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Norbet Walter-Borjans y Saskia Esken (SPD)

El debate está servido en Alemania. La victoria de la candidatura más de izquierdas a liderar el SPD, la comandada por Norbert Walter-Borjans y Saskia Esken, ha puesto sobre la mesa la posibilidad de un mayor estímulo fiscal en el país. La nueva dirección de los socialdemócratas, crítica con la coalición de Gobierno con el CDU de Angela Merkel, presionara para elevar el gasto, aunque no todos los analistas creen que lo puedan conseguir. De hecho, es un escenario que la firma alemana de análisis Berenberg descarta.

"Por el momento, la política fiscal alemana no será mucho más expansiva de lo que ya es", dicen estos expertos, que ven lógicas las esperanzas que muchos han puesto en los nuevos líderes del SPD, aunque creen que sugerir que su ascensión supondrá un giro radical en Alemania es "exagerado".

Sobre todo porque Walter-Borjans y Esken han hablado de elevar el gasto en infraestructuras, promulgar leyes más duras sobre el cambio climático y aprobar un gran paquete de medidas de estímulo para ayudar a la economía alemana a superar su actual debilidad, aunque eso suponga tener déficit presupuestario. Medidas, todas ellas, que van en contra de lo que defienden Merkel y los suyos, que siguen defendiendo la política de equilibrio presupuestario, conocida como el 'cero negro'.

Se ha hablado de que la posibilidad de que el SPD amenace con romper la coalición con la CDU e intente derrocar a la canciller hará que el Gobierno alemán de un giro a su política fiscal, aunque en Berenberg descartan este escenario por cuatro razones:

1. Alemania ya ha garantizado un estímulo de aproximadamente el 0,5% del PIB en 2020, tras una expansión del 0,3% en 2019.

2. Aumentar la inversión pública más rápido de lo previsto es "casi imposible" debido a la lentitud de los procedimientos de planificación, la lentitud de los procedimientos judiciales y la falta de mano de obra cualificada. La construcción se ha visto afectada por limitaciones de capacidad que sólo pueden aliviarse gradualmente mediante una expansión continua de ese sector, dice la firma de análisis germana.

3. Mientras que el SPD siga en el Gobierno, Olaf Scholz (lideraba la otra candidatura para dirigir el SPD junto a Klara Gaywitz, que aunque partía como favorita no ha logrado el respaldo de los miembros del partido) seguirá siendo ministro de Finanzas. Es el representante del ala más centrista del partido, por lo que su presencia garantiza cierta continuidad. Es más, dice Berenberg, "si el SPD se retira del Gobierno, algo a lo que atribuimos una probabilidad del 45%, el SPD tendría menos influencia en la política fiscal, en lugar de más".

4. La CDU/CSU hablará muy probablemente con los nuevos líderes del SPD una vez que éstos hayan aclarado sus ideas en la convención del partido que tendrá lugar del 6 al 8 de diciembre. Pero "la CDU es muy reacia a ceder mucho", y los conservadores se inclinan, de hecho, por seguir adelante con las políticas que se han adoptado hasta ahora. Merkel y los suyos no creen que un país como Alemania, con pleno empleo y una grave escasez de mano de obra cualificada, necesite un mayor estímulo fiscal. "Para muchos en la CDU el 'cero negro' es una política clave que atrae a su base entre los votantes. Por supuesto, si los ingresos fiscales no alcanzan las previsiones debido a una recesión económica inesperadamente profunda, no se endurecería la política fiscal para evitar un déficit fiscal. Pero a menos que se produzca una recesión grave, no aprobarán un presupuesto que prevea un déficit significativo", defienden estos expertos.

PEQUEÑAS CONCESIONES Y CONSECUENCIAS

Aún queda por ver qué es exactamente lo que exigen los socialdemócratas para seguir en el poder. "Las pequeñas concesiones son posibles para la CDU", afirma el equipo de análisis de Berenberg, que cree, no obstante, que los conservadores solo renegociarán el acuerdo si el SPD también cede terreno, por ejemplo, acordando una reforma significativa del impuesto de sociedades, y "es poco probable que los nuevos líderes del SPD de izquierdas lo acepten".

Eso abriría la puerta a unas elecciones anticipadas, aunque los expertos de la firma alemana creen que los socialdemócratas seguirán en la coalición y mantendrán a Merkel en el poder hasta el final del mandato, que cumple en septiembre de 2021. Primero, porque la mayoría de los votantes del SPD estaban a favor de Scholz, por lo que es probable que en la convención del partido la mayoría de los miembros del partido defiendan la permanencia en el poder.

Segundo, porque "el SPD tiene más que temer de las nuevas elecciones que cualquier otro partido" tras haber caído a una estimación de voto del 15%, lejos del ya sombrío 20,5% que obtuvo en 2017. "El partido podría perder más de una cuarta parte de sus escaños en el Bundestag", algo a lo que quizá no quiera arriesgarse, estima la firma de análisis, que cree posible que la CDU atraiga más votantes indecisos en respuesta a la inclinación del SPD hacia una postura de izquierdas "menos responsable".

Y tercero, porque en Alemania, donde todos son muy conscientes de lo necesaria que es la estabilidad, el hecho de al SPD se le pueda culpar del la convocatoria de nuevas elecciones se considera más algo característico de "un perdedor de votos que de un ganador de votos". "Sin Merkel como canciller y en reacción a la inclinación del SPD a la izquierda, la CDU/CSU conservadora puede endurecer su propia posición" sobre la política fiscal, por lo que llegar a acuerdos en ambas Cámaras alemanas, el Bundestag y el Bundesrat, "podría ser más difícil y no menos difícil después de Merkel", concluye Berenberg.

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