- Su volatilidad y su inseguridad son algunos de los principales factores
- Por otro lado, consideran que existen signos clásicos de burbuja muy avanzados
Se acaba 2017. Un año donde Donald Trump ha visto cómo el bitcoin le robaba los focos del mercado. La criptomoneda más famosa se ha revalorizado en este período cerca de un 1.500%. Su precio se sitúa en los 15.726 dólares, aunque en este mes ha llegado a rozar los 20.000 dólares. Unos datos que generan controversia en el mercado. Por ello, los analistas del banco estadounidense Citibank han realizado un informe que busca explicar “¿cómo de malo es el bitcoin para el mundo?”.
Los expertos ofrecen cuatro síntomas de esta posible ‘enfermedad’. Desde Citi entienden que la criptomoneda más famosa tenga un grupo significativo de detractores. “Buscamos dar una visión general a algunos de sus problemas e intentamos valorar cómo de problemático puede ser el bitcoin para los mercados emergentes”, indican en su informe.
1. Demasiado volátil. Los analistas de la entidad estadounidense consideran que el bitcoin es “demasiado volátil para servir como medio de pago en transacciones o, incluso, como valor reserva”, afirman. Un hecho que justifican apuntando que esta criptomoneda ha tenido una desviación estándar del 6,7% entre 2010 y 2017, mientras que la divisa más volátil o el oro se sitúan cerca del 1% en el mismo período.
“Esto es algo más que un simple el comportamiento de una moneda joven y de rápido crecimiento. Es un hecho estructural”, indican los expertos de Citi. También en este punto hacen mención a Satoshi Nakamoto, el desconocido creador del bitcoin. “Es justo suponer que no es un economista, porque la oferta fija y la demanda fluctuante no generarán un comportamiento de precios estable. Por lo tanto, continuará siendo un activo altamente especulativo”, añaden. Esta volatilidad estructural provocará, según los analistas, que el bitcoin no sea el ganador en las próximas guerras de criptomonedas.
2. El bitcoin es un derroche económico. “Necesita grandes cantidades de electricidad, ya que su minado es muy exigente”, destacan desde el banco estadounidense. Es más, en su informe recuerdan que el minado de bitcoin utiliza la misma cantidad de energía que la que consume Dinamarca, e incluso consideran que irá a más. “Cuando la minería bitcoin golpee de forma significativa los precios de la electricidad, los gobiernos tendrán un nuevo incentivo para su prohibición”, indican.
3. Poco seguro. Los analistas consideran que esta divisa es insegura en el presente, pero que puede serlo aún más en el futuro con la llegada de la computación cuántica. En primer lugar, "ha habido varios hackeos, no al bitcoin, sino a las carteras donde se guardan los bitcoins y esto ha llevado al robo de bitcoin”, afirman.
Un hurto que califican como “desconcertante”, ya que parece difícil “presentar una denuncia policial o asegurar la pérdida de dichos objetos de valor”, afirma Citi. En segundo lugar, indican que la llegada de la computación cuántica imprime un riesgo mayor a la seguridad de esta criptomoneda, ya que se podrán crear claves privadas a partir de claves públicas.
4. Facilita la actividad ilegal. “El bitcoin puede facilitar el traslado de la riqueza de la economía real a la economía sumergida”, avisan. Una de las principales características de las criptomonedas es el anonimato, destaca Citi, y esto favorece el uso criminal de esta divisa digital en lugares como la 'dark-net'. Los expertos apuntan que este hecho se demuestra observando que el mayor número de operaciones de bitcoin se realiza en los países con mayor tasa de economía sumergida.
Además de estos cuatro síntomas, Citi añade dos factores más que se debe tener en cuenta con esta criptomoneda. Por un lado, los analistas consideran que el bitcoin “manifiesta signos clásicos de una burbuja, similar a los que se que vivieron las compañías puntocom, que se manifiesta en su pobre diseño”, señalan en su informe. Esta posibilidad abre la puerta a la intervención estatal en la problemática del bitcoin. “Los gobiernos más expuestos, como es el caso de Rusia, Nueva Zelanda, Nigeria y Ucrania, intervendrán si su precio se dispara por encima de los 60.000 dólares”, concluyen los analistas.