La crisis del coronavirus ha provocado el cierre de 204.830 empresas con, al menos, un trabajador en plantilla, y el cese de la actividad de 323.778 autónomos entre el primer y el tercer trimestre del 2020, según el INE.
Concretamente, de las 1.190.870 compañías con encargados a su cargo que existían a principios del 2020, un 17,2% ha sido incapaz de sobrevivir a la pandemia.
En el caso de los autónomos, de los casi 3 millones que se contabilizaban a 1 de enero del año pasado, el 10,8% se quedó por el camino pasados nueve meses. Estadística constata que el recurso a los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) contribuyó a mejorar la supervivencia de las empresas.
De las empresas existentes a 1 de abril, lograron sobrevivir el 98,7% de las que se habían acogido a un ERTE en el primer trimestre, frente al 95,3% de las que no recurrieron a esta medida.
De las existentes a 1 de julio, el porcentaje de supervivencia de las empresas que utilizaron un ERTE fue del 97,7%, frente al 94,6% de las que no se acogieron a esta herramienta.
Así, según el INE, la contribución de los ERTE a la supervivencia de las empresas ha representado un diferencial de al menos tres puntos respecto a la población no acogida a este instrumento.
La incidencia más importante de los ERTE se produjo en el primer trimestre, cuando el 22,7% de las empresas tenían al menos un asalariado en ERTE. Este porcentaje se redujo hasta el 15,6% en el segundo trimestre y subió hasta el 16,3% en el tercero.
LAS EMPRESAS PEQUEÑAS Y LOS AUTÓNOMOS MÁS JÓVENES, LOS MÁS AFECTADOS
En el primer trimestre de 2020, cuando se declaró la pandemia del Covid (a mediados de marzo entró en vigor el primer estado de alarma en España), más de 140.000 empresas perdieron toda su plantilla, aunque algo más de una de cada cuatro se reactivó en el segundo trimestre, volviendo a contratar trabajadores.
En el caso de los autónomos, 190.080 causaron baja en el primer trimestre, reactivándose 26.555 de ellos en el segundo trimestre. En éste se produjeron 66.643 bajas de autónomos, de los que 5.465 se reactivaron en el tercer trimestre. Entre julio y septiembre, las bajas de los autónomos superaron las 102.000.
Las pequeñas empresas con empleados fueron las que más sufrieron en los nueve primeros meses de 2020: el 21,5% de las empresas con cinco o menos asalariados se quedó por el camino entre principios de año y el final del verano, frente a menos del 2% en el caso de las empresas con más de 100 trabajadores en plantilla.
Por su parte, los autónomos menores de 30 años padecieron en mayor medida la crisis del Covid, pues uno de cada cinco (20,7%) causó baja en los nueve primeros meses del año pasado, en contraste con el 13,2% de los de 30 a 39 años; del 12,8% de los de 60 y más; del 9,8% de los de 40 a 49 años, y del 7,7% de los 50 a 59 años.
Estadística subraya que la incidencia de la pandemia no fue homogénea para los diferentes territorios. Los más afectados, por presentar las peores tasas netas de crecimiento de empresas, fueron Andalucía (-11,8%), Extremadura (-10,1%) y Canarias (-9,4%). En sentido contrario, Baleares (-2,3%) y País Vasco (-3,6%) presentaron las tasas menos negativas.
Entre los cinco municipios más grandes de España, Sevilla registró el mayor porcentaje de bajas empresariales en el primer trimestre del año pasado, con un 13%, en tanto que Zaragoza presentó el mayor porcentaje de bajas de autónomos (7,1%).
En el caso de los ERTE, de los cinco municipios más grandes, Valencia es el que registró el mayor porcentaje de empresas acogidas a ERTE, con un 26,4% en el primer trimestre, mientras que Zaragoza experimentó el mínimo, con un 10,3% en el tercer trimestre.