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Bank of Japan.Sharecast graphic / Josh White

La Reserva Federal (Fed) acapara todos los focos del mercado. El banco central estadounidense dará a conocer el 31 de julio su próxima decisión de política monetaria, para la cual el mercado ya descuenta una nueva pausa y deje los tipos de interés como están, aunque también espera que el presidente Jerome Powell haga un guiño a un posible recorte de tasas en septiembre a la vista de los últimos datos. Sin embargo, no conviene perder de vista otra cita que también tendrá lugar este miércoles.

El Banco de Japón (BoJ, por sus siglas en inglés) celebrará su reunión de política monetaria en las mismas fechas que su homólogo norteamericano, aunque las expectativas son bien distintas. Y es que el regulador nipón está listo para empezar una era de subidas de los tipos de interés después de cantar victoria en su lucha contra la inflación y de devolver los tipos de interés a territorio positivo tras 8 años con valores negativos y 17 sin pisar el acelerador en materia de política monetaria.

No obstante, el consenso está dividido. Según explican los expertos de Renta 4 Banco, el mercado da un 60% de probabilidad a una subida de 10 puntos básicos, mientras que el 40% restante se decanta por una nueva pausa. Asimismo, Ipek Ozkardeskaya, analista sénior de Swissquote Bank, espera que el BoJ anuncie el comienzo del endurecimiento cuantitativo (QT, por sus siglas en inglés), es decir, la reducción de su enorme balance.

Cabe señalar que, además de lo explicado con anterioridad, el banco central japonés tiene previsto publicar el miércoles sus perspectivas trimestrales sobre precios y crecimiento.

¿JULIO O SEPTIEMBRE?

Como decimos, el mercado no tiene del todo claro cuál será el próximo movimiento del BOJ. Si bien algunos apuestan por una subida ahora, otros se decantan por un movimiento al alza en septiembre.

Según los estrategas de Renta 4, las razones que justifican esperar a septiembre antes de implementar una nueva subida de tipos estarían relacionadas con "un débil consumo privado" en el país nipón, así como el deseo de evitar interferir con las elecciones del Partido Liberal Democrático previstas para septiembre.

Uno de los focos de atención del Banco de Japón es la débil inercia del gasto privado, ya que la subida de los precios está superando el crecimiento de los salarios. La economía japonesa ha tenido dificultades para crecer y buena cuenta de ello ha dado el Producto Interior Bruto: en el primer trimestre, el país revisó a la baja el crecimiento y cifró la contracción de la economía nipona en el -2,9% interanual desde el 1,8% reportado anteriormente. Asimismo, los datos del PIB del tercer y cuarto trimestre de 2023 también se revisaron a la baja.

Fuentes de 'The Wall Street Journal' afirman que algunos responsables políticos creen que el aumento de los tipos tendría efectos positivos sobre el consumo, ya que la principal causa de la debilidad del gasto es la depreciación del yen. Un yen débil aumenta los precios de los productos importados, como la gasolina y los alimentos.

"Es necesario que el yen sea fuerte y estable", declaró la semana pasada Toshimitsu Motegi, secretario general del Partido Liberal Democrático, que gobierna en Japón, al tiempo que pidió al BoJ que aclarara su postura sobre el endurecimiento monetario. Asimismo, 'Reuters' recoge unas declaraciones del máximo consejo económico del Gobierno en las que subrayan que "no podemos pasar por alto el impacto que la debilidad del yen y el aumento de los precios están teniendo en el poder adquisitivo de los hogares".

Aunque el banco central no está directamente a cargo de la política monetaria, el gobernador Kazuo Ueda ha dicho anteriormente que consideraría tomar medidas si la depreciación de la divisa japonesa afecta sensiblemente a sus perspectivas de precios.

¿PUEDE RECUPERARSE EL YEN?

Es otra de las grandes preguntas que el mercado tiene sobre la mesa. En los últimos meses, la fortaleza del dólar estadounidense ha dañado de sobremanera al yen japonés, que llegó a alcanzar mínimos de 1986, una debilidad que le costó el puesto al principal diplomático monetario del país después de completar sin éxito la primera intervención en el mercado de divisas desde 2022. Sin embargo, la situación es distinta ahora.

Las expectativas de que se reduzca la brecha entre los tipos de interés japoneses y estadounidenses han contribuido a que el yen se fortalezca con fuerza frente al dólar en las últimas sesiones. Este lunes, el par USD/JPY se situó en torno a 153 yenes por dólar después de haberse debilitado hasta 162 a principios de julio.

Para los analistas de Renta 4 Banco, el "punto de inflexión" en las políticas monetarias de la Fed (tipos a la baja) y del BoJ (tipos al alza) "debería seguir apoyando al yen (+5% en julio) a medio plazo". Con todo, si el BoJ optara por retrasar su siguiente subida a septiembre, "podríamos ver cierto freno a sus avances en el corto plazo".

Según Bas Kooijman, CEO de DHF Capital, estos factores han "provocado presiones sobre las posiciones de 'carry trade' y liquidaciones", aunque el mercado sigue esperando la declaración para "calibrar la posible dirección del mercado", mientras que la posible subida de los tipos de interés del BoJ y la reducción de sus compras mensuales de bonos podrían ayudar a la divisa nipona a fortalecerse "aún más". Esta tesis también es defendida por Ozkardeskaya, quien destaca que, "si todo va según lo previsto, la reducción de la brecha entre Japón y el resto del mundo desarrollado debería dar al yen un nuevo giro positivo".

"Además, los riesgos de una escalada de las tensiones geopolíticas en Oriente Medio y otros lugares podrían impulsar los flujos hacia activos refugio, beneficiando al yen", agrega Kooijman.

En un informe previo, Goldman Sachs Research descartaba la posibilidad de una subida en julio y tampoco veía que el BoJ "cite la debilidad del yen como razón principal para subir el tipo de interés oficial". Solo si el yen se debilitase "lo suficiente" como para influir en las perspectivas de inflación, entonces sí que el organismo nipón podría acelerar las subidas de tipos. De hecho, explicaban estos expertos, el Banco de Japón ha dicho que las fluctuaciones del tipo de cambio "podrían tener un mayor impacto en el comportamiento de la fijación de precios en estos momentos".

Con todo, estos analistas también señalaban que un yen "ligeramente más débil" ayudaría al Banco de Japón a alcanzar su objetivo de inflación. Asimismo, la firma neoyorquina afirmaba que Japón "dispone de herramientas más específicas para hacer frente a la volatilidad de los tipos de cambio que parece no ajustarse a los fundamentos económicos". No obstante, el yen sigue estando en peligro de debilitarse más si la economía estadounidense se muestra más resistente de lo esperado y la última lectura del PIB estadounidense no parece especialmente halagüeña en este sentido.

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