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La economía española crecerá menos de lo previsto. Así lo consideran los analistas de Berenberg, quienes han rebajado sus previsiones para España por los riesgos de la eurozona. En concreto, estiman que el Producto Interior Bruto (PIB) caerá hasta el 2,5% en este 2018, desde el 2,7% que esperaban anteriormente. Para la eurozona, la economía crecerá por debajo del 2%.

Además, han rebajado las estimaciones una décima tanto para 2019 como para 2020, situando el crecimiento de la economía española en el 2,5% y 2,3%, respectivamente para estos años.

Berenberg cree que "el nuevo gobierno, con solo 84 de los 350 escaños en el Parlamento, podría no hacer mucho más que aliviar las tensiones con Cataluña. Sin embargo, como España solucionó la mayoría de sus problemas económicos urgentes durante el gobierno anterior, un período sin grandes cambios de política dejaría intacto el impulso de crecimiento de España".

El conflicto entre Cataluña y Madrid "podría volver a intensificarse, lo que limitaría el crecimiento español por un tiempo"

Como puntos positivos, los analistas apuntan al rebote de la demanda interna gracias al exceso de consumo y a que las inversiones "se están recuperando sólidamente", lo que está haciendo también que los mercados inmobiliarios se recuperen más rápido.

Además, las reformas del mercado laboral han reducido los costos laborales y beneficiado a las exportaciones. Por contra, Berenberg señala como punto negativo el conflicto entre Cataluña y Madrid, que "podría volver a intensificarse, lo que limitaría el crecimiento español por un tiempo". Por su parte, el nuevo Gobierno "podría verse obligado por Podemos a introducir alzas de impuestos".

"Ya no esperamos que el crecimiento se consolide a finales de 2018 y comienzos de 2019". Por eso, reducen sus expectativas de crecimiento en la eurozona del 2% al 1,9% para 2018, del 1,9% al 1,7% para 2019 y del 1,8% al 1,7% en 2020. De cara a estos años, los expertos pronostican que el PIB descenderá en todas las principales economías europeas y achacan esta caída a " una serie de contratiempos" a los que se ha enfrentado la eurozona desde febrero de 2018.

Unos riesgos para el crecimiento que van desde las tensiones comerciales y un Brexit que todavía no se ha resuelto, pasando por los problemas en mercados emergentes vulnerables, los precios más altos del petróleo y las "peligrosas reformas" de un "Gobierno radical" en Italia. "Ninguno de estos riesgos se ha materializado hasta ahora de una manera que pueda descarrilar la recuperación. Pero, en conjunto, los riesgos importan", explican.

"La última vez que revisamos nuestras previsiones a mediados de 2018, esperábamos que las tensiones comerciales se desvanecieran algo y los precios del petróleo se estabilizarían o incluso disminuirían ligeramente a finales del tercer trimestre". Sin embargo, aunque EEUU y la Unión Europea (UE) "llegaron a una tregua en cuestiones comerciales, la guerra comercial entre EEUU y China ha aumentado de forma pronunciada" y una resolución para finales de 2018 "todavía es posible pero ya no es probable".

Además, los precios del petróleo han aumentado aún más, debido en gran parte a las tensiones entre EEUU e Irán y al colapso de producción en Venezuela, lo que está "restringiendo las ganancias en los ingresos reales de los consumidores".

ITALIA SE DIRIGE A UN CONFLICTO CON LA UE

Por otra parte, en Europa, "Italia se dirige a un ruidoso conflicto con la UE" debido a la aprobación de sus presupuestos, mientras que las conversaciones sobre el Brexit "están llegando a un punto crítico". Con esto, "las posibilidades de que los vientos en contra se pudieran relajar lo suficientemente pronto como para permitir un rebote de crecimiento significativo en el cuarto trimestre de 2018 han disminuido", aseguran los analistas.

"Las perspectivas siguen siendo positivas, aunque menos que antes", y no se espera "ningún impacto importante" en el BCE

En el corto plazo, estos riesgos "son en gran parte equilibrados" aunque podrían "causar una nueva sorpresa a la baja". No obstante, "las perspectivas siguen siendo positivas, aunque menos que antes" y Berenberg no espera "ningún impacto importante" en el Banco Central Europeo (BCE).

"A pesar de la reducción gradual de las compras de activos del BCE, la política monetaria sigue siendo muy acomodaticia, mientras que la política fiscal se ha vuelto ligeramente expansiva". "El BCE detendrá las compras de activos a fines de 2018 y elevará las tasas por primera vez en septiembre de 2019", afirman.

Consideran que el euro "está bastante valorado y es aproximadamente estable, con un alza frente a las monedas de muchos mercados emergentes, compensado por un modesto descenso frente al dólar estadounidense".

Además, "si los mercados emergentes vulnerables se estabilizan el próximo año, las perspectivas de exportación podrían mejorar". A esto se une un aumento del empleo (hasta un 1,5% interanual en el segundo trimestre) y un repunte gradual de la inflación salarial, lo que respaldan el gasto del consumidor, concluyen.

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