• La falta de Gobierno ha impedido que se aprueben leyes y que el país funcione con normalidad
  • La incertidumbre podría acabar este mismo mes, si finalmente el PSOE se abstiene
Luis de Guindos

Los diez meses que el Gobierno de Mariano Rajoy lleva en funciones han tenido consecuencias en muchos campos. Los efectos de esta situación atípica, que se ha producido por primera vez en España dado que hasta ahora nunca había habido tantos problemas para formar un nuevo Ejecutivo tras las elecciones, se han dejado sentir en la economía. Y todo a pesar de que los datos conocidos hasta ahora son relativamente buenos y que organismos como el Fondo Monetario Internacional (FMI) han elevado su previsión de crecimiento para este 2016.

Entre enero y agosto la Administración central ha licitado contratos por un total de 2.468 millones de euros, un 16,6% menos que en el mismo periodo de 2015

Por ejemplo, uno de los campos más afectados ha sido el de la obra pública. Tal y como revelan los datos de la Asociación de Empresas Constructoras y Concesionarias de Infraestructuras (Seopan), entre enero y agosto de este año (los últimos datos disponibles), la administración central ha licitado contratos por un total de 2.468 millones de euros, cifra que se obtiene de sumar las concesiones que han hecho todos los ministerios.

Este dato contrasta con el del mismo periodo de 2015. Concretamente, es un 16,6% más bajo, dado que entre enero y agosto del año pasado, con el Gobierno del PP funcionando con total normalidad, el Ejecutivo desembolsó un total de 2.958 millones de euros en todo tipo de obras. Julián Núñez, presidente de Seopan, dice que “la licitación de obras públicas en España sigue en mínimos históricos de actividad nacional, acumulando nueve años consecutivos de recesión en la obra civil de ámbito nacional, con una previsión de caída de dicha actividad en 2016 entre el 15% y 18%”.

No obstante, Antonio Papell, analista político y presidente del Comité Editorial de Webfg, cree que esta situación no se debe a que en España haya un Ejecutivo en funciones, sino más bien que el hecho de estar en funciones le ha servido al Gobierno como pretexto para no invertir. “El ritmo de inversión ya era bajísimo cuando se convocaron las primeras elecciones generales, en diciembre de 2015”, dice el experto. El Gobierno, explica, no hizo más que seguir los deseos de la opinión pública, que demandaba una menor inversión en infraestructuras y no recortar en otros aspectos, como la Sanidad. “Da la sensación de que está todo construido, pero en realidad no es así”, señala Papell, que afirma que los países con economías maduras como la española, como es el caso de Reino Unido, “invierten un 2% en infraestructuras”, y eso es lo que debería hacer el Ejecutivo.

En este sentido, Núñez señala que los últimos datos oficiales de inversión pública comparada de la Unión Europea confirman “un déficit inversor anual, respecto de la media de las cuatro mayores economías europeas, de 19.000 millones de euros”. “Existe por tanto un ineludible desafío pendiente en la planificación y desarrollo de nuestras infraestructuras más prioritarias, precisamente en los ámbitos que más afectan al bienestar de los ciudadanos”, añade. Además, el presidente de Seopan reclama al Gobierno que “la consolidación fiscal no siga siendo una excusa que impida resolver el importante déficit de dotación de infraestructuras en dichas áreas prioritarias”.

LA 'BUENA SALUD' DE LA ECONOMÍA

Pese a ello, la economía está mostrando una ‘buena salud’ este año que sorprende, precisamente porque el país transita por un Gobierno en funciones. “Podría decirse que la economía está saliendo prácticamente indemne de esta situación de bloqueo político”, señala Papell.

Dos variables principales, etiquetadas ya como vientos de cola, explican en gran medida que la economía española mantenga sus tasas de crecimiento pese a no tener Gobierno: los bajos tipos de interés, que abaratan la carga de la deuda, y el bajo precio del petróleo, que abarata los costes de consumo y fabricación.

