El presidente de EEUU, Joe Biden, ha presentado una propuesta de presupuesto federal para 2023 que incluye unos nuevos impuestos a los ultrarricos y las compañías, algo que afectará a unos 700 estadounidenses. Además, aumentará los gastos en el Departamento de Defensa y el de Justicia.
El plan del presidente Biden establece un tipo impositivo mínimo del 20% para todos los hogares estadounidenses con más de 100 millones de dólares, dice el documento. La mayoría de los nuevos ingresos recaudados por el impuesto provendrán de los multimillonarios.
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Biden es partidario desde hace tiempo de subir los impuestos a los estadounidenses más ricos, pero hasta ahora la Casa Blanca no había presentado un plan fiscal específicamente diseñado para golpear a los multimillonarios. Todos los esfuerzos anteriores para gravar a los multimillonarios han fracasado.
Muchos multimillonarios pagan tipos impositivos mucho más bajos que el promedio de los estadounidenses porque el Gobierno federal no grava el aumento del valor de sus acciones hasta que se venden esos activos. Los multimillonarios pueden pedir préstamos con cargo a sus ganancias acumuladas sin que se les apliquen impuestos sobre las ganancias de capital, lo que permite que enormes acumulaciones de riqueza queden prácticamente libres de impuestos por parte del gobierno federal.
La Oficina de Gestión y Presupuesto y el Consejo de Asesores Económicos de la Casa Blanca estimaron este otoño que 400 familias multimillonarias pagaron una tasa impositiva federal promedio de poco más del 8% de sus ingresos entre 2010 y 2018. Esa tasa es inferior a la que pagan millones de estadounidenses.
El plan de la Casa Blanca obligaría a los multimillonarios a pagar un tipo impositivo de al menos el 20% sobre la totalidad de sus ingresos, o la combinación de las formas tradicionales de ingresos salariales y lo que puedan haber obtenido en ganancias no realizadas, como el aumento de los precios de las acciones.
Este plan también contempla el aumento del impuesto a las sociedades del 21% al 28%, una tasa favorecida por los demócratas progresistas, pero a la que se oponen los moderados clave.
Las subidas en estos tributos permitirán a la Administración Biden reducir en más de 1 billón de dólares el déficit en los próximos 10 años.
El nuevo proyecto presupuestario deja a un lado a la pandemia del coronavirus y se centra en otros dos problemas: la seguridad y el crimen, además del peligro global tras la invasión de Ucrania por parte de Rusia. Es por ello que se elevará el gasto en Defensa en 31.000 millones de dólares, hasta los 813.000 millones de dólares. De todos ellos, 6.900 millones se destinarán a la OTAN, la defensa europea, Ucrania y la lucha contra la agresión rusa.
Por otro lado, más de 32.000 millones irán destinados a combatir el crimen en el hogar, incluidos más de 20.600 millones para el Departamento de Justicia y otros 3.200 millones para subvenciones estatales y locales para el cumplimiento de la ley y la contratación de agentes de policía.
Mientras, 10.600 millones irán destinados a la seguridad sanitaria mundial, incluyendo el Covid-19 y futuras pandemias.
