Pekín ha decidido hacer como si oyera llover tras la última amenaza arancelaria del presidente de los EEUU, Donald Trump. La segunda potencia mundial mantiene sus planes de enviar una delegación a Washington esta semana, encabezada por el viceprimer ministro Liu He, para proseguir con las negociaciones comerciales, según ha confirmado el secretario de Comercio estadounidense, Robert Lighthizer.
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El responsable de comercio de los EEUU ha anunciado que las reuniones se desarrollarán jueves y viernes, mientras el país mantiene su amenaza de incrementar los aranceles a 200.000 millones de dólares de bienes chinos del 10% al 25%. El aumento se hará efectivo en la medianoche del jueves al viernes (horario estadounidense), no obstante, el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, ha dejado una puerta abierta a reconsiderar los impuestos si las conversaciones se encarrilan de nuevo.
La presencia de Liu podría ser reveladora: los observadores del mercado consideran que era más probable que EEUU cumpliera su amenaza de gravar las exportaciones chinas con un 15% adicional si no asistía a las conversaciones. Aún así, algunos nuevos obstáculos han surgido antes de la próxima ronda de negociaciones.
Los funcionarios de los Estados Unidos acusaron el lunes a China de incumplir los compromisos asumidos como parte de las negociaciones. Lighthizer describió una "erosión de los compromisos" por parte de los chinos. Afirmaron que apreciaron un cambio de tono en las conversaciones durante el fin de semana. Mnuchin dijo que China deseaba dar marcha atrás en compromisos ya adquiridos que tenían el potencial de cambiar el acuerdo significativamente.
Lighthizer y Mnuchin no hicieron comentarios acerca de los nuevos impuestos con los que Trump también amenazó a China de 325.000 millones de dólares en nuevos productos.