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El ministro de Finanzas alemán, Olaf Scholz

Los analistas de Bank of America Merrill Lynch anticipan que habrá Unión Bancaria en Europa … pero dentro de tres años. Para estos expertos, las últimas propuestas realizadas por Alemania permitirán desatascar este proyecto, ya que representan “un cambio real”.

“Alemania quiere entablar una discusión amplia sobre un tema que durante cuatro años tuvo amurallado. Creemos que Italia abrazará la discusión. Sin embargo, es probable que una serie de partes clave de las propuestas alemanas sean inaceptables”, afirman desde el banco estadounidense.

En cualquier caso, pese a las posibles dificultades que deberán ser solventadas a lo largo de los "próximos tres años", Merrill Lynch señala que “el impulso de la Unión Bancaria ahora es real” debido a que “un sistema bancario débil no es un problema del sur de Europa, también es un problema alemán”.

En este sentido, destacan que los dos grandes bancos alemanes que cotizan en bolsa (Commerzbank y Deutsche Bank) están registrando “rendimientos muy por debajo de cualquier Coste de Capital (Cost of Equity) razonable”. Además, remarcan que la banca doméstica germana “también está en riesgo” por la persistencia de los bajos tipos de interés en la eurozona.

En su opinión, “Alemania no puede darse el lujo de buscar la consolidación de su banca”, ya que tardaría demasiado tiempo y necesita un “cambio estructural” como lo será la Unión Bancaria cuando esté completada.

Para Merrill Lynch, los beneficios de la Unión Bancaria serán “múltiples” para las entidades europeas. Entre ellos, impulsará la demanda de capital, aumentará la eficiencia de los balances y potenciará la “consolidación potencial” del sector. No obstante, añade que todos estos beneficios “no están a la vuelta de la esquina”.

PRINCIPALES OBSTÁCULOS

En cuanto a los principales obstáculos para la creación de la Unión Bancaria, estos analistas consideran que la creación de un futuro 'Fondo Europeo de Garantía de Depósitos' sigue siendo uno de los proyectos más complicados de alcanzar. El ministro de Finanzas alemán, Olaf Scholz, ha pedido que este esquema esté sujeto a condiciones como que la responsabilidad nacional fuera un "elemento central".

Es decir, primero se utilizarían los recursos del fondo de garantía de depósitos nacional, después los del europeo, que gestionaría la JUR (Junta Única de Resolución) y, más tarde, si fuera necesaria más asistencia, el Estado miembro correspondiente intervendría.

Aunque el cambio de postura de Alemania es muy importante, lo principal será “resolver la regulación” y alcanzar un acuerdo entre todos los países. El Gobierno germano ha exigido de entrada limitar la exposición de los bancos europeos a la deuda soberana de sus respectivos países, algo que cuenta con la oposición inicial de Francia, Italia, Irlanda y España.

Berlín también quiere aplicar los mecanismos de supervisión e insolvencia a todas las entidades financieras, no sólo a los bancos sistémicos más importantes. Una condición que también tendrá la oposición de Italia. Por último, la exigencia de impuestos similares a la banca de la eurozona no es bien vista por Luxemburgo e Irlanda.

Merrill Lynch observa que “los bancos de la zona euro tienen una exposición a su deuda soberana interna de más del 90%, algo que “no está fuertemente concentrado en los bancos más débiles del sur de Europa”, sino que es algo generalizado.

Así que esta exigencia será una de las principales a resolver durante las negociaciones que comenzarán próximamente pero que, a buen seguro, como anticipa Merrill Lynch, serán muy largas y pueden extenderse incluso durante varios años antes de que sea alcanzado un acuerdo total.

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