• La decisión sobre los tipos se ha producido con seis votos a favor, mientras que dos miembros del Comité han defendido subirlos
  • Ha habido unanimidad para continuar con los mismos niveles con la compra de activos
mark carney, governor of the bank of england
Mark Carney, gobernador del Banco de Inglaterra

El Banco de Inglaterra (BoE) mantiene el timón de su política monetaria. No hay cambios en las principales variables que guían a la autoridad monetaria británica tras la reunión concluida este jueves. Los tipos de interés de referencia continuarán al 0,25%, la compra de bonos corporativos por valor de 10.000 millones de libras y la adquisición de títulos de deuda pública con 435.000 millones de libras.

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No obstante, dos de los ocho votos del Comité de Política Monetaria del Banco de Inglaterra (MPC) votaron a favor de subir los tipos, que se mantienen estables en el 0,25% desde el recorte de 25 puntos básicos que ejecutó hace un año, poco después del referéndum que aprobó el Brexit y ante los temores de que la desconexión con la Unión Europea golpeara a la economía.

Esta vez, por lo tanto, ha habido algo más de consenso que en junio, cuando el resultado de la votación fue más ajustado: cinco a tres a favor de mantener los tipos. Asimismo, vuelve a haber unanimidad en los volúmenes de compra de activos financiada por la emisión de reservas del banco central.

BoE: el freno a la inflación sólo sería posible por su parte "a coste de un mayor desempleo y, con toda probabilidad, de un crecimiento de los ingresos aún más débil"

La autoridad monetaria pronostica que "el crecimiento del PIB seguirá siendo lento en el corto plazo, ya que la presión sobre los ingresos reales de los hogares sigue pesando sobre el consumo". No obstante, la expansión prevista se mantiene levemente por encima de la potencial ante la caída de ésta. La inflación, por su parte, se elevó del 2,3% en marzo hasta el 2,6% en junio, "como se esperaba", añade el Banco de Inglaterra. La autoridad monetaria contaba con esta evolución ante la depreciación de la libra producida desde junio del año pasado, como consecuencia de la votación de los británicos sobre la permanencia en el proyecto común europeo. Precisamente, "la política monetaria no puede impedir el ajuste real necesario a media que el Reino Unido negocia sus nuevos acuerdos comerciales internacionales".

En este sentido, cree que el freno a la inflación sólo sería posible por su parte "a coste de un mayor desempleo y, con toda probabilidad, de un crecimiento de los ingresos aún más débil", con lo que por ahora se niega a centrarse únicamente en el IPC para no golpear al mercado laboral.

HACIA UN PICO DEL 3% DE LA INFLACIÓN

El indicador de crecimiento de los precios está por encima del objetivo del 2%. Incluso, el BoE espera que se amplíe este repunte durante los últimos meses alcanzando un pico del 3%, ya que "la depreciación experimentada anteriormente por la libra esterlina continúa pesando en los precios que paga el consumidor". Un movimiento que la institución que gobierna Mark Carney achaca al Brexit. Pero no se prolongará: "A medida que disminuya el efecto del aumento de los precios de las importaciones, las presiones inflacionistas se relajarán", añade.

Así, tras este impulso temporal por la libra, la propia economía suavizará el crecimiento de los precios hasta acercarlo al objetivo del Banco de Inglaterra, explica en un documento adicional de 52 páginas sobre las proyecciones del IPC, que se ajustará a través de un consumo más moderado por parte de los hogares.

La libra cotiza con descensos cercanos al 0,3% frente al euro, en el cruce de 1,112, acumulando una caída del 5% en el año. Con el dólar, por su parte, cede un 0,4% hasta los 1,317, aunque con ganancias en 2017 del 7%. En ambos casos, la divisa británica estaba en verde y se ha girado bruscamente a la baja con el comunicado del Banco de Inglaterra.

PREOCUPACIONES SOBRE EL BREXIT

Después del anuncio, el gobernador del BoE, Mark Carney se ha dirigido a los medios en una rueda de prensa en la que ha señalado que en las proyecciones del comité del banco central se tiene en cuenta la incertidumbre sobre qué forma adoptarán las relaciones comerciales entre el país y la Unión Europea, una vez se materialice el Brexit. Y cree que "la situación actual pesa en las decisiones de las empresas y los hogares y reduce tanto la demanda como la oferta", ha dicho el banquero central.

"A medida que avancen las negociaciones de Brexit, se pondrá a prueba la hipótesis de que se producirá una transición sin tropiezos hacia nuevas relaciones económicas con la el bloque comunitario", ha señalado el banquero central. En este sentido, Carney ha señalado que las dudas sobre el modelo de acceso al mercado después del Brexit también tiene consecuencias en la inversión. “Y esto, a su vez, repercutirá en el ritmo de la economía y tendrá efectos sobre la política monetaria, dependiendo del ritmo de la demanda”. De hecho, ha apuntado a que el nivel de inversión en la economía de Reino Unido se situará en 2020 hasta 20 puntos porcentuales por debajo del nivel que se pronosticaba antes de que tuviera lugar el referéndum en el que los británicos decidían su 'divorcio' con la Unión Europea.

En este sentido, Carney ha explicado también que el crecimiento potencial de la economía británica se está viendo reducido, por lo que, a pesar de que confía en un 'Brexit blando', ha revisado a la baja sus previsiones de crecimiento hasta el 1,7% para 2017, frente al 1,9% que apuntó el pasado mes de mayo.

Por último, se ha referido también a los estímulos del organismo, terreno en el que ha reconocido que “si hubieran sabido que el mundo iba a moverse según sus previsiones, hubieran retirado más estímulos de los que el mercado actualmente ha absorbido”. Por ahora, más allá de las directrices generales de programación, grado y cantidades no son capaces de ser más específicos.

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