El Banco Central Europeo (BCE) ha confirmado su confianza en que la inflación alcance cotas cercanas al 2% en el "medio plazo", cumpliendo así el objetivo del regulador. Sin embargo, las actas publicadas por la entidad central sobre la reunión de marzo dejan entrever una mayor preocupación por la "considerable incertidumbre" que rodea el panorama futuro de la región.
El organismo presidido por Mario Draghi reconoce que los últimos datos de crecimiento e inflación no fueron alentadores, sin embargo, afirman que la "fuerza de la expansión económica continúa intacta". El último dato de inflación situó el avance de los precios en el 1,2% en abril, dos décimas por debajo de las previsiones del BCE para 2018. Asimismo, el crecimiento de la Eurozona en el primer trimestre sufrió una corrección de tres décimas hasta el 0,4%. Una situación que Draghi achacó en la reunión de marzo a "factores temporales", que en su opinión no deben tomar mayor protagonismo.
De este modo, el regulador explica que analizará "cuidadosamente" los datos anteriores a la próxima reunión de junio antes de tomar ninguna decisión. Y es que el teórico fin del 'QE' está programado para septiembre, no obstante, el BCE mantiene la idea de alargar el programa de compra de activos en su 'forward guidance', "si fuera necesario". La primera subida de tipos de interés es todavía menos evidente, aunque el mercado apunta a mediados de 2019 como escenario más probable. Dos interrogantes que parecían poder disiparse antes del fin del presente ejercicio, que sin embargo este enfoque más 'dovish' pone en duda.
Un documento que llega horas después de la publicación de la 'Revisión de Estabilidad Financiera', en la que el BCE advierte del riesgo que supone permitir a países con grandes cantidades de deuda desentenderse de sus obligaciones. Un sutil toque de atención a Italia, tras los continuos mensajes euroescépticos que el nuevo gobierno ha pronunciado, y que han hecho temblar el parqué de milán y el mercado de bonos las últimas semana. El rendimiento de los bonos italianos se ha relajado este jueves tras alcanzar cotas no vistas desde 2014 y su prima de riesgo flota alrededor de los 190 puntos, más del doble de la puntuación española.
Otros retos, mencionados con anterioridad por el regulador, como las tensiones comerciales a orillas del Pacífico, la volatilidad y sensibilidad del mercado de divisas y los riesgos derivados del proteccionismo merecen parte de las líneas que describen este creciente sentimiento de inseguridad que aflora en Draghi y compañía.
EL EURO NO LEVANTA CABEZA
La moneda comunitaria ha logrado remontar su declive hasta los 1,1733 dólares, pero sigue muy presionada entre Italia y el desempeño de la economía. "El drama político en Italia continúa", señalan los analistas de Danske Bank . El presidente de la república, Sergio Matterella, ha anunciado su decisión y ha optado por Giuseppe Conte como primer ministro, aunque la preocupación vira hacia el futuro ministro de Economía, con Paolo Savona, un conocido detractor del proyecto europeo, el que considera "una jaula alemana".
Por otra parte, los economistas de la entidad danesa también hacen hincapié en que los malos datos de la Eurozona, con los PMIs desplomándose a mínimos de un año y medio, y el PIB alemán ralentizándose en el primer trimestre, también son un lastre para un euro que no recupera la confianza de los inversores.