- En pleno debate sobre la sostenibilidad de las pensiones, los expertos proponen posibles soluciones
El tema sobre la jubilación y las pensiones preocupa a la sociedad. En pleno debate sobre la sostenibilidad de este sistema en España, esta semana el expresidente del Gobierno, José María Aznar, hizo unas declaraciones que no pasaron desapercibidas: "Si no hacemos nada se empobrecerán las pensiones, hay que jubilarse a los 70 años". Pero, ¿es inevitable el retraso de la edad de jubilación?
Precisamente en un país donde solo el 4,9% de los españoles de entre 65 y 69 años sigue trabajando, una cifra que se sitúa en la penúltima posición de la Unión Europea, según la oficina de estadísticas comunitaria Eurostat, la edad de jubilación se convierte en un aspecto considerable a la hora de establecer un modelo que garantice el Estado del Bienestar.
Y es que el coste de las pensiones públicas continúa al alza. De hecho, el pasado mes de febrero este pago marcó la cifra récord de 8.660,6 millones, un 3,03% más que en el mismo mes de 2016. Todo ello en un contexto en el que la población en edad de trabajar se reduce a medida que aumenta la población mayor de 65 años. De tal modo que, en un sistema donde las pensiones se financian con las cotizaciones a la seguridad social, si los cotizantes son cada vez menos y los jubilados cada vez más, la situación se convierte en uno de los mayores desafíos a los que se enfrenta la economía española en el futuro.
Para abordar este problema estructural, condicionado por el patrón demográfico, el mercado de trabajo y la organización productiva del país, desde distintos organismos proponen una serie de actuaciones que ayuden a solventar la sostenibilidad del sistema y el retraso en la edad de jubilación.
Evolución del gasto en pensiones (Fuente: Porcentual)
1. Desincentivar las prejubilaciones masivas en las grandes empresas y fomentar la vida laboral más allá de los 67 años en los casos que sea posible. Los expertos coinciden en que esta medida repercute positivamente en la población activa y en la reducción del gasto en pensiones. “Hay que adaptarse a una nueva realidad socioeconómica caracterizada por el incremento de la esperanza y las condiciones de vida, el retraso en la incorporación al mercado laboral y la mayor automatización y digitalización de los puestos de trabajo, entre otros factores”, aseguran desde El Círculo de Empresarios. Asimismo, Fernando Tomé, decano en la Universidad Antonio de Nebrija, propone combinar la jubilación con cierta actividad profesional, de tal manera que una pensión más pequeña, pueda ser complementada con ingresos por rendimientos del trabajo. “Una opción muy limitada actualmente”, sintetiza el profesor.
2. Financiar las pensiones no contributivas (viudedad, orfandad) con los Presupuestos Generales del Estado y no desde el Sistema de la Seguridad Social, lo que implicaría una subida de impuestos. La Fundación Inverco calcula que con esta propuesta el sistema volvería a entrar en un ligero superávit en el año 2.022 que alcanzaría un máximo de +0,47% y que duraría hasta el año 2.038.
3. Creación de cuentas nocionales de manera progresiva, al igual que ya hacen otros países como Suecia e Italia. Este sistema, es una especie de seguridad social individualizada, que permite registrar las aportaciones individuales de cada cotizante y los rendimientos correspondientes a su vida laboral. “Este mecanismo tiene como ventaja un mayor conocimiento de la situación financiera al establecer una relación más estrecha entre las cotizaciones y las pensiones de los individuos. Por otro lado, mejora la percepción y la transparencia sobre las posibles rentas futuras de los individuos, facilitando su previsión y sus decisiones de ahorro”, asegura el informe de El Círculo de empresarios.
4. Implantar un sistema obligatorio de ahorro para la jubilación. Es decir, dedicar un porcentaje del salario bruto a un producto de ahorro, ya sea a un plan de pensiones o a un seguro. En este caso, Inverco propone instaurar un sistema de capitalización con aportaciones del 2% del salario por las empresas y otro 2% por los trabajadores. Según sus estimaciones, “los fondos acumulados nominales en este pilar de capitalización alcanzarían el 21% del PIB”.
5. Calcular la pensión sobre más años cotizados. Los expertos coinciden en otra de las alternativas y es que se aumenten los 25 años que se tienen en cuenta en el cálculo de la base reguladora de la pensión. O lo que es lo mismo: pensiones más bajas. “Esta medida aumentaría la proporcionalidad del sistema, es decir, la relación entre las pensiones percibidas y las cotizaciones efectuadas, como ocurre en Austria, Finlandia, Portugal y Suecia”, sostiene el Círculo de Empresarios.
6. Reformar el mercado laboral. Se considera necesario en el sector una reforma en el mercado de trabajo para reducir el paro estructural. Proponen simplificar el sistema de contratación y plantear un nuevo esquema de cotizaciones a la Seguridad Social para buscar un mayor equilibrio entre lo que paga el empleado y el empleador, como ocurre en Reino Unido, Alemania o Austria. Gloria Claudio, profesora de economía de la Universidad Francisco de Vitoria, insiste además en la necesidad de crear empleo de calidad que “realmente permita aumentar las cotizaciones”.
7. Introducir medidas fiscales, como las deducciones en el IRPF, orientadas a incentivar el ahorro privado, especialmente en planes de pensiones.
8. Fomentar la educación sobre finanzas personales y previsión hacia el futuro. El fin de esta medida es hacer conscientes a los ciudadanos de su corresponsabilidad con el Estado de Bienestar en la lucha contra el fraude y la economía sumergida.
9. Ligar la revalorización de las pensiones a la productividad y apostar por la eficiencia de las Administraciones Públicas siguiendo la experiencia de Suecia.
10. Impulsar la natalidad y la incorporación de la mujer al mercado laboral, profundizando en la reforma de los permisos parentales, las ayudas fiscales a las familias y los medios para el cuidado de niños en edad preescolar (entre 0 y 3 años).
El sistema público de pensiones es la piedra angular del Estado del Bienestar, su situación actual es delicada y por ello es necesario tomar distintas medidas desde varios frentes que lo hagan sostenible. “Es insuficiente buscar una única solución, necesita una verdadera reforma apoyada por todos los agentes sociales y fuerzas políticas para que se convierta en una prioridad y en ningún caso un tema de disputa y lucha política”, concluye la profesora Gloria Claudio.