- Sólo el 27% de la población mundial tiene una protección social adecuada, y más de la mitad no tiene ninguna cobertura
- La OIT calcula que casi 21 millones de personas en el mundo son víctimas del trabajo forzoso
Primero de mayo, Día Internacional del Trabajador. Desde su establecimiento en la mayoría de países por acuerdo del Congreso Obrero Socialista de la Segunda Internacional, celebrado en París en 1889, es la fiesta por excelencia del movimiento obrero mundial, una jornada de reivindicaciones sociales y laborales a favor de las clases trabajadoras. ¿De dónde surge este día festivo y cómo están actualmente las condiciones laborales?
Esta conmemoración homenajea a los llamados Mártires de Chicago, un grupo de sindicalistas anarquistas que fueron ejecutados en 1886. Por aquel entonces los trabajadores habían iniciado una lucha para conseguir una jornada laboral de 8 horas, cuando lo ‘normal’ era trabajar entre 12 y 16 diarias. Defendían una filosofía de 8 horas para trabajar, 8 para ocio y otras 8 para el descanso. Y es que en esos años la única limitación era la prohibición de no trabajar 18 horas consecutivas sin causa justificada, bajo pena de una multa de 25 dólares.
En esos años la única limitación era la prohibición de no trabajar 18 horas consecutivas sin causa justificada
En este contexto, el sindicato con más fuerza estableció que a partir del 1 de mayo de 1886 la jornada laboral máxima sería de 8 horas y amenazó a la patronal con una gran huelga si no accedían a su petición. De este modo, hubo muchos que lograron su objetivo pero otros que no lo consiguieron e iniciaron la huelga. En Chicago, los enfrentamientos entre los trabajadores y la policía fueron particularmente sangrientos y duraron cuatro días. Así, el 4 de mayo en una concentración en la plaza de Haymarket, un artefacto acabó con la vida de un policía, de cuya muerte se culpó a los trabajadores. Cinco de ellos fueron condenados a muerte y en su recuerdo se declaró a partir del 1 de mayo de 1889 el Día del Trabajador por acuerdo del Congreso Obrero Socialista de la Segunda Internacional.
¿CUÁNTO TRABAJAMOS AL AÑO?
Precisamente esa defensa por las 8 horas de trabajo es un aspecto llamativo, más aún en un contexto donde se lucha por la conciliación entre la vida familiar y laboral. Actualmente, la OCDE ha hecho una clasificación de los países en función de las horas que trabajan sus ciudadanos. Los españoles, por ejemplo, destinan 1.691 horas de trabajo al año, unas nueve jornadas de ocho horas menos que la media de la OCDE, que es de 1.766 horas. Una reducción importante si se compara con el dato de 1979, cuando la media de horas trabajadas al año en España era de 1.954.
Alemania, Países Bajón, Noruega, Dinamarca, Francia o Luxemburgo están entre los países que menos horas trabajan de media (alrededor de unas 1.500 al año), mientras que México, Costa Rica, Corea, Grecia o Chile superan las 2.000. Jesús Labrador, director del Máster en Recursos Humanos de ICADE Business School asegura, no obstante, que estos datos no están relacionados con la productividad. “La productividad depende de las condiciones físicas y ambientales en las que se realiza el trabajo, el diseño y organización de las tareas y su relación con el resto de tareas y funciones de la organización y por último de las características del trabajador como motivación, conocimiento y habilidades”. Por tanto, se entiende que no tiene por qué ser más productivo y eficiente el país que más horas trabaja.
¿CÓMO SE REPARTEN LOS SUELDOS?
En Bulgaria el salario mínimo es de 184,07 euros mensuales y en Luxemburgo 1.922,96 euros
Asimismo, el salario mínimo es otra de las condiciones laborales indispensables a tener en cuenta, ya que fija la cuantía retributiva mínima que percibirá el trabajador por su jornada legal, sin distinción de sexo, edad, sean estos fijos, eventuales o temporeros. En España, el Ministerio de Empleo y Seguridad social fijó en 707,60 euros el salario mínimo interprofesional para 2017. Una cantidad que contrasta con los 184.07 euros mensuales de Bulgaria y los 1.922.96 euros de Luxemburgo.
En este sentido, el profesor de Economía de Comillas ICADE, Emilio González, explica que “cuanto más alto sea el salario mínimo, menos trabajadores se contratarán si un salario mínimo alto no viene acompañado de una productividad igualmente alta”, detalla. A su juicio, el salario mínimo normalmente afecta a los trabajadores poco o nada cualificados, incluidos inmigrantes y jóvenes sin experiencia profesional. “Un salario mínimo elevado reduce las posibilidades de empleo de este tipo de trabajadores y, por tanto, de integrarse en el mercado laboral”. Por ello, no considera que el salario mínimo español, por ejemplo, sea justo ni injusto: “de considerarlo injusto, habría que pensar también en toda la gente que no tendría empleo si fuera más alto”.
ALGUNOS RETOS
Además, podría parecer que se ha avanzado mucho en el sistema de garantías y coberturas a los trabajadores. Sin embargo, sólo el 27% de la población mundial tiene una protección social adecuada, y más de la mitad no tiene ninguna cobertura.
También se han registrado avances en la seguridad y la organización del trabajo, si bien aún existe un elevado número de muertes en el mundo (6.300 personas al día o más de 2,3 millones al año) a causa de accidentes laborales o enfermedades relacionadas, según datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Un dato que convierte la seguridad laboral en un reto en la agenda internacional.
De aquellos que son explotados por individuos o empresas, 4,5 millones son víctimas de explotación sexual forzosa
Asimismo, el número global de niños en situación de trabajo infantil ha disminuido un tercio desde el año 2000, pasando de 246 millones a 168 millones. Sin embargo, la tasa de trabajo infantil continúa siendo muy elevada, sobre todo en África Subsahariana, la región de Asia y el Pacífico, América Latina y el Caribe.
El trabajo forzoso todavía existe, son lo que se llaman las nuevas formas de esclavitud y trata de seres humanos. La OIT calcula que casi 21 millones de personas en el mundo son víctimas del trabajo forzoso, alrededor de 19 millones son explotadas por individuos o empresas privadas y más de 2 millones por el Estado o grupos rebeldes. De aquellos que son explotados por individuos o empresas, 4,5 millones son víctimas de explotación sexual forzosa.
Un Primero de Mayo más, y aunque la mejora en las condiciones laborales han mejorado notablemente en las últimas décadas, queda mucho por hacer. Porque la protección social, la seguridad en el trabajo, la esclavitud o el trabajo infantil son solo algunos de los retos a los que el mundo se enfrenta en este Día Internacional de los Trabajadores.