En 2020, la deuda pública española aumentó un 23%, en línea con la media europea, por las medidas llevadas a cabo por el Gobierno para combatir la pandemia del Covid-19. Esto supone que la deuda de España ha crecido casi tres veces más rápido que su economía: un 347% en 25 años. Su deuda pendiente representa ahora el 120% de su Producto Interior Bruto (PIB) pero podría reducirse hasta el 112% del PIB para 2025, unos 8 puntos porcentuales.
Así se recoge en el el Sovereign Debt Index, un estudio elaborado por Janus Henderson en el que se analizan a largo plazo las tendencias del endeudamiento de los Gobiernos en todo el mundo, las oportunidades de inversión que ello ofrece y los riesgos que llevan aparejados.
"Igual que el resto de nuestros homólogos europeos, y para combatir las consecuencias de la pandemia a la que nos estamos enfrentando desde 2020, la deuda de España ha aumentado significativamente en el último año y se espera que siga aumentando en 2021. Si bien es cierto que el volumen de deuda se sitúa en niveles récord, la buena noticia es que los costes de financiación están en mínimos históricos (2% para España) con perspectivas de que se mantengan reducidos durante un tiempo ya que los bancos centrales continuarán actuando sobre los tipos de interés", señala el director adjunto de Janus Henderson en España, Juan Fierro.
DEUDA PÚBLICA MUNDIAL
La deuda pública mundial aumentó en 2020 hasta alcanzar la cota récord de 62,5 billones de dólares. En España aumentó un 23%, llegando a los 1,6 billones de dólares. Los Gobiernos de todo el mundo asumieron un nivel de deuda equivalente a ocho años de endeudamiento en 2020 para combatir la pandemia mundial, incrementando así su deuda en más de un sexto (17,4%).
En un contexto en el que ocho de cada diez países del índice entraron en terreno de recesión, los gobiernos incorporaron 9,3 billones de dólares al total. Esto equivale al 14,8% del PIB mundial, una proporción mayor de lo que se necesitó para estimular la economía tras la crisis financiera mundial. El cómputo de la deuda pública mundial cerró el año en una cota récord de 62,5 billones de dólares, un nivel que casi cuadriplica el total de 1995 (+273%) y equivalente a 13.050 dólares por persona.
La deuda española en su lugar, terminó 2020 con una deuda 1,6 billones de dólares, 35.085 dólares por persona, por debajo de la media europea, que corresponde a 41.607 dólares por ciudadano.
Las economías de mayor envergadura fueron las que más endeudamiento asumieron en 2020, pero Reino Unido presentó el mayor déficit presupuestario. Algunos países han contraído más deuda que otros para hacer frente a los retos que trajo consigo el año pasado. En términos absolutos y como es natural, las economías de mayor envergadura se endeudaron en mayor medida. Solo EEUU, Japón y China representaron más de la mitad del endeudamiento público nuevo en todo el mundo en 2020.
En relación con el tamaño de su economía, el mayor deudor fue Reino Unido, con un déficit presupuestario equivalente a un quinto de su PIB, pero EEUU, Brasil, Sudáfrica, España, Canadá, Japón y Singapur también presentaban déficits de al menos un octavo del tamaño de sus economías. Suecia y Suiza se situaron entre los países que menos deuda contrajeron, pero ningún otro país se acercó a Taiwán, cuya deuda se mantuvo prácticamente inalterada en términos interanuales en relación con el PIB, dado que su enérgica respuesta a la pandemia posibilitó la expansión de su economía.
Incluso antes de la pandemia, los gobiernos del mundo presentaban una situación de déficit en todos y cada uno de los últimos 25 años, dado que el gasto superaba el importe recaudado mediante impuestos. Afortunadamente, la economía mundial también creció de forma sustancial, impulsando con ella la estructura de la deuda mediante una base fiscal más amplia, pero, con todo, el aumento de la deuda pública ha superado al crecimiento económico en un quinto.
DEUDA BARATA DE FINANCIAR
No obstante, esta deuda resulta barata de financiar. A pesar de un endeudamiento drásticamente superior, el coste del servicio de toda esta deuda no ha aumentado. En 2020, los gobiernos del mundo tenían que pagar solo un 2% por sus préstamos, en comparación con el 7,6% en 1995. Este importante descenso en los tipos conlleva que la carga de intereses en todo el mundo solo ha aumentado algo más de un quinto, a pesar de que la deuda se sitúa en un nivel casi cuatro veces superior.
En relación con el PIB, la carga de intereses se ha reducido en más de la mitad desde 1995. Ningún país presente en el índice de Janus Henderson pagó un interés más elevado en 2020 que en 1995.
Por otro lado, los Gobiernos financian sus déficits mediante la emisión de bonos para los inversores que pueden comprarse y venderse en los mercados financieros. El descenso sostenido de los tipos de interés en los últimos 25 años ha generado unas rentabilidades significativas para los inversores en renta fija.