El cambio climático y los fenómenos extremos derivados de él, como las olas de calor o las inundaciones, están causando estragos en múltiples sectores de la economía. La agricultura o la ganadería son de los más afectados, pero la industria textil también se está viendo seriamente perjudicada por estos desastres climatológicos.
Un análisis realizado por el Global Labor Institute de la Universidad de Cornell y Schroders revela que el calor extremo y las inundaciones amenazan los principales centros de producción de prendas de vestir y pondrán en peligro los ingresos de exportación por valor de más de 65.000 millones de dólares en cuatro centros de producción clave de aquí a 2030.
"Las inundaciones y el calor extremo suponen un riesgo importante para todos los sectores de la producción mundial de prendas de vestir: trabajadores, fabricantes, reguladores, inversores y las propias marcas", afirma Jason Judd, director ejecutivo de Cornell GLI.
Sin embargo, el analista advierte que nadie tiene en cuenta en su planificación los costes sobre el terreno de la degradación climática.
"La industria de la confección y los organismos reguladores han centrado la mayoría de sus respuestas climáticas en cuestiones de mitigación: emisiones, consumo de agua y tejidos reciclados. Ignoran los problemas climáticos que afectan dramática y directamente a los proveedores y a sus trabajadores", agrega.
Los investigadores analizaron las industrias de la confección vulnerables al clima de Bangladesh, Camboya, Pakistán y Vietnam, que en conjunto representan el 18% de las exportaciones mundiales de confección, albergan aproximadamente 10.000 fábricas de ropa y calzado y dan empleo a 10,6 millones de trabajadores.
Los resultados muestran que el calor extremo y las inundaciones provocarán importantes pérdidas de ingresos y empleo en los cuatro países, debido a un menor crecimiento de la industria como consecuencia de una menor productividad.
En comparación con un "escenario de adaptación climática", el escenario de "altas temperaturas e inundaciones" muestra un recorte de 65.000 millones de dólares en los ingresos previstos entre 2025 y 2030, lo que representa un descenso del 22% en los ingresos de exportación.
"El aumento del estrés térmico y las inundaciones intensas representan 65.000 millones de dólares en ingresos de exportación y casi un millón de puestos de trabajo perdidos en las principales regiones productoras de prendas de vestir para 2030, cifra que aumenta significativamente para 2050", comenta Angus Bauer, director de análisis de inversiones sostenibles de Schroders.
Asimismo, el escenario de altas temperaturas e inundaciones analizado pone de manifiesto que se crearían unos 950.000 nuevos puestos de trabajo menos, lo que supone un descenso del 7%. Estas previsiones se incrementan para 2050, lo que representa un 68,6% de pérdida de ingresos de exportación y 8,64 millones de puestos de trabajo menos en el escenario de "elevado calor e inundaciones".
MÁS ALLÁ DE LOS CUATRO CENTROS DE PRODUCCIÓN
Mediante proyecciones, los investigadores analizaron los niveles futuros de altas temperaturas e inundaciones en Bangladesh, Pakistán, Camboya y Vietnam.
Pero el análisis también destaca que los riesgos de inundaciones y calor son un problema generalizado para la producción de prendas de vestir y no se limitan a estas cuatro regiones.
"Las pesadillas climáticas de los países desarrollados ya son evidentes en Bangladesh, Pakistán, Camboya y otros lugares. La vida, por no hablar del trabajo, se hará muy difícil en estos y muchos otros puntos conflictivos de los que dependen las marcas de ropa y los minoristas para la producción", indica Judd.
En este sentido, durante la investigación se estudió la vulnerabilidad climática de 32 centros de producción de ropa, en términos de exposición a temperaturas y humedad extremas y a las inundaciones fluviales y costeras.
Según sus conclusiones, otros centros de producción destacaron por su vulnerabilidad a ambos fenómenos, sobre todo Colombo (Sri Lanka), Managua (Nicaragua), Chittagong (Bangladesh), Port Louis (Mauricio), Yangon (Myanmar), Delhi, Bangkok y las regiones chinas de Dongguan-Guangdong-Shenzhen.
Además, del estudio se desprende que estos problemas se verán reflejados en las marcas y los minoristas y sugiere que la pérdida de productividad estimada por los efectos del calor y las inundaciones sólo en Ho Chi Minh y Phnom Penh podría equivaler al 5% de los beneficios operativos de un grupo empresarial de muestra utilizado para el análisis.
"La clave será la introducción de normas y protocolos sobre horas de trabajo, niveles de esfuerzo, descanso e hidratación que se recojan y notifiquen diariamente, así como la imposición de sanciones significativas en caso de incumplimiento de las normas. Los trabajadores necesitan estas inversiones ahora porque las normas sobre calor extremo y las protecciones contra inundaciones son inexistentes, o los sistemas son fáciles de burlar", asevera el director ejecutivo de Cornell GLI.
Del mismo modo, para hacer frente a los costes cotidianos de la degradación climática, "los trabajadores necesitan sistemas de protección social y salarios dignos. Y, en última instancia, los reguladores y las marcas deben tratar el calor y las inundaciones como riesgos para la salud", concluye Judd.