MADRID, 17 (EUROPA PRESS)
La Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea) ha advertido sobre el reto que afrontarán los hijos de la generación de los 'baby boomers' de seguir financiando los derechos adquiridos por sus padres en el marco del sistema de pensiones de reparto, y a la vez, mantener la fecundidad y los costes de las políticas dirigidas hacia los niños (educación y políticas familiares), claves para garantizar la equidad y también para el pago de las futuras pensiones de reparto.
Fedea ha publicado este miércoles un nuevo número de la serie de documentos de trabajo dedicada a la 'I Jornadas obre el sistema público de pensiones y seguridad social'. El trabajo trata de cuantificar los efectos externos derivados de la existencia de un sistema de Seguridad Social financiado mediante un mecanismo de reparto.
En este contexto, en el informe se señala que los hijos de una parte de los ciudadanos, criados en buena parte con sus recursos privados, generan una externalidad positiva a las personas que no tienen hijos. "Es decir, los impuestos que pagan estos niños y niñas una vez alcanzada la edad adulta sustentan los programas del estado del bienestar de todas las personas, independientemente de si han tenido o no hijos".
Los resultados indican que los padres de cualquier nivel educativo reciben alrededor de la mitad de las transferencias familiares netas a lo largo de su vida que los que no han tenido hijos y que el estado del bienestar no compensa esas diferencias con transferencias públicas. "La externalidad es, por tanto, considerable", se advierte en el estudio.
Las autoras del informe sostienen que estos resultados son clave de cara al debate sobre la reforma del sistema de pensiones, que debería considerarse dentro del conjunto más amplio de los programas del estado del bienestar, es decir, del conjunto de transferencias públicas intergeneracionales hacia adelante (dirigidas a niños) y hacia atrás (destinadas a los mayores).
Las recientes reformas del sistema de pensiones español, centradas en el aumento de la cotización y la preservación del poder adquisitivo de las pensiones, contribuirán a desplazar la carga del ajuste sobre las generaciones que estarán activas durante la jubilación de los 'baby boomers', incrementando todavía más el actual sesgo del estado del bienestar, favorable a los mayores actuales.
Como consecuencia, el informe concluye que los hijos de los 'boomers' afrontarán el reto de seguir financiando los derechos adquiridos por sus padres en el marco del sistema de pensiones de reparto, y a la vez, mantener la fecundidad y los costes de las políticas dirigidas hacia los niños (educación y políticas familiares), claves para garantizar la equidad y también para el pago de las futuras pensiones de reparto.