- El banquero italiano sigue sin ver grandes presiones sobre la inflación subyacente
- El BCE ha mantenido su política de 'dinero gratis' y compras de activos sin cambios
- La presión desde Alemania escala con la diferencia entre la recuperación de la locomotora europea y el resto
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El Banco Central Europeo (BCE) proseguirá con sus políticas monetarias ultraexpansivas. Y, al menos todavía, no da pistas sobre un cambio en ellas. Los tipos de referencia siguen en el 0% y el programa de compras en 60.000 millones de euros mensuales hasta diciembre. No ha habido sorpresas para el mercado, aunque la presión desde Alemania, en año electoral, se mantiene intacta e incluso creciente. El presidente de la autoridad monetaria, Mario Draghi, se defiende desde Fráncfort aunque admite que la recuperación es cada vez más sólida, pero deja cualquier posible cambio de su mensaje para la reunión de junio, ante la que el mercado ya está en vilo.
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"Los riesgos sobre las perspectivas económicas se inclinan a la baja", asegura Draghi en su discurso, mientras la Eurozona "avanza hacia un nuevo equilibrio", sostiene el banquero italiano. Un matiz que se ha reflejado en la divisa europea: el euro ha pasado de cotizar con caídas a darse la vuelta durante unos minutos, para rápidamente volver a las pérdidas ya que el mensaje no ha sido lo suficientemente optimista para esperar un cambio temprano en la política del Consejo de Gobierno del BCE, pese a que así lo reclaman desde Alemania.
La conclusión del economista es que puede que las amenazas sobre el crecimiento disminuyan, pero por ahora la inflación subyacente (sin contar tener en cuenta la energía) no da señales de fortaleza. "Ha sido una actuación de Draghi bastante confusa y contradictoria", arguye James Athey, gestor de Aberdeen AM. "Ha tenido que reconocer que la previsión de crecimiento ha mejorado y que los riesgos de la previsión están equilibrados sin seguir a las perspectivas de inflación. Esto está confundiendo al mercado y causa agitación", añade. Los analistas de Barclays hacen hincapié en el balance de riesgos al que ha hecho referencia el presidente del BCE, y esperan "un cambio en la comunicación en junio, hacia una orientación menos pesimista".
Draghi ha reconocido que ha habido debate en el Consejo sobre el balance de riesgos que hay en torno al crecimiento de la economía de la Zona Euro, "pero no respecto a la inflación". "Al final, todos los miembros estuvieron de acuerdo con el lenguaje", ha agregado, a la vez que ha vuelto a pedir a los políticos que dirijan su política fiscal y de reformas estructurales hacia el apoyo de la monetaria para fomentar el impulso del crecimiento económico y, en última instancia, el objetivo del BCE de acercar la inflación a medio plazo, aunque por debajo, del 2%.
LA INFLACIÓN NO DA SEÑALES DE FORTALECERSE
El presidente del BCE recuerda que las presiones sobre la inflación subyacente "siguen siendo moderadas". Así, mantiene el mensaje de que la política monetaria es necesaria para impulsar el IPC, ya que el repunte de principios de año respondió únicamente a efectos coyunturales con la recuperación de los precios del petróleo. "Un grado muy sustancial de acomodación monetaria continúa siendo necesario para asegurar un rendimiento sostenido de las tasas de inflación hacia el 2%", ha insistido Draghi en su rueda de prensa en Fráncfort, tras la reunión del Consejo de Gobierno, en la que ha evitado hablar del calendario electoral de las principales economías de la Zona Euro: "Debatimos sobre políticas (monetarias), no sobre la política".
Asimismo, ha reiterado que continúa la recuperación del crédito al sector privado y que la política monetaria ha sido un elemento clave para ello, y en consonancia para "la capacidad de recuperación de la economía durante los últimos años". "Desde mediados de 2014, la recuperación ha evolucionado de ser frágil y desigual en tener una base más sólida y amplia. La expansión del PIB trimestral ha sido consistentemente entre el 0,3% y el 0,8%", recuerda.
Sin embargo, el problema para el BCE es que la recuperación aún es lo suficientemente desigual para quedarse en una posición incómoda. La tasa de paro está por encima del 9% en la Eurozona mientras Alemania está cerca del pleno empleo, con un 5,8%. Esta circunstancia coincide con la represión financiera, ya que los tipos reales están en negativo (nominales menos inflación), lo que castiga al ahorro, uno de los pilares de la economía germana. Así, durante los últimos dos años la presión desde Alemania ha sido constante. El ministro de Finanzas y socio de Angela Merkel, Wolfgang Schäuble, llegó a acusar a Draghi de expropiar el ahorro de los alemanes y de fomentar el populismo y, ya en 2017, de la debilidad del euro.
BRECHA ENTRE ALEMANIA Y EL RESTO
A diferencia de la Reserva Federal (Fed), el BCE no tiene como objetivo el empleo, por lo que la Regla de Taylor, guía en algunos momentos en el pasado del banco central estadounidense, no se aplica en Europa. Si lo hiciera, arrojaría un tipo objetivo del 0% en la Eurozona y del 3,5% en Alemania, fruto de las divergencias en el empleo, calcula Jaume Puig, director general de GVC Gaesco. Esto es una prueba de la brecha que hay entre la locomotora europea y el resto, especialmente la periferia. El experto no espera cambios pronto desde Fráncfort, aunque "Draghi puede empezar a dar señales en las próximas reuniones y subir los tipos de depósito", opina. Los tipos de facilidad de depósito (remuneración del dinero que la banca deposita en el BCE) siguen en el -0,4%.
Lo anterior, junto con las elecciones de septiembre, disparan la presión en Alemania, que llega incluso a las altas esferas políticas. Para colmo, la delicada situación de Deutsche Bank no ayuda, al ser un banco "especialmente sensible a los tipos de interés frente al resto", asegura Goldman Sachs. Además, desde el Bundesbank han advertido este año que los tipos reales negativos fomentan el endeudamiento a largo plazo, lo que ha incentivado la compra de activos inmobiliarios con el riesgo de generar burbujas en diferentes regiones del país.
Pese a las reticencias de los políticos alemanes y de parte de la comunidad de economistas, hay un consenso de los expertos en favor de que los estímulos ultraexpansivos del BCE han impulsado la inflación. Es decir, han sido eficaces hasta ahora para alejar los fantasmas de la deflación y acercarse al objetivo. Una encuesta del instituto de la Universidad de Chicago IGM Forum sobre si el 'QE' ha reducido el riesgo de deflación entre decenas de economistas europeos es concluyente: el 62% asegura que sí ha tenido éxito.
En el mercado, las bolsas se mueven sin cambios tras la publicación de las decisiones del BCE. El Ibex pierde cerca de un 1%, en el entorno de los 10.600 puntos, con los bancos lastrando al selectivo. Las pérdidas son más moderadas en las principales plazas bursátiles del Viejo Continente. El euro, como antes de conocerse las conclusiones de la reunión, cotiza con pérdidas moderadas hasta los 1,088 dólares. En el mercado secundario de renta fija, la rentabilidad del bono alemán a 10 años cae levemente hasta el 0,34%, igual que ocurre con los títulos españoles, hasta el 1,66%. Así, la prima de riesgo española disminuye un 2% hasta los 133 puntos.