El 25% de los ingresos financieros de los bancos españoles, en torno a 31.700 millones de euros en términos agregados, se derivó del cobro de intereses (cupones) de los bonos de deuda pública mantenidos en cartera entre enero de 2015 y diciembre de 2017.
Así se desprende de un análisis publicado por el Banco de España sobre el nexo entre bancos y deuda soberana, que asegura que la estrecha relación existente entre ambos actores responde a su carácter bidereccional, ya que ambos salen "extraordinariamente beneficiados" de esta situación.
Para las entidades españolas, la tenencia de un importante saldo de valores de deuda pública en sus balances es absolutamente imprescindible, dado que este activo es uno de los más líquidos, así como por su función de 'market maker' en mercados de capital y de originador/distribuidor de emisiones en dichos mercados.
Para las entidades españolas, la tenencia de un importante saldo de valores de deuda pública en sus balances es absolutamente imprescindible
El documento, realizado por los analistas financieros Ángel Berges, Alfonso Pelayo y Fernando Rojas, explica que el aumento de la deuda pública en España coincidió con un intenso proceso de desapalancamiento privado, lo que provocó un cambio sustancial en la composición de los balances bancarios. En este sentido, la presencia de valores de renta fija ha ganado peso en detrimento de la inversión crediticia.
Con esta recomposición, los bancos han estado buscando compensar la pérdida de oportunidades de inversión crediticia en un contexto de extrema debilidad de la demanda de crédito y fuerte propensión a la reducción de deuda de las empresas y las familias.
La estrategia adoptada por las entidades, que se ha centrado en la inversión en deuda pública, ha sido además mucho más rentable de lo esperado, en términos de aportación a las cuentas y de compensación de la pérdida de ingresos por otras vías, debido a la tensión de tipos de interés.
La contribución de la deuda pública, sobre todo española, ha llegado por dos vías: el cobro de cupones y la materialización de plusvalías que se produce en el momento en el que se vende a un precio superior al que se compró, generado fundamentalmente por la reducción de tipos a largo plazo hasta mínimos históricos.
De este modo, una vez la prima de riesgo de la deuda pública española fue descendiendo, los bancos comenzaron a acumular importantes plusvalías en sus carteras de deuda pública, pudiéndolas materializar mediante la venta de bonos en el mercado secundario a un precio muy por encima de su valor de compra y manteniendo en su cartera bonos con un cupón elevado y un dilatado periodo hasta el vencimiento.
El artículo del Banco de España asegura que esta aportación de la deuda pública a las cuentas financieras de los bancos ha permitido compensar en buena parte el importante esfuerzo de saneamiento de activos problemáticos que ha llevado a cabo el sector.
Solamente en la etapa álgida de la crisis (2008-2014), el volumen de deuda pública en los balances de los bancos españoles aumentó un 82,9%
CAMBIO DE ESTRATEGIA
Solamente en la etapa álgida de la crisis (2008-2014), el volumen de deuda pública en los balances de los bancos españoles se elevó desde los 257.000 millones de euros a 470.000 millones de euros, un aumento del 82,9%. Además, casi duplicó su representación sobre los activos totales, desde el 9% al 17%.
A pesar de que durante la última etapa (2015-2017) la deuda pública ha representado el 25% de los ingresos financieros totales obtenidos por el sector, las tenencias de renta fija han descendido hasta representar un 12% de los activos totales, 5 puntos porcentuales menos que a finales de 2014.
Concretamente, el volumen de deuda pública en balance se situó en 319.000 millones de euros a cierre del año pasado, frente a los 470.000 millones de euros de principios de 2015.
Este proceso de reducción de deuda pública de los balances bancarios continuará los próximos años, debido a la pérdida de atractivo para comprar más activos de este tipo, ya que los tipos de interés se han reducido de forma considerable y, por otro lado, por el reciente despertar de la demanda de crédito tras cinco años de fuerte caída. "Esta mejora en la demanda representa oportunidades de inversión que los bancos no van a dejar pasar", subraya el documento.
Así, mediante la confluencia de estos dos factores cabe anticipar que el peso de los soberanos en los balances va a reducirse de forma intensa en los próximos años, a medida que vayan venciendo los bonos adquiridos, contabilizados en carteras a coste amortizado, y que no serán objeto de reinversión.
El cambio en la estrategia inversora que se observa por la tendencia decreciente del nivel de deuda en los balances, denota, a su vez, un temor ante posibles repuntes del precio del dinero, que pudiera desembocar en minusvalías que dañen sus cuentas de resultados.