- Un 58% de ellos trabajan gratis y el 70% de los que cobra, asegura que su beca no es suficiente para cubrir los gastos más básicos
- Los sindicatos denuncian que algunas empresas se ahorran los costes de un contrato de trabajo e introducen becarios en sus plantillas
Ha sido el tema más polémico de la semana. Las precarias condiciones de los becarios que trabajan en las cocinas de los chefs más importantes de España han agitado un debate que va mucho más allá de la hostelería y se extiende a otros ámbitos profesionales. Trabajos no remunerados, sueldos irrisorios o exceso de responsabilidades a cambio de formación y primer contacto con el mundo laboral son materia habitual entre los jóvenes españoles.
El Ministerio de Empleo y Seguridad Social cifra en 80.202 a los becarios afiliados que trabajan bajo un convenio entre universidad y empresa actualmente. Lo que supone un incremento del 301% (cuatro veces más) respecto a los 20.000 becarios registrados en 2013. No obstante, estas cifras no incluyen la gran bolsa de alumnos en prácticas que no perciben ningún tipo de ayuda económica y que no cotizan a la Seguridad Social, de forma que la cifra de estudiantes que no forman parte de ningún registro es bastante más abultada, denuncia el sindicato UGT en un informe.
El número de becarios se ha incrementado en un 301% de los 20.000 de 2013 a los 80.200 de 2017
Asimismo, seis de cada diez becarios no perciben ninguna remuneración económica en nuestro país. Un 58% de los becarios trabajan gratis, recoge el informe The experience of traineeships in the EU (La experiencia de los becarios en la UE) de 2013, que ha rescatado ahora la Universitat Oberta de Catalunya. Además, según el estudio de la Comisión Europea, para un 70% de los becarios con remuneración, su beca no es suficiente para cubrir los gastos más básicos. Por tanto, más allá de las cocinas, las condiciones laborales de los jóvenes que optan por otros mundos profesionales no son tampoco nada halagüeñas.
¿CÓMO SE REGULAN LAS BECAS?
Si bien es cierto que la definición real del término beca refiere a una subvención para realizar estudios o investigaciones, hoy en día su significado social y colectivo ha adquirido otros tintes y apunta a la adquisición de competencias profesionales en el ámbito laboral. Es decir, ahora los becarios son estudiantes que, como parte de su formación, realizan prácticas externas en empresas para mejorar su formación y facilitar su acceso al mercado laboral.
Los expertos laborales de Legalitas explican que en función del tipo de prácticas, la legislación a la que se acogen es distinta, pueden ser becas de colaboración en el ámbito universitario, becas en la Administración, módulos de formación en centros de trabajo, etc.
No obstante, en la firma de estos convenios tanto el estudiante como la empresa aceptan unas condiciones. De un lado, “cumplir con el proyecto formativo de las prácticas siguiendo las instrucciones de los tutores y realizar las tareas acordadas”, detalla Gina Arán, profesora del máster Dirección y Gestión de RRHH de la UOC, y de otro, “acoger al estudiante y organizar la actividad a desarrollar con arreglo a lo establecido en el proyecto formativo, supervisar sus actividades, orientarle y hacer seguimiento de la práctica”, comenta la profesora.
Y es que para la empresa, la llegada de estudiantes en prácticas también supone potencialmente “la entrada de propuestas de innovación y mejora, conocimientos actualizados, habilidad digital, además del valor que aporta el hecho de que normalmente se trata de personas jóvenes con mucho entusiasmo e implicación”, argumenta Arán.
“El estudiante no tiene responsabilidad alguna, más allá del cumplimiento de su convenio"
BECARIOS COMO MANO DE OBRA
Pero, más allá de cumplir con los objetivos formativos, los sindicatos de estudiantes denuncian que la reducción de plantillas a las que han tenido que hacer frente en los últimos años, ha llevado, en muchos casos, a que las empresas se ahorren los costes de un contrato de trabajo a la vez que la figura del becario adquiere una posición imprescindible en los equipos a cambio de escasa o ninguna remuneración. “Con esta práctica se destruyen puestos de trabajo reales y se precariza el mercado laboral", apunta la profesora del máster de Ocupación y Mercado de Trabajo, de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la UOC, Ana Gálvez. Gina Aran, por su parte, añade que esta manera de actuar “se ha notado sobre todo en pequeñas empresas que han proliferado en tiempos de crisis”.
Sin embargo, desde Legalitas son claros en este aspecto: “Al no existir relación laboral y estar supervisado por dos tutores, el becario no tiene una mayor responsabilidad de cara a terceros durante la duración de las prácticas y siempre podrá reclamar sus derechos si demuestra que ha existido una relación laboral encubierta durante su periodo de prácticas ante la jurisdicción laboral e Inspección de Trabajo”.
Por tanto, a efectos laborales, “el estudiante no tiene responsabilidad alguna, más allá del cumplimiento de su convenio, ya que las tareas que realiza no se consideran trabajo productivo en ningún caso”, sintetiza Gina Arán. Entonces, ¿cometen fraude algunos empresarios y utilizan a los estudiantes en prácticas como mano de obra, exigiéndoles lo que no les corresponde, abusando de su juventud e inexperiencia?
¿SE PROLONGA LA ETAPA DE BECARIO?
Algunos estudiantes pagan másters privados con el deseo de trabajar en empresas de referencia
Por si esto fuera poco, los colectivos de estudiantes se quejan de la falta de oportunidades que encuentran en el mercado laboral al finalizar sus estudios. Situaciones que llevan, en algunos casos, a prolongar la etapa educativa para poder seguir disfrutando de la condición de becario. “A varios de mis compañeros les cerraron las puertas de varias empresas por falta de experiencia, una experiencia que solo se puede ganar trabajando”, cuenta Andrea Carratalá, estudiante de periodismo y comunicación audiovisual en Madrid. Y relata: “Esto me llevó a mí y a otros muchos a matricularnos en nuevas asignaturas e incluso dejar algunas para el curso siguiente, de forma que mantenemos nuestra vinculación con la universidad y podemos seguir accediendo a prácticas, mejor o peor remuneradas, pero que nunca faltan”.
Del mismo modo, según cuentan los propios estudiantes, otra de las artimañas en estos tiempos para intentar acceder al trabajo deseado es costear los másters privados que ofertan grandes empresas en colaboración con diversos centros de estudios como forma de acceder, como mínimo, a unas prácticas profesionales en ese entorno. Cursos que llegan a superar los 6.000 euros y que, en la mayoría de ocasiones, su finalización implica también el cese de relaciones con determinada empresa.
Pese a toda esta situación, según un informe del Consejo de la Juventud de España, el 86,5% asegura que las becas les han sido útiles para encontrar trabajo. Además, el 87,9% dice que durante el periodo de prácticas ha aprendido cosas útiles en el ámbito profesional. También, en el otro lado de la balanza, y para evidenciar la diferencia con el contexto español, un informe de Glassdoor ha publicado las empresas que pagan mejor a sus becarios en Estados Unidos. A la cabeza se encuentra Facebook y Microsoft, empresas en la que los afortunados que realizan prácticas allí reciben 7.335 y 6.510 euros, respectivamente. ¿Qué está fallando en España?