El reciente informe del ex primer ministro italiano Mario Draghi sobre la futura competitividad de Europa pone el foco en la urgencia de llevar a cabo reformas estructurales para impulsar el crecimiento del Viejo Continente y cerrar la brecha con China y EEUU. Pero la economía europea tiene ante sí importantes desafíos que ponen en entredicho sus perspectivas de expansión.
"Europa se enfrenta a toda una serie de retos, entre los que cabe citar el aumento de las brechas tecnológicas y de infraestructura digital, la fragmentación del mercado único y de capitales, el descenso de la población en edad de trabajar y la necesidad de equilibrar la descarbonización con los objetivos de competitividad, garantizando al mismo tiempo la seguridad de Europa dada la volatilidad de la geopolítica".
Es la opinión de Alvise Lennkh-Yunus y Brian Marly, analistas del sector público y soberano de Scope Ratings, para quienes abordar estos retos requiere, en última instancia, una mayor cooperación a nivel europeo en materia de política fiscal, comercial, energética y exterior, junto con importantes inversiones privadas y públicas, incluida la financiación conjunta.
"El informe Draghi estima que las necesidades de inversión anual adicional ascienden a unos 750.000-800.000 millones de euros, es decir, aproximadamente el 4,5% del PIB de la UE-27. El principal reto sigue siendo la financiación de estas inversiones adicionales, ya que los responsables políticos europeos siguen divididos sobre cuánta responsabilidad debe asignarse entre los niveles nacional y de la UE", detallan los expertos.
Con todo, desde la agencia de calififación creen que Europa afronta dos temas clave que van a lastrar su crecimiento: el bloqueo político en Alemania y Francia, y la brecha de productividad.
INCERTIDUMBRE POLÍTICA
Las perspectivas de crecimiento a medio plazo de Europa, estimadas en torno al 1,0-1,5%, están por debajo del 2,0% previsto para EEUU. Las reformas esbozadas por Draghi podrían reducir esta brecha, pero avanzar en la integración de la UE, como se propone en el informe, se encuentra con la oposición de partidos populistas y extremistas con agendas nacionalistas.
"En Francia (rating AA/Negativo), tres meses después de las elecciones anticipadas de julio, aún no está claro si el nuevo primer ministro puede formar un gobierno estable capaz de reducir materialmente el déficit presupuestario y promulgar importantes reformas por el lado de la oferta para impulsar el crecimiento económico", subrayan Lennkh-Yunus y Marly.
También prevén que es poco probable que el próximo Gobierno de Francia abogue por políticas que profundicen la integración europea antes de las elecciones presidenciales previstas para 2027.
"Del mismo modo, en Alemania (AAA/Estable), el reciente éxito de los partidos populistas de extrema derecha y extrema izquierda en Turingia y Sajonia pone de manifiesto la fragmentación del panorama político alemán. A medida que los partidos mayoritarios pierden terreno, el actual gobierno de coalición semáforo se debilita, reduciendo la probabilidad de nuevos estímulos económicos y reformas", añaden.
Además, con las elecciones generales previstas para octubre de 2025, los principales partidos no van a reformar la ley del freno de la deuda, que requiere una mayoría de dos tercios y el apoyo de la oposición conservadora.
"Esta inercia política también dificulta nuevas reformas a escala europea, aunque sean esenciales para impulsar la inversión y el crecimiento en Alemania y Europa", enfatizan los estrategas.
PRODUCTIVIDAD DIVERGENTE
El otro gran 'problema' de Europa y que impacta en su crecimiento es la brecha de productividad entre las economías del sur. "Por lo tanto, la aplicación plena y oportuna de las reformas e inversiones de la UE Next Generation y las inversiones hasta 2026, especialmente en Italia (BBB+/Estable) y España (A/Estable), son fundamentales", matizan en Scope.
"La diferencia de productividad entre los empleados de Europa Noroccidental y los de EEUU también ha aumentado hasta el 20% en 2023, frente al 10% en 1999, cuando se introdujo el euro. Sin embargo, esta diferencia se elimina una vez contabilizado el total de horas trabajadas", agregan.
Esto sugiere, según los analistas de la firma, que en Europa Noroccidental la cuestión no es tanto la productividad individual como el menor número de horas trabajadas en comparación con EEUU. "Uno u otro, o ambos, tienen que mejorar para elevar las perspectivas de crecimiento de Europa, lo que es posible como muestra Europa Central y Oriental, donde la diferencia de productividad con EEUU se ha reducido en los últimos 25 años", comentan.
Por otro lado, tanto la UE como EEUU se enfrentan a un descenso de la población en edad de trabajar, por lo que la afluencia neta de emigrantes será crucial.
"En Europa, el número de inmigrantes no es suficiente para compensar el descenso natural de la población en edad de trabajar, especialmente en Alemania, Italia y España. Este cambio demográfico subraya la creciente importancia del aumento de la productividad como motor del crecimiento económico en comparación con décadas anteriores. A menos que Europa aumente significativamente su capacidad para atraer e integrar a trabajadores extranjeros, las mejoras de la productividad serán fundamentales para mantener el crecimiento", concluyen en Scope Ratings.