No hay dudas, el Banco Central Europeo (BCE) va echar mano de su famosa 'caja de herramientas' para poner en práctica una serie de medidas acomodaticias entre este mes de julio y antes de que el presidente del instituto emisor, Mario Draghi, abandone la presidencia en octubre. Los expertos son unánimes en este punto, lo único que les falta es ponerse de acuerdo en el cuándo. A todas luces, el de este mes será un cónclave en el que el banco central calentará motores de cara a septiembre, cuando Draghi sacará su bazooka por última vez.
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La Fed tiene las de ganar en la guerra de divisas "no declarada" contra el BCETambién señalan la mayoría de casas de análisis que el italiano va a tratar de ser el primero de la clase entre los supervisores monetarios que están virando sus políticas hacia un sesgo más aconomodaticio. "Va a culminar su mandato con una gran traca final de estímulos", apuntan los analistas de Danske Bank. Pero no lo tiene fácil, ya que su margen de actuación palidece frente al de la Reserva Federal de EEUU (Fed). Con los tipos en terreno negativo, cuenta con escaso poder de maniobra en cuanto a las tasas. Mucho más juego se espera de una nueva ronda de compras de activos y lo que se da por descontado es un cambio en la orientación a futuro de los mercados.
"El banco debe preparar el terreno para sus siguientes medidas concretas", indica Franck Dixmier, director global de renta fija de Allianz Global Investors. En este sentido, los expertos de Rabobank explican que lo más probable es que "ajuste el comunicado de la entidad para que señale la posibilidad de una o más bajadas de tipos", en lugar de mantener que las tasas continuarán "a los niveles actuales por lo menos hasta el primer semestre de 2020".
Dixmier cree que estas señales se materializarán "en una caída de 10 puntos básicos en el tipo de depósitos en septiembre y un reinicio del programa de compra de valores al final del año". Por otro lado, también avisa que podría volver el debate sobre la introducción de un tipo escalonado para depósitos. "Dado que la rentabilidad de los bancos de la zona euro se está erosionando por lo que efectivamente es un impuesto sobre el excedente de sus reservas, una opción de depósito de niveles múltiples similar a la establecida por los bancos centrales en Suiza, Japón, Dinamarca y Suecia podría ser una opción viable", argumenta. Bajo este esquema, "la que es específico para cada institución", redondea.
Barclays alerta del riesgo que un sistema a imagen de estos diseños de tipos en tramos, ya que si se implementan en la zona euro, pueden crear "oportunidades arbitrarias para algunos de los bancos". Especialmente sensibles a estas diferencias serán "los países periféricos", indican, y "podrían perjudicar el funcionamiento de los mercados y la transmisión de la política monetaria".
En resumidas cuentas, se prevé que en su comparecencia de este mes, el banquero central confirme las declaraciones que hizo en Sintra el 18 de junio y ratifique que está listo para tomar todas las medidas para respaldar el crecimiento y acercarse a su meta de inflación. "La confirmación oficial de esta nueva orientación de expectativas debe ser bien recibida por los mercados y debería ayudar a fijar los tipos en niveles extremadamente bajos", agrega el analista de Allianz GI.
RECORTES EN SEPTIEMBRE
En general, no se espera que el Consejo de Gobierno del BCE se atreva a recortar tipos sin antes avisar a los mercados con suficiente antelación. La mayoría de casas de análisis se inclinan por que la última reunión de este organismo de finales del verano sea la fecha elegida.
"Pensamos que podría tener lugar en septiembre debido a las próximas cifras de crecimiento y a los escenarios de inflación previstos en la zona euro, que serán más claros en esa fase del año", declara Michael Nizard, Director de Asignación de Activos y Deuda Soberana en Edmond de Rothschild. La gestora, apoya la tesis de que hay, al menos, dos razones principales que explican las expectativas del banco central de un recorte de los tipos antes de finales de año. "La primera es la inflación. La segunda razón es la posible apreciación del euro en un contexto de ralentización del crecimiento mundial", declara.
"Por supuesto, siempre hay la posibilidad de que el banco central hago algo más que solamente hablar este jueves", avisan los expertos de Berenberg. Al respecto, "el mercado descuenta un 33% de posibilidades de un recorte de tasas el 25 de julio", añaden. No obstante, se inclinan porque el regulador monetario no apreté el gatillo todavía. Creen desde la entidad alemana que "a juzgar por los recientes comentarios, el BCE está preparando un paquete de estímulos que se explicarán en una sola vez", y septiembre presenta mejores oportunidades para ello porque "el banco central habitualmente adopta sus decisiones de política monetaria basándose en sus proyecciones macro", que llegarán entonces.
NUEVA RONDA DE 'QE'
Además de la orientación a futuro y de los tipos, se espera ampliamente que el BCE anuncie un nuevo programa de estímulos cuantitativos, también dentro de dos meses, con compras reales de activos a partir del cuarto trimestre. Dos casas de análisis abundan en este asunto. Para Barclays, este nuevo 'QE' (del inglés quantitative easing) será "un pequeño programa mensual (20.000 o 30.000 millones al mes) y que sea más equilibrado entre los bonos en comparación con la primera ronda de compras".
Berenberg, por su parte, espera que el programa se inicie "con la compra de 35.000 millones de euros en bonos del Estado durante 12 meses. Al sumar 5.000 millones en bonos corporativos, "el total de compras mensuales podría ascender a 40.000 millones de euros", indican.
Pero, por el momento, todo esto son castillos en el aire y los expertos advierten que Draghi no se prodigará en explicaciones, por ahora. Por este motivo, desde Danske Bank avisan de que el mercado se podrá ver decepcionado este jueves, "dada la falta de detalles que se augura sobre los nuevos estímulos". Dixmier coincide con este punto de vista.