El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, cree que, "a pesar de la noticia extraordinariamente positiva que supuso la disponibilidad de las vacunas y el lanzamiento de las campañas de vacunación desde finales del año pasado, se prevé una elevada persistencia de la crisis".
Así lo ha señalado este miércoles durante su intervención en un acto celebrado en la Universidad Autónoma de Madrid en el que se ha tratado el tema de la política monetaria del Banco Central Europeo (BCE), su respuesta frente a la crisis pandémica y los desafíos futuros.
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AztraZeneca, Pfizer, Moderna... ¿cuál es más segura y cuál produce más reacciones?En su intervención, ha recordado que, de acuerdo con el escenario central de las últimas proyecciones realizadas por el Eurosistema, publicadas en diciembre y que se actualizarán la semana que viene, la economía del área del euro no recuperaría el nivel del Producto Interior Bruto (PIB) previo a la crisis hasta el segundo trimestre de 2022, momento en que se situaría todavía un 3,7% por debajo del nivel previsto para ese trimestre antes de la crisis.
En cuanto a las perspectivas de inflación del área del euro, el BCE preveía una cierta recuperación para el presente año, pasando del 0,2% en 2020 -finalmente registró un alza del 0,3%- al 1%, recuperación que continuaría en 2022 y 2023 hasta el 1,1% y 1,4%,respectivamente. Estos valores, no obstante, están alejados del objetivo de estabilidad de precios, definido como una inflación inferior, pero cercana, al 2% a medio plazo.
El gobernador del Banco de España ha señalado que nos encontramos, por tanto, en un escenario de "recuperación frágil, heterogénea e incierta en el área del euro", donde se estarían materializando algunos de los riesgos a la baja identificados hace solo unos meses sobre el escenario central a corto plazo. En el contexto actual de incertidumbre, tanto sobre la evolución de la pandemia como sobre la rapidez de las campañas de vacunación, considera que la mejor contribución que puede realizar la política económica es proporcionar "confianza y certidumbre".
POLÍTICAS MONETARIA Y FISCAL
Por otro lado, Hernández de Cos ha subrayado la importancia de mantener un grado de acomodación monetaria elevado para que la política fiscal pueda, a su vez, seguir manteniendo un grado de apoyo a la economía muy elevado en el área del euro hasta que se haya garantizado una recuperación sólida. Por ello, cree que la política fiscal del área del euro no solo debe mantener un tono muy expansivo en esta fase de la crisis, sino que, dado que sus instrumentos tienen la capacidad de ser mucho más focalizados, estos deben centrarse precisamente donde puedan ser más efectivos.
Además, ha afirmado que uno de los aspectos más preocupantes derivados de la persistencia de la crisis es el riesgo de que los problemas iniciales de liquidez de las empresas no financieras más afectadas se conviertan en problemas de solvencia. En el caso de que se materializaran, estos problemas de solvencia no solo provocarían una destrucción de tejido productivo y de empleo, sino que también acabarían afectando a la capacidad de resistencia del sector bancario, que podría responder con una restricción crediticia que realimentara los efectos negativos sobre la capacidad de recuperación y sobre el crecimiento económico a medio plazo.
En este contexto, opina que la política fiscal podría ser particularmente eficaz para evitar estos potenciales círculos viciosos a través del apoyo a las empresas no financieras. Dicho apoyo permitiría aliviar estos problemas de sobreendeudamiento de las empresas que consideremos viables, lo que facilitaría su supervivencia y un comportamiento más expansivo de la inversión y el empleo en la recuperación. Además, este apoyo evitaría un deterioro, potencialmente relevante, de la posición patrimonial del sector bancario, lo que resulta crucial para impedir que esta crisis incorpore un elemento financiero adicional que podría hacerla mucho más persistente, como demostró la anterior crisis financiera internacional.
De esta forma, el sector bancario podría, a través de la concesión de crédito a familias y empresas, contribuir a la reactivación de la economía una vez que se supere la pandemia, que, a buen seguro, precisará del correcto funcionamiento del canal crediticio, tan relevante en las economías europeas