho, apuntan a la posibilidad de que haya una ruptura estructural en la curva de Phillips, lo que se traduce en que el aumento del empleo no implique un crecimiento paralelo de los salarios.
La existencia de desempleo por encima del nivel estructural o tasa Nairu (tasa no aceleradora de inflación, teóricamente cuando baja el paro de este nivel aumentan los salarios) y la elevada presencia de mano de obra no cualificada podrían mantener estancada la dinámica salarial a corto plazo, señala el BCE. Mientras que la digitalización "podría ejercer presión a la baja sobre los precios durante un periodo prolongado", así como el ritmo "relativamente lento del desapalancamiento de la Eurozona". Este último factor es uno de los que ha perjudicado la transmisión monetaria a la economía real, retrasando la consecución del objetivo de la institución pese a los fuertes estímulos.
Las actas corroboran parte del contenido publicado por el banco central en su último boletín económico, donde apuntó que las tres razones que están detrás del débil crecimiento de los salarios son la holgura económica, el bajo aumento de la productividad y los efectos persistentes aún de algunas reformas laborales. De este modo, insiste como hizo hace dos semanas que "hasta el momento no hay indicios convincentes de un ajuste sostenido al alza de la inflación subyacente". Motivo suficiente para que el BCE haya evitado aún dar pistas sobre la futura normalización de su política monetaria, que se mantiene con los tipos de referencia al 0%, tipos marginales de depósito al -0,4% y compras de bonos mensuales de 60.000 millones de euros.