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El Bundesbank ha dado un importante tajo a sus previsiones sobre la economía de Alemania este viernes. El banco central ha recortado su estimación de crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) para este 2019 desde el 1,6% previsto en diciembre al 0,6%. Los problemas acechan a la conocida como 'locomotora de Europa' por las incertidumbres sobre la guerra comercial y el Brexit.

El organismo ha reducido la estimación de crecimiento y la mayoría de sus proyecciones de inflación por la crisis que atraviesa el sector industrial a raíz de la caída de la demanda externa, lo que ha provocado un frenazo en las exportaciones germanas (han caído un 3,7% en abril, el mayor desplome desde 2015). De hecho, esto será suficiente para contrarrestar un crecimiento relativamente robusto del consumo interno y de la inversión. El Bundesbank ve ahora el crecimiento del PIB en 2019 mucho más bajo de lo previsto, y también ha recortado su estimación para el próximo año desde el 1,6% al 1,2%. Para 2021 anticipa un ritmo de expansión del 1,3%.

Este viernes se han conocido también los datos de la producción industrial alemana de abril, que han venido a confirmar el punto de vista del Bundesbank. En el cuarto mes del año registró una caída del 1,9% respecto a marzo, cuando había aumentado un 0,5%, lo que representa el mayor descenso mensual del dato de actividad fabril desde agosto de 2015, según ha informado la Oficina Federal de Estadística de Alemania (Destatis). Es más, en comparación con abril del año anterior el dato de producción industrial de Alemania mostró un descenso del 1,8%, frente a la bajada interanual del 0,9% observada en marzo.

"Es probable que la débil tendencia cíclica subyacente continúe en el segundo y tercer trimestre de 2019", ha dicho en un comunicado el Bundesbank, que no obstante señala que "tras un ligero descenso en el segundo trimestre, es probable que el PIB real se recupere ligeramente en el tercer trimestre".

El banco central germano ha explicado este 'hachazo' a sus previsiones de crecimiento por el "marcado enfriamiento" experimentado por la economía tras la anterior fase de 'boom', subrayando que esto se debe principalmente a la desaceleración de la industria, "donde la mediocre evolución de las exportaciones mediocres están cobrando un peaje", mientras que las fuerzas que impulsan la economía doméstica permanecen intactas. Sin embargo, la entidad confía en que las exportaciones comiencen a repuntar gradualmente a partir de la segunda mitad de 2019 y en adelante, por lo que "una vez que esto suceda, la producción industrial también debería aumentar nuevamente".

"Tal como están las cosas actualmente, los riesgos a la baja predominan para el crecimiento económico y, en menor medida, para la inflación", ha indicado el presidente del Bundesbank, Jens Weidmann, que ha expresado su confianza en que "una vez que la demanda externa se recupere, el crecimiento económico alemán tendrá una base más amplia nuevamente".

La inflación prevista para este año sigue siendo del 1,4% (ay que recordar que Alemania cerró 2018 con una inflación del 1,8%), pero el banco ha recortado sus proyecciones para 2020 desde el 1,8% de diciembre al 1,5% actual, muy por debajo del objetivo del Banco Central Europeo (BCE), que aboga por mantener el alza de los precios cerca del 2%, pero por debajo de esta cifra. Y para 2021 estima que el IPC subirá al 1,7%.

EL GOBIERNO ALEMÁN TAMBIÉN HA REBAJADO PREVISIONES

El pasado mes de abril, el Gobierno alemán rebajó su previsión de crecimiento para 2019 a la mitad, dejándola en el 0,5%, como consecuencia del impacto negativo de la incertidumbre por el Brexit y las tensiones comerciales entre EEUU y China, mientras que para 2020 prevé que la economía alemana registrará un crecimiento anual del 1,5%.

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