Más malas noticias desde Reino Unido. El Producto Interior Bruto (PIB) británico se contrajo por sorpresa en agosto, cayendo un 0,3% de forma inesperada hasta su nivel más bajo desde diciembre, y es que los economistas auguraban un crecimiento cero en el octavo mes del año. La noticia llega en el peor momento, cuando todas las miradas están puestas sobre la credibilidad del Gobierno y de la economía ante los planes fiscales del equipo de la primera ministra Liz Truss, y con el revuelo que ha provocado que el Banco de Inglaterra (BoE) haya intervenido de emergencia, dos veces, el mercado de deuda para sostener al bono británico, el 'gilt'.
La economía se vio afectada en agosto por la debilidad de la industria manufacturera y los trabajos de mantenimiento en los yacimientos de petróleo y gas del Mar del Norte, según los datos oficiales dados a conocer por la Oficina de Estadísticas Nacionales (ONS, por sus siglas en inglés), que además ha revisado a la baja el PIB del mes de julio.
En concreto, se ha rebajado hasta el 0,1%, desde la estimación inicial del 0,2%, y la ONS apunta ahora que la economía ha vuelto a su tamaño previo a la pandemia de coronavirus, tras haber dicho anteriormente que estaba un 1,1% por encima de ese nivel.
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La libra intenta recuperarse en medio de mensajes contradictorios del BoE"La economía se contrajo en agosto, con un retroceso tanto de la producción como de los servicios, y con una pequeña revisión a la baja del crecimiento de julio. El PIB se ha contraído en el conjunto de los tres últimos meses", ha explicado el economista jefe de la ONS, Grant Fitzner. En concreto, en este tiempo el PIB ha descendido un 0,3%.
Fitzner, recoge 'Reuters', ha destacado el "notable descenso" que se ha producido en el sector manufacturero y el nivel de mantenimiento mayor de lo habitual en el sector del petróleo y el gas del Mar del Norte como causas de lo ocurrido en agosto. Y es que eso ha provocado una ralentización de la producción. "Muchos otros servicios orientados al consumidor tuvieron dificultades con el comercio minorista, las peluquerías y los hoteles, a los que les fue relativamente mal", ha remarcado.
De momento todo apunta a que la economía británica seguirá ralentizándose a medida que la creciente inflación afecte a los hogares y obligue al Banco de Inglaterra a subir más los tipos de interés. Y aunque la primera ministra Truss y su ministro de Economía, Kwasi Kwarteng, han prometido acelerar el crecimiento económico, lo cierto es que su plan de recortes fiscales sin financiación ha agitado a los mercados financieros y ha aumentado las expectativas sobre la rapidez con la que el BoE subirá los tipos.
UN GRAN PASO HACIA LA RECESIÓN
De hecho, la hipótesis de la debilidad económica ya la han enarbolado diversos expertos, entre ellos los de Pantheon Macroeconomics, que señalan que "la caída del PIB en agosto marca probablemente el inicio de una tendencia a la baja que se prolongará hasta el próximo año".
"Esperamos una caída intermensual del PIB de alrededor del 0,3% en septiembre. Es probable que el PIB siga disminuyendo en los próximos meses, ahora que alrededor de un tercio de los hogares ya no tiene ahorros significativos, y el 30% que tiene una hipoteca reduce el gasto en respuesta a, o por adelantado, un fuerte aumento de sus pagos mensuales de préstamos", afirman estos analistas.
Creen probable que las ayudas al coste de la vida y el plan de apoyo a las facturas energéticas, que están apuntalando la renta disponible de los hogares, "no se mantengan más allá de sus plazos previstos en el cuarto y primer trimestre, respectivamente, ahora que el Gobierno está desesperado por encontrar ahorros" para sufragar su plan de rebaja de impuestos. "En consecuencia, esperamos una caída trimestral del 0,5% del PIB en el cuarto trimestre, que se suma a la del tercer trimestre, y un descenso interanual del 1,5% en el conjunto de 2023", remarcan los estrategas de Pantheon.
Los expertos de la firma británica creen que "la combinación del prolongado impacto en los ingresos reales de la refinanciación de las hipotecas, los habituales desfases entre los cambios en la confianza de las empresas y las decisiones de gasto, y las limitaciones a las que se enfrentan ahora los responsables de la política macroeconómica sugieren que la recesión no terminará hasta finales de 2023, como muy pronto".
Por su parte, Victoria Scholar, responsable de inversiones de Interactive Investor ha comentado que "tras las decepcionantes cifras del PIB, es posible que el Banco de Inglaterra tenga que actuar con más cuidado en cuanto a la agresividad de los tipos de interés para frenar la inflación, dado el creciente riesgo de recesión".