Aunque los precios generales parecen haber empezado a relajarse en la zona euro, la inflación subyacente, que se mantiene rígida, puede seguir siendo una preocupación para el Banco Central Europeo (BCE). Algunas previsiones apuntan a que no bajará del 3% hasta 2024, por lo que el organismo europeo puede pecar de estar subestimando esta tasa.
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La inflación de la eurozona se desinfla al 6,9% en marzo, pero los alimentos siguen al alzaComo recuerdan los analistas de Nomura, el BCE ahora espera que la inflación subyacente promedie 4,6% en 2023, frente a las expectativas de 4,2% en sus proyecciones macroeconómicas de diciembre de 2022. "En nuestra opinión, es probable que el BCE esté subestimando significativamente la inflación subyacente para 2023", dicen.
Consideran que la inflación subyacente se situará significativamente por encima del escenario de referencia del banco central y, por lo tanto, "creemos que esto refuerza aún más la necesidad de que el BCE siga subiendo más allá de los precios de mercado actuales".
Estiman que la inflación subyacente seguirá siendo "demasiado fuerte", con lo que "aún esperamos que el BCE suba los tipos de interés en 50 puntos básicos en su reunión de mayo, aunque reconocemos mayores riesgos a la baja. Los datos clave a continuación serán la inflación de abril, así como la Encuesta de préstamos bancarios, que desempeñarán un papel fundamental para determinar el próximo paso del BCE", aseguran.
En Oxford Economics coinciden en destacar que, mientras la inflación general está bajando, las presiones de precios subyacentes "están lejos de disminuir". Creen que el BCE aún no ha terminado con el ciclo de subidas, "ya que busca reducir aún más la inflación subyacente, mientras que la relajación de algunas tensiones en los mercados financieros que se dispararon el mes pasado probablemente evitará que el BCE cambie de rumbo". Ante esto prevén al menos dos subidas de tipos más de 25 puntos básicos en mayo y junio. "Y es probable que siga una tercera".
Para los expertos de Danske Bank, los impulsores de la inflación continúan mostrando un panorama mixto, pero es probable que la inflación disminuya en 2023. "Las presiones sobre los precios de los alimentos y la energía se han aliviado claramente. Los mercados laborales siguen ajustados, pero las presiones salariales han mostrado señales tentativas de relajación. El sector de los servicios sigue siendo el principal impulsor de la inflación".
A pesar de la incertidumbre que rodea a los riesgos para la estabilidad financiera, esperan que el BCE siga subiendo los tipos de interés en las reuniones de primavera. "Seguimos pensando que la inflación subyacente rígida podría seguir siendo una preocupación para el BCE durante algún tiempo y esperamos que alcance un promedio del 4,9% en 2023 y del 2,9% en 2024", afirman.
LA INFLACIÓN GENERAL SÍ QUE ESTÁ CEDIENDO TERRENO
Pero mientras la inflación subyacente sigue en niveles elevados, los indicadores generales del Índice de Precios de Consumo (IPC) van cediendo fundamentalmente gracias a la caída de los precios de la energía. De hecho, al comparar el nivel de precios con el mismo mes del año anterior, las tasas interanuales de los indicadores de inflación se han ido reduciendo.
¿Qué motivos hay para creer que la inflación seguirá moderándose en los próximos meses? Según detallan en A&G, hay tres razones principales. La primera es que el proceso inflacionista se inició por el lado de la oferta y las presiones en el lado de la oferta ya han cedido. Los cuellos de botella han vuelto a niveles normales.
La segunda razón es que el precio del gas continúa en caída. "En la zona euro, la mayor presión de la inflación tuvo lugar a partir de marzo de 2022 con motivo de la invasión rusa de Ucrania. A partir de marzo de 2023, la comparativa debería ser más favorable por efecto base. Así el precio del gas se disparó hasta nuevos máximos. Su normalización y las medidas tomadas para limitar el consumo, diversificar las fuentes energéticas y reducir la dependencia energética han contribuido a reducir la inflación general".
Además, la progresiva retirada de las medidas fiscales para apoyar a hogares y empresas aliviaran las presiones inflacionistas.