La economía de China ha empezado a mostrar los primeros brotes verdes. Desde el año nuevo lunar, los mercados de renta variable chinos han mostrado signos de recuperación, circunstancia que sugiere que la vuelta de la confianza en el gigante asiático podría estar volviendo. No obstante, Pekín todavía tiene por delante una serie de retos que resolver, como los problemas del sector inmobiliario o su guadianesca pero siempre presente tensión con Estados Unidos, si quiere terminar de levantar cabeza.
En este sentido, Christine Pu y Nathan Lin, codirectores de renta variable china de Goldman Sachs Asset Management, opinan que la recuperación económica, aunque bien encaminada, todavía es endeble. "Debemos reconocer la fragilidad de la recuperación. Desde abril, hemos asistido a una cierta ralentización de las ventas al por menor y de la producción industrial (impulsada por las industrias informática y electrónica)", explican.
Y es que, tras cumplir el objetivo de crecimiento del 5% en 2023 y registrar una expansión del Producto Interior Bruto (PIB) del 5,3% en el primer trimestre, la economía china dio una desagradable sorpresa al término del segundo trimestre al "solo" crecer un 4,7%, por debajo del 5,1% proyectado por el mercado. Analistas como los de Oford Economics hablan de "estancamiento" de la economía del gigante asiático, cuyos datos recientes siguen mostrando que no hay "señales de recuperación del consumo".
Estos dos expertos también destacan que los mercados inmobiliarios se han mantenido en terreno negativo a pesar de las medidas de flexibilización adoptadas en todo el país, siendo el descenso de los precios y la situación de liquidez de las empresas inmobiliarias los principales motivos de preocupación.
Se espera que estos y otros temas, como los altos niveles de deuda de los gobiernos locales o la necesidad de impulsar la industria manufacturera china, se debatan en la reunión del Tercer Pleno del Comité Central del Partido Comunista chino, que podría presentar algunas medidas específicas para tratar de dar solución a estos problemas y, de paso, mejorar el ánimo de los inversores.
"Esperamos que se mantengan ciertas políticas gubernamentales, como las políticas de renovación de equipos a gran escala y de intercambio de bienes de consumo para estimular la demanda, la emisión de bonos especiales a muy largo plazo del gobierno central por valor de 1 billón de yuanes y la aceleración de la emisión de bonos especiales de los gobiernos locales (LGSB), así como las políticas más recientes de flexibilización en el sector inmobiliario", apuntan los analistas de Goldman Sachs.
VALORACION DE LA RENTA VARIABLE
En este contexto, los estrategas de la firma estadounidense creen que hay oportunidades en la renta variable china, ya que los beneficios y las valoraciones "siguen siendo atractivos". "En nuestra opinión, ya se han valorado en el contexto actual, mientras que la asignación de los inversores extranjeros se ha mantenido históricamente baja: los múltiplos a un año de los índices CSI 300 y MSCI China se sitúan en 11,6 veces y 9,6 veces, muy por debajo de sus medias históricas", detallan.
"Los beneficios están en vías de recuperación para el CSI 300 (la estimación descendente de Goldman Sachs es del 9/11%) y el índice MSCI China (8/10%) para 2024 y 2025 respectivamente, en términos de moneda local. Aunque puede ser necesaria cierta normalización de las estimaciones de beneficios, el repunte de los beneficios de los sectores industrial, de servicios públicos y de tecnologías de la información dibuja una trayectoria favorable a largo plazo", explican Pu y Lin.
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La bolsa china no quita ojo a las elecciones en EEUU: ¿descuenta un triunfo de Trump?Asimismo, estos dos estrategas señalan que las oportunidades se localizan en cuatro mercados clave, especialmente en la fabricación avanzada y la innovación tecnológica. Por un lado, Pu y Lin destacan que, en términos reales, el gasto de China en investigación y desarrollo (I+D) ha crecido hasta los 669.000 millones de dólares en 2021, según los datos más recientes de la OCDE. Ello ha permitido que las grandes empresas del país hayan reducido rápidamente su diferencia con EEUU y, por tanto, esperan que en el medio plazo aumente el número de empresas que lideren la innovación en tecnologías de la información o sanidad, entre otros.
Por otro lado, China domina "cada vez más" el mercado mundial de robots industriales y, sobre todo, la producción de vehículos eléctricos, con una cuota de mercado superior al 50%. Por ello, explican, siguen viendo "grandes oportunidades potenciales" en este espacio, dado el impulso gubernamental a las mejoras tecnológicas y la modernización del sistema industrial.
De igual modo, estos dos analistas señalan que el consumo resistente, como las empresas de electrodomésticos o de comercio electrónico transfronterizo, están aprovechando eficientemente las competitivas cadenas de suministro chino.
Finalmente, Lin y Pu recomiendan no perder de vista las empresas que ofrezcan dividendos de alta rentabilidad, ya que pueden ser una oportunidad "atractiva y, posiblemente, más defensiva". "Dadas las incertidumbres macroeconómicas, creemos que las empresas con flujos de caja libre más estables y una buena rentabilidad para el accionista resultan atractivas", explican.
Sobre esto último, lo cierto es que no son pocos los riesgos a los que se enfrenta la economía china. Goldman Sachs Asset Management los divide en dos categorías: internos y geopolíticos. En cuanto a los primeros, consideran que sigue siendo "prioritario" navegar por la recesión inmobiliaria del país, así como resolver el desempleo para los ciudadanos de entre 16 y 24 años y afrontar los retos del desapalancamiento y la disminución de la población.
Desde el punto de vista geopolítico, la situación es más compleja. Por un lado, las tensiones con Estados Unidos podrían recrudecerse teniendo en cuenta la cada vez más posible victoria de Donald Trump las elecciones presidenciales de noviembre; por otro, las tensiones regionales con los países vecinos también vienen aumentando, por ejemplo, con todo lo relacionado con la importación de semiconductores. A ello hay que sumarle las sanciones impuestas por los países occidentales a los coches eléctricos o sus renovables, lo que aumenta el número de factores que los inversores deberán tener en cuenta si buscan ganar exposición a la renta variable del país asiático.
"A pesar de los riesgos, adoptamos una visión positiva sobre la renta variable china. La combinación de una respuesta política de base amplia, la continua innovación tecnológica y la resistencia de las cadenas de suministro, así como la atención prestada a las reformas del mercado de capitales, son buenos augurios a medida que mejoran los fundamentales. Además, la combinación de unos beneficios que están tocando fondo y unas valoraciones históricamente bajas constituye un punto de entrada atractivo, sobre todo teniendo en cuenta las bajas expectativas de los inversores y su escasa asignación al mercado", concluyen.