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Las rentabilidades de los bonos han vuelto a convertirse en un foco de preocupación para los mercados, ya que están repuntando de manera significativa (lo que implica una caída en los precios), con el consiguiente aumento de los costes de endeudamiento. Esta tendencia se ha reflejado claramente en las últimas sesiones. Este martes, las empresas más endeudadas, particularmente las del sector de 'utilities' en España, sufrieron caídas destacadas en bolsa, con retrocesos de entre el 2% y el 4%.

Los motivos de las ventas en el mercado de bonos, que están provocando el hundimiento de los precios y la subida de las rentabilidades, no están claros para algunos, aunque otros los ven más evidentes. La principal razón a la que se alude es el enfriamiento de las perspectivas de bajadas de tipos de la Reserva Federal (Fed) de cara a su reunión del 7 de noviembre, cuando parece que ahora está totalmente descartada la posibilidad de una rebaja de 50 puntos básicos.

Después del recorte de tasas de 50 puntos básicos de la Fed en septiembre, la herramienta FedWatch de CME Group indica actualmente una probabilidad del 87,0% de solo un recorte de 25 puntos básicos el próximo mes.

El segundo motivo tiene que ver con las elecciones de EEUU y con el hecho de que cada vez se ve más probable un triunfo de Donald Trump. Su apoyo a aranceles más altos y a una política fiscal más laxa ha sido visto como negativo para los bonos, ya que implica una inflación más rápida y duradera. No obstante, hay quien dice que son las elecciones de EEUU en sí lo que está tensionando el mercado de bonos, ya que el programa de Kamala Harris también adolecería de "bastante indisciplina fiscal".

Estas son las dos causas principales a las que se refieren los expertos para explicar lo que está sucediendo con los bonos. La rentabilidad del bono americano a 10 años ha subido por encima del 4,2%, máximos desde julio. 'Bloomberg' dice que lo que está ocurriendo ahora en el mercado de bonos es un patrón que se ha repetido durante los dos últimos años. "Una vez más, los inversores en bonos se dejaron llevar por un repunte impulsado por apuestas optimistas de una política monetaria más flexible, y una vez más se han visto golpeados por la realidad de que el cambio podría no ocurrir tan rápido como les gustaría".

En opinión de Stephen Innes, gestor de SPI Asset Management, lo que se está viendo en el mercado de bonos no es una sorpresa. "Honestamente, no es una gran sorpresa. Varios factores están conspirando para impulsar los rendimientos más arriba: los datos macroeconómicos de EEUU se niegan a debilitarse, y el resurgimiento de Trump en las encuestas está avivando aún más este mercado ya caliente. El 'Trump Trade' ha vuelto a tomar el control, influyendo en todo, desde los bonos hasta el mercado de divisas, con los riesgos electorales captando la atención de los inversores como nunca antes".

Para Neil Wilson, responsable de análisis de Finalto, la tarea de la Fed es delicada. "El rendimiento del bono del Tesoro a 10 años ha subido más de 20 puntos básicos desde la semana pasada, de alrededor del 4,0% a aproximadamente el 4,22%. Los mercados piensan que la Fed incluso podría mantener las tasas en la próxima reunión", comenta.

El diferencial a 10 años entre los bonos del Tesoro de EEUU y los bunds alemanes es ahora el más amplio desde julio, y el diferencial entre los bonos del Tesoro y los gilts del Reino Unido se volvió positivo la semana pasada.

Goldman Sachs cree que una economía estadounidense fuerte y un banco central europeo con una política monetaria más flexible ampliarán aún más los diferenciales, con un objetivo de 205 puntos básicos para la brecha entre los bunds y los bonos del Tesoro estadounidenses. El banco también considera que las elecciones, junto con los fundamentales, están en el centro de atención.

"Un calendario económico ligero -salvo por un informe de empleo de EEUU el 1 de noviembre- deja a los inversores preparándose antes del día de las elecciones 5 de noviembre. Se considera que el candidato republicano Donald Trump es negativo para los bonos, ya que sus políticas fiscales, arancelarias y de inmigración probablemente sean inflacionarias, aunque también se espera que la demócrata Kamala Harris gaste mucho", escribe Patrick Munnelly, estratega de Tickmill Group.

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