Las tensiones relacionadas con el sector bancario en EEUU y Suiza marcaron la reunión de política monetaria que el Banco Central Europeo (BCE) celebró en marzo. Esta crisis supone una incertidumbre adicional en torno al escenario base de crecimiento e inflación de la zona euro, pero garantizar la estabilidad financiera es un "requisito previo para la estabilidad de precios".
Así lo ha destacado el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, durante su intervención en un acto organizado en Washington por Brookings Institution, en el que ha reiterado que "si bien el sector bancario europeo es resistente, con fuertes posiciones de capital y liquidez, estamos monitoreando de cerca estas tensiones financieras y estamos listos para responder cuando sea necesario para mantener la estabilidad financiera y de precios en la zona euro".
De Cos ha afirmado que los bancos centrales a nivel de mundial se encuentran en un momento muy desafiante respecto a sus políticas monetarias y que los recientes problemas bancarios han provocado que el enfoque se vuelva aún más dependiente de los datos.
"Nuestra futura política monetaria dependerá de cómo se materialicen las distintas fuentes de riesgos, incluidos los observados en los mercados financieros en las últimas semanas", ha añadido.
El banquero central, no obstante, ha indicado que, aunque hasta ahora las implicaciones de las tensiones en el sector bancario "se han contenido", han dado lugar a un cierto endurecimiento de las condiciones financieras generales de la zona euro.
Asimismo, ha advertido que de persistir o agudizarse, "estas tensiones podrían conducir a un endurecimiento de las condiciones crediticias más acusado de lo esperado y erosionar la confianza y dar lugar a un escenario de crecimiento económico más moderado y una inflación a la baja más acelerada".
Precisamente, en cuanto a la inflación, prevé que siga en niveles altos durante el resto de 2023, aunque con una trayectoria descendente que la llevará al 2,8% en el último trimestre del año.
"Esta caída de la inflación se explica principalmente por el componente energético, mientras que se espera que la inflación subyacente se mantenga elevada. En concreto, las proyecciones del BCE apuntan a una inflación media del 5,3% en 2023, antes de descender al 2,9% en 2024 y al 2,1% en 2025", ha aseverado.
Con todo, ha querido dejar claro que todas estas proyecciones están sujetas a diversas fuentes de incertidumbre como la resiliencia de la economía de la zona euro, las tensiones en el sector bancario y la política fiscal.
"Es por eso que enfatizamos que la trayectoria de la tasa depende de los datos. Esto significa, que ni estamos comprometidos ni terminamos con nuevas subidas de tipos", ha puntualizado.
De Cos también ha hecho referencia a los posibles efectos de segunda ronda de la inflación y ha detallado que para evitarlos "es fundamental asegurar que las expectativas de inflación se mantengan ancladas en niveles consistentes con el objetivo de estabilidad de precios".