MADRID, 30 (EUROPA PRESS)

La ministra británica de Economía, Rachel Reeves, ha presentado este miércoles su proyecto presupuestario, el primero desde que los laboristas alcanzaron el Gobierno en julio, en el que se incluye una subida de impuestos estimada en unos 40.000 millones de libras (48.000 millones de euros), la mayor en porcentaje de PIB desde 1993, con la promesa de sanear las finanzas del país y reconstruir los servicios públicos, como el sistema sanitario o la educación, tras décadas de ajustes.

En la presentación de los presupuestos, Reeves ha subrayado que si bien sus cuentas buscan proteger a los trabajadores con medidas para reducir el coste de la vida, "se requerirán decisiones difíciles en materia fiscal", añadiendo que se pedirá a las empresas y a los más ricos "que paguen la parte que les corresponde", al tiempo que se hacen más justos los impuestos.

La mayor parte de la subida anunciada, estimada en unos 25.000 millones de libras anuales (unos 30.000 millones de euros) corresponderá al incremento de 1,2 puntos porcentuales en la tasa de la Seguridad Social del empleador, que aumentará al 15% a partir del 6 de abril de 2025, mientras que también ser reducirá el umbral a partir del cual los empleadores son responsables de pagar la Seguridad Social sobre el salario de cada trabajador, que se reducirá de 9.100 libras (10.932 euros) al año a 5.000 libras (6.006 euros).

Los Presupuestos contemplan un aumento del impuesto sobre las ganancias de capital, que subirá del 10% al 18% para quienes paguen la tasa más baja, y del 20% al 24% para quienes paguen la tasa más alta, mientras que las tasas de propiedad residencial se mantendrán sin cambios entre el 18% y el 24%.

NUEVO IMPUESTO AL VAPEO

Asimismo, el texto incluye un paquete de medidas para desincentivar actividades que causan problemas de salud, mediante el aumento de la escala de impuestos al tabaco y la introducción de un nuevo impuesto al vapeo a partir de octubre de 2026, que irá acompañado de una nueva subida en el impuesto al tabaco para mantener el incentivo financiero para elegir vapear en lugar de fumar.

En este sentido, para ayudar a abordar la obesidad y otros daños causados por el alto consumo de azúcar, el impuesto a la industria de refrescos aumentará durante los próximos cinco años para tener en cuenta la inflación desde que se actualizó por última vez en 2018, y a partir de entonces aumentará cada año en línea con la inflación.

El Gobierno británico ha defendido en la presentación del Presupuesto que "recibió una herencia difícil" de los conservadores con un déficit anual de 22.000 millones de libras esterlinas (26.430 millones de euros) y una deuda pública "en su nivel más alto desde los años 60", además de planes poco realistas para el gasto y un nivel de vida estancado.

"Este Presupuesto toma las decisiones difíciles sobre impuestos, gasto y bienestar para restablecer la estabilidad económica y fiscal, de modo que el Gobierno pueda invertir en el futuro del país y lograr su misión de crecimiento", ha defendido Reeves.

De tal modo, además de las subidas de impuestos anunciadas, el Presupuesto pretende restablecer la estabilidad económica del país con el comienzo a una "década de renovación nacional", impulsando la inversión pública en más de 100.000 millones de libras (120.133 millones de euros) durante los próximos cinco años en carreteras, ferrocarriles, escuelas y hospitales, al tiempo que mantiene la deuda en una senda descendente.

"Este Gobierno no volverá a la austeridad y, en cambio, impulsará la inversión para reconstruir Gran Bretaña invirtiendo en el tejido social del país y apoyando a las industrias del futuro", ha asegurado.

En su análisis del proyecto, la Oficina de Responsabilidad Presupuestaria (OBR por sus siglas en inglés) advierte de que el Presupuesto desacelera el ritmo de reducción del déficit en relación con los planes del Gobierno anterior, mientras que anticipa que la deuda neta como porcentaje del PIB caerá del 98,4% este año al 97,1% a finales de la década.

En cuanto al impacto sobre la actividad, la OBR considera que las políticas presupuestarias brindan un impulso temporal al PIB en el corto plazo y cierto efecto de desplazamiento de la actividad privada en el medio plazo, con un impulso al PIB estimado en 0,6 puntos en su punto máximo en 2025-26, que se desvanecerá durante el resto del pronóstico.

Por lo tanto, se prevé que el crecimiento del PIB real repunte desde cerca de cero el año pasado hasta el 1,1% este año, el 2% en 2025 y el 1,8% en 2026, antes de volver a caer a alrededor del 1,5% a partir de entonces.

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