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El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, ha asegurado este mismo viernes que propondrá eliminar el cambio de hora en todo el bloque comunitario. Esta decisión se produce después de que la mayoría de ciudadanos de la Unión Europea preguntados considerasen que esta medida debería ser cambiada. Esta propuesta tendrá que ser todavía aprobada por la Eurocámara y el Consejo Europeo.

"Llegará el verano permanente", la mayoría de los europeos quiere que no se cambie la hora y "así es como va a ser", ha dicho Juncker en una entrevista concedida a la cadena alemana ZDF. Este viernes lo anunciará en la Comisión y serán los Estados miembros y el Parlamento los que tengan la última palabra. "Hoy lo decidiremos", no tiene sentido preguntarle a la gente lo que piensa y luego ignorarlo, si "la gente quiere eso, lo haremos."

Una reciente encuesta impulsada por la institución comunitaria mostró que el 80% de los 4,6 millones de participantes estaba en contra del cambio y preferían que se quedara la hora de verano. Aunque esta encuesta no es un referéndum y, por lo tanto, no es vinculante, tanto Juncker como los representantes de casi todos los partidos alemanes representados en el Parlamento Europeo sostienen que esto no debería ignorarse.

La mayoría de los europeos quiere que no se cambie la hora y "así es como va a ser", ha dicho Juncker

"Las instituciones de la UE no deben ignorar un resultado tan claro", dijo el político de la CDU Peter Liese. Martin Häusling, de los Verdes, afirmó: "Si la Comisión no reacciona a este 80%, entonces seremos completamente ridículos". El político del SPD Ismail Ertug exigió que la Comisión de la UE presentara un proyecto de ley lo antes posible.

En nombre del Parlamento Europeo, la autoridad de Bruselas está examinando actualmente cómo proceder con el cambio de hora regulado por la legislación de la UE. De momento, algunos países ya se han posicionado. Lituania, Estonia, Letonia y Finlandia estaban tan a favor de abolir el cambio de hora.

El cambio se introdujo en el verano tras la crisis del petróleo de los años setenta con la esperanza de ahorrar energía. Desde 1996, los ciudadanos de todos los países de la UE han adelantado los relojes una hora el último domingo de marzo y retrasado una hora el último domingo de octubre. Entre los argumentos para hacerlo estaban el ahorro de energía, contar con más tiempo de ocio o la equiparación con los países vecinos . Sin embargo, Bruselas cree que estos razonamientos no están completamente contrastadas y que tienen efecto mínimo a nivel económico.

Si finalmente se opta por poner fin al cambio de hora obligatorio, cada país tendrá la opción de elegir su propia zona horaria, aunque Bruselas confía en que los veintiocho lleguen a una decisión común.

EL GOBIERNO ESPAÑOL APOYA LA PROPUESTA

El Gobierno está "bastante de acuerdo con que no se cambie la hora porque no observamos que haya tantas ventajas de este cambio horario de invierno a verano, estamos de acuerdo con lo que está planteando Juncker". "Es más, estamos de acuerdo desde hace mucho tiempo", ha manifestado la ministra de Educación y Formación Profesional y portavoz del Gobierno, Isabel Celaá, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros.

Sin embargo, Celaá no ha precisado si el Gobierno español es partidario de mantener anualmente el actual horario de verano o prefiere el de invierno, donde se anticipa el anochecer, porque la cuestión no se ha tratado en el Consejo de Ministros. "La verdad es que esto ni lo hemos debatido", ha admitido la portavoz del Gobierno, que considera "el tema de la racionalización de los horarios" un asunto "interesante, controvertido y complejo" que está en la agenda del Gobierno.

Por su parte, el ministro de Asuntos Exteriores, Josep Borrell, no ha descartado que España pueda tener "otro huso horario" más acorde a su posición geográfica. "Quizá España tiene que estar en otro huso horario. Francamente, no lo sé. Demos la oportunidad al Parlamento Europeo a ver si es capaz de encontrar un común denominador entre países que están en situaciones geográficas tan diferentes", ha manifestado.

Borrell ha incidido en que se trata de una propuesta que tiene que ser debatida en el Parlamento Europeo, donde "todos los países tendrán que explicar su punto de vista y en qué medida eso favorece o no los procesos de conciliación de la vida familiar, adaptación de horarios a las horas de luz y consumos de energía".

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