- La región sería viable como país independiente, teniendo en cuenta sólo cuestiones económicas y con la condición de que se mantenga en la Unión Económica y Monetaria Europea (UEM)
- La comunidad posee una economía muy internacionalizada, con un superávit comercial del 11,5% del PIB en 2015
- La productividad es la asignatura pendiente de Cataluña
¿Sería viable una Cataluña independiente? Es la pregunta que se formula el responsable de análisis macroeconómico de Saxo Bank, Christopher Dembik, quien aborda esta cuestión basándose solamente en criterios económicos. Según expone, la región ya cuenta con muchos de los atributos de un Estado exitoso y tiene pocas asignaturas pendientes, por lo que se muestra optimista ante el buen funcionamiento de una eventual República Catalana. Eso sí, para el economista debería darse un requisito imprescindible, “que se mantenga en la Unión Económica y Monetaria Europea (UEM)”.
Ahí es donde chirría un favorable análisis en el que destaca que “dentro de la Unión Europea, una Cataluña independiente ocuparía el decimotercer lugar en un hipotético ranking UE29”. Una situación que, a día de hoy, es una quimera, ya que desde los estamentos europeos se ha señalado que ante una secesión se aplicaría la ‘doctrina Prodi’ -en alusión a la época en que Romano Prodi era presidente de la Comisión Europea-. La posición ante el independentismo es que si una parte de un territorio de un Estado miembro deja de ser parte de ese Estado porque se independiza, los Tratados de la UE dejarán de aplicarse a ese territorio.
Dentro de la Unión Europea, una Cataluña independiente ocuparía el decimotercer lugar en un hipotético ranking UE29
Y, por ende, debería abandonar la Unión Monetaria y el euro. O seguir el camino de Kosovo y Montenegro y mantener la moneda sin tener poder alguno en las decisiones que se toman en el seno de las instituciones europeas, ni acceder a los circuitos oficiales de financiación de la Eurozona.
No obstante, ciñéndose sólo a cuestiones relacionadas con la economía catalana y bajo el supuesto de permanecer en el club europeo, “la región sería viable como país independiente”, afirma Dembik, ya que posee “algunas características distintivas que suelen compartir las economías desarrolladas exitosas”. Se basa el experto de la entidad con sede en Copenhagen en tres criterios: “el país necesita tener una economía diversificada e internacionalizada con alta productividad”.
APERTURA ECONÓMICA
Cataluña, principal contribuyente al PIB nacional (alrededor del 18,9%) y cuyo PIB per cápita (PPP) es del 18,8%, superior a la media española, ha logrado internacionalizar su economía en los últimos años, “con un superávit comercial del 11,5% del PIB en 2015”, recuerda Dembik.
Esta apertura económica, junto con el auge del sector de la construcción y la entrada en la zona euro, explica “el milagro económico que tuvo lugar entre 1999 y 2008 y se caracterizó por un crecimiento medio del PIB anual del 3,7%”, rememora el analista. Sin embargo, ‘los veintiocho’ son, obviamente, el destino natural de las exportaciones (los tres principales socios comerciales son Alemania, Francia e Italia). Pero una vez más estos números se tambalean si la región queda excluida de las vías comerciales europeas.
De hecho, esta tesis se contrapone con otro análisis de ING en el que se destaca que las empresas exportadoras a la UE sufrirán dramáticamente la pérdida de afiliación europea de la región. Más si se tiene en cuenta que la potencia exportadora de Cataluña -que se ha incrementado un 8% en los últimos dos años- se concentra en la UE, cuyos estados miembros reciben un 65% de las ventas exteriores totales de la región. Son cerca de 43.000 millones de euros, comparados con los poco más de 22.000 millones que la comunidad autónoma exporta al resto del mundo.
No obstante, Cataluña también ha llevado a cabo una exitosa diversificación comercial que ha sido impulsada durante la crisis soberana europea. “El resultado es bastante convincente, ya que la cuota de las exportaciones a países no pertenecientes a la UE (especialmente a Sudamérica) ha aumentado del 26,7% en 2000, al 35% en 2015”, explica Dembik.
Pero sería insuficiente según el análisis de ING. Por poner sólo un ejemplo, en 2016, las ventas catalanas sólo a Portugal superaron a la suma de las exportaciones a EEUU, China y Japón. El país luso es el cuarto socio comercial de Cataluña, por encima de Reino Unido. A estas cifras hay que sumar el consumo interno de productos catalanes en el mercado estatal, donde la región vende un 45% de su producción. El abandono del mercado comunitario, matizaba la entidad con sede en Amsterdam, “supondría la imposición de aranceles y el incremento de los costes administrativos de las compañías”.
ECONOMÍA DIVERSIFICADA Y PRODUCTIVIDAD
En cuanto a los factores internos, “Cataluña es una economía muy diversificada y presenta una estructura de producción más equilibrada que otras regiones españolas”, explica Dembick. “El sector primario ocupa un peso pequeño y los servicios son el sector dominante, al igual que en otros países desarrollados, pero el valor añadido de la industria es bastante grande si se compara con España y el resto de la UE”.
La industria sigue siendo un pilar clave de la economía catalana, que también tiene un sector manufacturero muy importante
Después de un fuerte descenso de 2009 a 2013 tras el colapso de la burbuja inmobiliaria, la industria ha ganado impulso gracias a las exportaciones y parece estar en mejor posición en comparación con hace unos años. Contrariamente a muchas otras regiones que sufrieron la desindustrialización, “la industria sigue siendo un pilar clave de la economía catalana, que también tiene un sector manufacturero muy importante”, expone el experto de Saxo Bank. Además, “se han corregido los desequilibrios que condujeron a la crisis, especialmente en el sector de la construcción, que finalmente ha vuelto a niveles normales”, redondea.
La gran asignatura pendiente, sin embargo, es la productividad. “Es el criterio en el que más rezagada está Cataluña, al igual que España”, expone el economista. A pesar de que la productividad aumentó tras la crisis en España como consecuencia de la robotización (el crecimiento medio anual de la productividad de España en la última década ha sido superior al de Alemania, con un 1,2% frente a un 0,7%), “el país todavía tiene un largo camino para llegar a construir un modelo de crecimiento económico basado en la innovación y el conocimiento, como lo demuestra la baja clasificación de España en los estudios PISA”, prosigue Dembik.
Sin embargo, es nuevamente optimista, ya que cree que Cataluña es probablemente una de las regiones españolas mejor situadas para afrontar esta cuestión. En 2015, los datos de la Generalitat de Catalunya confirmaron un fuerte incremento de la inversión extranjera (+60,4% frente al +11% en España en el mismo período) lo que evidencia un mayor atractivo.
Independientemente de si elige el camino de la independencia o permanece con España, el economista de Saxo Bank hace una última recomendación a Cataluña: “Invertir más en capital humano y educación para evitar volver a sus viejas costumbres y depender de bajos salarios para el crecimiento económico”.