España ha alcanzado en marzo la cifra récord de 21 millones de afiliados a la Seguridad Social. A pesar de la mejora del rendimiento del mercado laboral, el desempleo juvenil y el de larga duración revelan aún un importante paro estructural. Ambos "problemas" son los principales desafíos del mercado laboral español.
Así queda reflejado en el último número de 'Cuadernos de Información Económica', publicación editada por Funcas, donde se pone de manifiesto que "apenas el 24% de las personas de entre 15 y 24 años en España tiene empleo", casi ocho puntos menos que la media de la UE y la mitad que en países del norte de Europa como Alemania.
Raymond Torres y Ma Jesús Fernández explican que el funcionamiento del mercado laboral ha evolucionado, acercándose a los estándares europeos. "El empleo es menos procíclico, algo que ayuda a evitar subidas excesivas del paro en fases recesivas. Las reformas y la transformación demográfica podrían explicar este cambio saludable de comportamiento", señalan.
No obstante, advierten de que queda mucho camino por recorrer para mejorar el rendimiento del mercado laboral.
"Las cifras de contratos firmados y de bajas de afiliación mensuales apuntan hacia una reducción en términos netos en la rotación de trabajadores, a pesar de haberse producido efectivamente un incremento de esta en el grupo de asalariados indefinidos", explican los analistas de Funcas.
Y lo jóvenes acaparan gran parte de las dificultades. "El nivel elevado del paro de larga duración y la difícil transición de los jóvenes a la vida activa evidencian la persistencia de un importante paro estructural", comentan.
La dificultad para entrar en el mercado laboral durante la crisis financiera ha complicado especialmente las posibilidades de los jóvenes.
En cuanto al desempleo de larga duración, esto es, las personas que buscan activamente empleo desde hace más de un año, y que representan más del 4% de la población activa, el doble de la media europea, revela dos dificultades, según Funcas.
La primera es la "escasez de recursos humanos en los servicios públicos de empleo que atienden a los parados"; y la segunda, el bajo nivel de formación de parte de la población activa.
"Casi la tercera parte de los activos en España tienen un nivel de formación inferior a la secundaria completa, frente a una media del 20% en la eurozona, o del 17% en la UE. Todo ello incide negativamente en la empleabilidad", añaden.
En este sentido, Marina Asensio y Javier Serrano recuerdan que, en poco más de 15 años, los jóvenes españoles han sufrido el impacto de dos crisis económicas, lo que ha afectado a su bienestar presente y a sus expectativas de futuro.
"En 2022 más de un tercio (35,7%) de las personas de entre 20 y 34 años vivía en áreas funcionales de los cinco municipios más poblados de España, 2,5 puntos porcentuales más que en 2012. Solo las dos grandes urbes españolas (Madrid y Barcelona) acogen al 27,1% de los jóvenes españoles", subrayan.
Asimismo, en la última década, el coste del alquiler residencial en España ha experimentado un incremento significativo, con un aumento del 27,7% entre 2015 y 2022, superando el crecimiento de los ingresos de los hogares.
De hecho, Desiderio Romero, experto de Funcas, cree que esta tendencia se ha intensificado después de la pandemia, con un creciente número de hogares destinando más del 30% de su presupuesto al alquiler.
Tras el importante aumento de los beneficios del sector bancario español en 2023, y en pleno debate sobre si está justificada una mayor carga impositiva para el sector, Santiago Carbó y Francisco Rodríguez indican que la rentabilidad "no solo sirve para reforzar las reservas de un banco, esenciales para su solidez y capacidad de enfrentar adversidades, sino también para financiar expansiones, inversiones y, en última instancia, para estimular la actividad económica".
Varias magnitudes relativas sugieren que el aumento de beneficios es una recuperación de parte de la rentabilidad perdida desde antes de la pandemia, si bien llaman a la prudencia.
Además, estiman que si se analizan las cotizaciones bancarias con una perspectiva de largo plazo se aprecia que el sector venía de niveles muy reducidos de rentabilidad en lo que ha sido una recuperación progresiva de los niveles pre-pandemia.
"El crédito a familias y empresas en tasa interanual sigue cayendo, lo que se debe principalmente a una caída de la demanda por un aumento de los costes de financiación. Esto implica también establecer cierta prudencia por posibles aumentos de la morosidad, en la medida en que esta puede acabar reflejando el impacto del endurecimiento de las condiciones de financiación", concluyen en Funcas.