Que el Banco Central Europeo (BCE) actúe con determinación. Es lo que se prevé que pase la próxima semana, cuando el organismo anuncie una nueva subida de tipos de interés, que en este caso se espera aún mayor que la acometida en julio. Ante una economía en grave situación, no importa que el BCE mantenga una política agresiva, puesto que, haga lo que haga, la recesión ya parece inevitable en la zona euro.
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Recesión, racionamiento de energía y precios más altos: negro final de año para la eurozona"Ahora esperamos que el BCE suba 75 puntos básicos los tipos en septiembre, a lo que seguirán 50 puntos en octubre y 25 puntos en diciembre", comentan en Danske Bank. "Creemos que la zona euro se enfrentará a una recesión y también reconocemos que, incluso sin el endurecimiento del BCE, la economía europea se encontraba en una situación grave al principio con un empeoramiento de la crisis energética", añaden.
Como explican, varias fuentes aseguran que se discutirá un aumento de 75 puntos en la reunión de septiembre. "Si bien originalmente habíamos anticipado que el BCE solo subiría 50 puntos la próxima semana, esperamos que los halcones tengan ventaja y como Schnabel, Holzmann, Kazaks, Knot aparentemente están todos a favor de un movimiento de 75 puntos y Rehn y Villeroy mencionaron que era de esperar un movimiento significativa en septiembre, juzgamos que el BCE seguirá los pasos de la Reserva Federal (Fed) y subirá 75 puntos en la reunión de septiembre", dice un informe de la entidad alemana.
De cara al futuro y suponiendo que la determinación del BCE de luchar contra la inflación siga vigente, incluso cuando la economía europea se dirige a una recesión acompañada de un mayor desempleo, "prevemos que el BCE suba 50 puntos en la reunión de octubre y 25 puntos en la de diciembre. Reconocemos que la incertidumbre es alta en las últimas dos alzas. De cara a 2023, la perspectiva es muy incierta y, por ahora, nos mantenemos con una subida de tipos acumulada de 150 puntos básicos, pero podría haber más en función de la gravedad de la recesión europea".
Destacan como importante el discurso de Isabel Schnabel, miembro de la junta ejecutiva del BCE, que apoya otra gran subida de tipos de interés en septiembre. "En julio decidimos subir los tipos en 50 puntos básicos porque estábamos preocupados por las perspectivas de inflación", pero "las preocupaciones que teníamos en julio no se han disipado", decía recientemente, añadiendo que "hay fuertes señales de que el crecimiento se desacelerará y no descartaría que podamos entrar en una recesión técnica".
LOS DOS CAMINOS DE LOS BANCOS CENTRALES
Durante la conferencia de Jackson Hole, Schnabel dijo que los bancos centrales pueden tomar dos caminos. El primero es el de precaución, en línea con la opinión de que la política monetaria es la medicina equivocada para hacer frente a los choques de oferta. El segundo es el de determinación, con una respuesta contundente a la inflación incluso en el riesgo de un menor crecimiento y un mayor desempleo.
Pero cree que los bancos centrales deberían actuar con determinación ahora. Entre las razones está la incertidumbre de la inflación, la credibilidad y el coste de actuar demasiado tarde. "Si un banco central subestima la persistencia de la inflación, como lo hemos hecho la mayoría de nosotros durante el último año y medio, y si, como resultado, tarda en adaptar sus políticas, los costes pueden ser sustanciales".
"Nuestra próxima reunión de política monetaria de septiembre será el comienzo de una nueva etapa", ha asegurado, por su parte, el economista jefe del BCE, Philip Lane. A partir de entonces, el organismo aplicará un enfoque "reunión por reunión" en la fijación de los tipos de interés.
El pasado julio, el BCE sorprendió al mercado al optar por subir los tipos de interés en 50 puntos básicos. El incremento del doble de lo avanzado por el banco central se alejaba del preanuncio monetario de junio, cuando anticipó un alza del precio del dinero de 25 puntos. Los mercados contemplan una subida total de entre 125 y 150 puntos básicos este año. Las actas de esta reunión reflejan que el temor a una inflación descontrolada era lo suficientemente grande como para justificar un aumento de tipos de interés mayor al señalado. Sin embargo, se planteó la preocupación de que, si el Consejo de Gobierno se desviaba de su guía anterior y sorprendía a los mercados con un aumento mayor al esperado, esto se sumaría a las incertidumbres prevalecientes en el mercado.