Ambas palancas permiten que España lidere el crecimiento entre las grandes economías de la zona euro pese a su elevado endeudamiento. El déficit sigue siendo un verdadero ‘dolor de cabeza’ para el Gobierno, que se ha visto agravado ante la imposibilidad de aprobar medidas que ayuden a contenerlo y rebajarlo. Así, aunque ha logrado que Bruselas le perdone la multa del 0,2% del PIB -unos 2.000 millones- que acarreaba la no adopción de medidas efectivas contra el déficit y espera poder escapar del segundo castigo -la congelación de fondos-, las consecuencias pueden acabar siendo graves.

España se está beneficiando de dos variables: los bajos tipos de interés, que abaratan la carga de la deuda, y el bajo precio del petróleo, que abarata los costes de consumo y fabricación

De momento, el Ejecutivo se ha visto obligado a prorrogar los Presupuestos Generales del Estado (PGE) de 2016 ante la imposibilidad de aprobar unas cuentas nuevas para 2017, dada la situación de interinidad. El plan presupuestario se ha aprobado sin cambios fiscales ni de política económica, contemplando un déficit público del 3,6%, medio punto por encima del objetivo comprometido con la Comisión Europea (del 3,1%). También se prevé un crecimiento económico para el próximo año del 2,3%, con lo que se mantiene el último dato aportado por el Gobierno. El ministro de Economía en funciones, Luis de Guindos, ya ha reconocido que habrá que adoptar medidas para recortar unos 5.000 millones de euros tan pronto se acabe el bloqueo político si España quiere evitar ‘represalias’.

Según De Guindos, “se haría relativamente rápido, con negociaciones, por supuesto” con otros partidos. Ha recordado que que “PSOE, Ciudadanos y PNV son perfectamente conscientes de nuestros compromisos con Europa”, por lo que podrían facilitar el acuerdo en este sentido. Sin embargo, para ello primero hace falta que haya Gobierno, aunque esta situación podría quedar resuelta este mismo mes si finalmente el Partido Socialista decide abstenerse en la investidura de Mariano Rajoy.

Papell cree que lo más seguro es que acabe pasando. “Todo apunta a que tendremos Gobierno pronto”, pero “el PSOE saldrá muy tocado si permite que Rajoy sea investido presidente”, e incluso corre el riesgo de acabar como el Pasok, el partido socialista griego, que ha quedado relegado a la condición de “partido testimonial”, dice.

‘STOP’ A CUALQUIER LEY NUEVA

Además de todo eso, no se pueden olvidar las consecuencias que ha provocado el hecho de no poder aprobar ninguna ley nueva, precisamente por la situación de interinidad en la que se encuentra España. El Congreso de los Diputados no ha dado luz verde a ni una sola ley desde hace diez meses, siendo el último proyecto que aprobó el de los Presupuestos Generales para 2016.

Desde el 29 de octubre de 2015, cuando se aprobaron los Presupuestos de 2016, hay un ‘vacío’ legislativo nunca visto en democracia

La norma recibió el aval parlamentario el 29 de octubre de 2015, y desde entonces hay un ‘vacío’ legislativo nunca visto en democracia. No hay nuevas leyes y tampoco es posible modificar las anteriores, aunque Antonio Papell no cree que sea algo tan malo. “Cierto parón, como el que estamos viviendo, tampoco mata a nadie. Viene bien cierto periodo que permita respirar”, afirma.

Según el artículo 21 de la Ley de Gobierno, el Ejecutivo en funciones no podrá “presentar proyectos de ley al Congreso de los Diputados o, en su caso, al Senado”. Hay toda una serie de proposiciones de ley que han presentado los partidos y que se pueden consultar en la web de la Cámara baja, aunque están todas pendientes de aprobación. Eso sin contar las más de 2.000 preguntas que los partidos han presentado para hacer al Gobierno, que no se somete a una sesión de control desde el pasado 21 de octubre de 2015.

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