El Gobierno de Canadá ha llegado a un acuerdo para comprar el oleoducto Trans Mountain a Kinder Morgan por 4.500 millones de dólares (3.896 millones de euros) con el objetivo de aumentar la capacidad de exportación del país y crear empleos bien remunerados, según ha informado en un comunicado, en el que concreta que no tiene la intención de ser su propietario a largo plazo.
"Esta transacción representa un precio justo para los canadienses y para los accionistas de la compañía (...), y es una buena oportunidad de inversión", ha señalado el Ejecutivo canadiense, añadiendo que, en el momento apropiado, se pondrá en contacto con inversores para transferir el proyecto y sus activos a un nuevo propietario o propietarios, de forma que se asegure que la construcción y operación del mismo se desarrolle de manera que proteja el interés público.
"El Gobierno de Canadá se compromete a realizar inversiones que creen empleos buenos y bien remunerados que ayuden a fortalecer y hacer crecer a la clase media, que ayuden a impulsar los recursos del país hacia los mercados mundiales y que ofrezcan beneficios económicos para todos ahora y en los próximos años", ha apuntado.
Asimismo, este acuerdo garantizará la reanudación del trabajo para la temporada de construcción de verano, protegiendo miles de empleos en Alberta y Columbia británica y eliminando la incertidumbre para las familias cuya seguridad financiera depende de que este proyecto avance este año.
Kinder Morgan había fijado el 31 de mayo como fecha límite para decidir si continúa con la línea de expansión del oleoducto, que daría un mayor acceso al crudo canadiense a los mercados extranjeros, pero cuya construcción se estaba viendo frustrada por el debate ambiental que plantea y las preocupaciones en torno a la posibilidad de derrames de petróleo.
La compañía tenía previsto aumentar la capacidad del oleoducto de Trans Mountain desde 300.000 barriles al día a 890.000 barriles. No obstante, estos planes chocan con la fuerte oposición de la provincia de Columbia británica, donde termina la tubería. Al contrario, el gobierno federal y la provincia de Alberta -que produce el petróleo transportado- son firmes partidarios del proyecto.