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El presidente de la Generalitat, Quim TorraGENERALITAT/TWITTER

Entre el referéndum ilegal de Cataluña del 1 de octubre y la aplicación del artículo 155 de la Constitución, a finales de ese mismo mes, los depósitos bancarios sufrieron un tremendo batacazo en la comunidad autónoma del que sólo se recuperarán “en el largo plazo y si se disipa la incertidumbre”, según los expertos. Ni siquiera la toma de control de la Generalitat por parte del Gobierno logró frenar la huida de fondos: en las semanas y meses posteriores a la votación sobre la independencia de la región, se movieron fuera del territorio 30.000 millones de euros, el 17,6% del total a cierre del ejercicio. Y se mantuvieron fuera de Cataluña pese a la aplicación del 155.

Los datos del Bando de España (BdE), recogidos en la última 'Nota de Coyuntura Económica' de la Generalitat, muestran que la acción del Gobierno central tuvo casi nulo efecto en la confianza de los inversores de banca particular, que atemorizados por las consecuencias de una eventual secesión de la región trasladaron sus ahorros a otras sucursales de la misma entidad, pero fuera de Cataluña. En su mayor parte, fueron los clientes de BBVA (si bien este fue el que más retiradas sufrió, por su filial CatalunyaCaixa) o Banco Santander quienes tomaron este decisión. En CaixaBank y Banco Sabadell, “aunque les ofrecieron abrir cuentas en las propias oficinas del banco en otras regiones, muchos decidieron llevarse el dinero a otros bancos”, recuerda un gestor de banca privada catalán.

Antes de que trasladaran sus sedes a Valencia y Alicante, respectivamente, iniciando un éxodo empresarial que movería más de 4.000 empresas al resto del país, algunas fuentes reportan que de CaixaBank y Sabadell volaron 9.000 millones de euros. Y, de hecho, las cuentas anuales de la entidad presidida por Jordi Gual mostraron como los recursos de clientes disminuyeron un 0,2% en el último trimestre de 2017, mientras que el banco de Josep Oliu perdió unos 2.000 millones.

Si bien las entidades lograron retener los clientes, en términos globales el saldo de depósitos en las sucursales catalanas pasó de 175.125 millones a cierre de septiembre, justo antes del referéndum, a 145.029 millones a finales de 2017, la cifra más baja desde junio de 2006. Quizás por este traspaso de fondos, se produjo un aumento tan significativo del saldo de depósitos en otras comunidades autónomas, como en la Comunidad Valenciana, que sumó 7.217 millones en solo tres meses; Andalucía, 3.527 millones más o Aragón, 2.546 millones.

En los tres primeros meses de 2018 la salida de fondos de las sucursales catalanas ha parado

SE FRENA EL ÉXODO, PERO NO SE REVIERTE

Según el BdE, el primer trimestre de 2018 muestra como la tendencia se ha frenado completamente. Los movimientos de los depósitos bancarios en Cataluña se han reducido al 0%, a comparación con el conjunto del Estado, que ha perdido un 0,86% de enero a marzo. “A la espera de cómo evolucionen los datos en los próximos trimestres, estos indican que en los tres primeros meses de 2018 la salida de fondos de las sucursales catalanas ha parado”, comentan desde el departamento de Economía y Hacienda de la Generalitat.

También subrayan que el comportamiento de estas inversiones es mejor en la región que en el conjunto del Estado, lo que deja entrever un atisbo de esperanza de que la situación pueda revertirse. Con todo, aducen que la coyuntura monetaria no da alas al rebote, ya que el Banco Central Europeo (BCE) mantendrá los tipos de interés sin cambios hasta bien enterado 2019, lo que condena a los rendimientos bancarios a permanecer estancados en niveles próximos a cero, por lo que los inversores prefieren buscar mayores rentabilidades en otro tipo de inversiones.

Pero expertos consultados por Bolsamanía aseguran que las causas de que no se ‘gire la tortilla’ tienen que ver con el mismo motivo que provocó la migración en primer lugar, que no es otro que el agitado contexto político en Cataluña. Y afirman que, “en el corto plazo”, no hay visos de que los miles de millones de euros fugados regresen.

“Mientras siga la incertidumbre y haya mayoría independentista en el Parlament de Catalunya, el inversor particular seguirá dejándose llevar por el miedo que provocó su reacción en octubre del año pasado y permanecerá en sucursales del resto de España”, asegura un gestor de fondos ubicado en Barcelona. Ni siquiera una nueva aplicación del 155 cambiaría las cosas, a su juicio. En cambio, se muestra optimista en el largo plazo. “Si hay más tranquilidad en la esfera política, los inversores particulares acabarán por regresar a las entidades catalanas por una cuestión de comodidad”, concluye.

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