- La inflación está en máximos de 2013, pero se debe sobre todo al petróleo
- El balance del BCE y el exceso de liquidez en la Eurozona nunca habían sido tan altos
Lo anunció el 22 de enero de 2015. Pero comenzó a ejecutarlo el 9 de marzo de 2015. Se trata del programa de compra de activos (APP, por sus siglas en inglés) por parte del Banco Central Europeo (BCE), que cumple dos años y cuyo montante alcanza ya los 1,7 billones de euros.
El APP ('Asset Purchase Programme' o Programa de Compra de Activos) fue el modo en el que el BCE diseñó su particular versión de las medidas de expansión cuantitativa (QE o 'quantitative easing') que otros bancos centrales, como la Reserva Federal estadounidense o el Banco de Inglaterra, ya habían ejecutado durante la crisis para combatir sus efectos. Primero fue lanzado con una munición de 60.000 millones de euros al mes, dedicados a la compra de deuda soberana o de agencias públicas, titualizaciones y cédulas hipotecarias; luego, en marzo de 2016, incrementó su potencia hasta los 80.000 millones mensuales; posteriormente, amplió su perímetro de actuación para comprar también deuda corporativa a partir de junio de 2016; y en diciembre del año pasado comunicó que a partir de abril de 2017 rebajará de nuevo el volumen de adquisiciones a 60.000 millones al mes hasta finales de 2017.
Tras dos años de compras, las cifras del APP alcanzan ya dimensiones colosales. Por eso conviene repasarlas para conocer mejor una medida que no tiene precedentes en la -aún breve- historia del BCE y que pone a la institución en el mismo límite de su mandato. Y porque, además, este repaso permite calibrar hasta qué punto el APP está surtiendo el efecto perseguido por la entidad presidida por Mario Draghi.
I. 2.325 millones de euros. En los dos últimos, el BCE ha dedicado en total 1,7 billones de euros a la compra de deuda pública y privada en el mercado. O lo que es lo mismo, 2.325 millones de euros al día. La mayor cantidad corresponde a la adquisición de deuda gubernamental o de agencias públicas, cobijada en las siglas PSPP, con 1,4 billones. Le siguen las compras de cédulas hipotecarias (CBPP3), con 213.000 millones; titulizaciones (ABSPP), con 23.500 millones; y deuda corporativa (CSPP), con 68.500 millones. Si, como tiene previsto, mantiene el APP hasta finales de 2017, a razón de 60.000 millones al mes, aún bombeará 540.000 millones de euros adicionales.
II. 3,81 billones de euros. Es el volumen al que asciende actualmente el balance del BCE. Nunca antes había sido tan grande. Se debe, básicamente, a las compras efectuadas en los dos últimos años, reflejadas en una partida de su activo denominada 'Valores mantenidos con fines de política monetaria', que en marzo de 2015 se limitaba a 237.000 millones de euros y que ahora alcanza los 1,8 billones.
III. 1,34 billones de euros. Que el BCE haya creado tanto dinero y que haya engordado tanto su balance no equivale a que ese dinero se haya canalizado a la economía real. Del mismo modo que el balance del BCE es más lustroso que nunca, también lo es la cantidad de dinero que sobra cada día en la Eurozona. Actualmente, el exceso de liquidez existente en la región alcanza los 1,34 billones de euros, una cifra sin precedentes. Hace dos años, esta cantidad se limitaba a 140.000 millones de euros. Además, conviene recordar que los bancos pagan actualmente una penalización del 0,4% por el dinero que les sobra. Pero ni siquiera este 'peaje' evita que sobren esos 1,34 billones.
IV. 2%. Sin duda, la puesta en marcha del programa de compra de activos a comienzos de 2015 respondió al miedo que el BCE albergaba con respecto a la deflación. Draghi temía que, como en Japón, la caída de los precios arraigara en la Eurozona, de ahí que se lanzara a por todas para evitarlo. Cuando el BCE empezó a comprar deuda en el mercado, la inflación de la región se encontraba en negativo, lejos por tanto del objetivo de la entidad de garantizar que se mueva por debajo, pero cerca, del 2%. Y ahí, entre una tasa negativa y otra muy próxima al 0%, se ha mantenido desde entonces. Hasta que el panorama ha empezado a cambiar desde finales de 2016, un mérito que, en todo caso, pertenece más el comportamiento del petróleo que a la influencia del dinero inyectado por el BCE. En febrero, y según el dato provisional facilitado por Eurostat, la inflación en la Eurozona registró una tasa interanual del 2%, la mayor desde comienzos de 2013.
V. 2,2%. Además de luchar contra las presiones deflacionistas, el BCE también perseguía que el dinero procedente de las compras de activos en los mercados sirviera para estimular el crédito al sector privado. Cuando el APP se puso en marcha, el crédito al sector privado en la Eurozona acumulaba más de dos años de tasas interanuales negativas -es decir, se estaba contrayendo-, en tanto que ahora crece a ritmos superiores al 2%. Draghi no pierde la ocasión de vincular este cambio de tendencia con sus políticas monetarias. "Aunque la evolución del crédito bancario continúa reflejando su desfase con respecto al ciclo económico, el riesgo de crédito y el ajuste en curso de los balances de los sectores financiero y no financiero, las medidas de política monetaria aplicadas desde junio de 2014 están apoyando significativamente las condiciones de financiación de las empresas y los hogares y, con ello, los flujos de crédito en el conjunto de la zona del euro", valoró en la reunión de política monetaria del BCE en enero.
VI. 1,7%. Con el destierro de la deflación y la reactivación del crédito, el BCE pretendía contribuir a la recuperación económica de la Eurozona. Por ahora, y como ocurre también en EEUU, el crecimiento no pasa de ser moderado. Tras crecer un 2% en 2015, la economía europea se expandió un 1,7% en 2016.
VII. 1,056 dólares. Un objetivo inconfesable del BCE consistía en depreciar el euro para que una moneda más débil le ayudará a fabricar inflación. Y lo cierto es que la impresión de euros, en combinación con otras medidas del BCE, ha mantenido a la divisa única lejos de los 1,40 dólares que acarició a mediados de 2014. A comienzos de marzo de 2015, el euro se cambiaba a 1,085 dólares. Dos años después, lo hace a 1,056 dólares.
VIII. 1,70%. Es el nivel en el que se encuentra ahora el rendimiento del bono español a 10 años. Cuando empezaron las compras, estaba en el 1,29%. Siguiendo esta evolución, y la del bono alemán a 10 años, que en el mismo periodo ha pasado del 0,39% al 0,32%, la prima de riesgo española, que mide la diferencia entre ambos rendimientos, se ha ampliado de los 90 a los 138 puntos básicos.
IX. 12%. Es la caída que ha sufrido el Ibex en los tiempos del QE. Hace dos años caminaba por encima de los 11.000 puntos; ahora está intentando recuperar el 10.000. En el caso del EuroStoxx 50, el descenso acumulado ronda el 6%. O lo que es lo mismo, un contraste muy acusado con el impacto que los sucesivos QE de la Reserva Federal estadounidense -QE1, QE2 y QE3- han tenido en Wall Street.
X. -0,106%. Junto con los tipos de depósito, que llevan en negativo desde junio de 2014 y que se encuentran en el -0,40% desde marzo de 2016, las compras de deuda del BCE están sirviendo para alimentar los mínimos históricos del euríbor a 12 meses, la referencia para la mayoría de las hipotecas a tipo variable en España. Cuando el BCE empezó a comprar títulos en el mercado, el euríbor se encontraba en el 0,25%; en febrero de 2017 su media se situó en el -0,106%, la más baja de siempre.