El Banco de España ha advertido de que los efectos de una bajada de 'rating' de la deuda corporativa de empresas españolas no financieras, cuyas emisiones representan un volumen equivalente al 15% del PIB, serían "más acusados" que en crisis pasadas, debido a la mayor relevancia de su financiación en los mercados.
"A pesar de que desde la crisis financiera global se ha reducido la dependencia de dichas calificaciones, podrían impactar negativamente en la transmisión de la política monetaria, la estabilidad financiera y la actividad real", señala un artículo publicado en la Revista de Estabilidad Financiera.
En el caso de las sociedades no financieras españolas se ha producido un "importante aumento" en el volumen de deuda corporativa emitida en los últimos años en términos de producto interior bruto (PIB). En la actualidad, este volumen representa alrededor del 15% del PIB, frente al 6% en el periodo previo a la crisis financiera. El organismo profundiza en los efectos de estas rebajas en tanto que la relación entre el coste de financiación de las sociedades no financieras y su calidad crediticia por debajo del grado de inversión está estrechamente relacionadas, especialmente en periodos de crisis, y con efectos no lineales.
La crisis del Covid-19 ha provocado un "desplazamiento moderado" en la calidad crediticia de las empresas españolas hacia peores calificaciones. Entre el 28 de febrero y el 15 de octubre, las rebajas en las calificaciones han afectado al 11,7% del saldo vivo.
Pese a que el grueso del saldo vivo se mantiene en la categoría de grado de inversión, la persistencia de la crisis sanitaria podría causar nuevas rebajas que sitúen "un porcentaje no despreciable de deuda en la categoría de alto rendimiento", advierte el artículo firmado por Elena Rodríguez de Codes, Antonio Marcelo, Roberto Blanco, Sergio Mayordomo, Fabián Arrizabalaga y Patricia Stupariu.
De hecho, a 15 de octubre, el saldo vivo de bonos con categoría crediticia 'BBB' o 'BBB-' y perspectiva negativa, las más cercanas a perder su grado de inversión, representa el 20,5% del total del saldo vivo de los bonos con esta calificación. Estos dos grupos de empresas concentran el 3% del empleo del sector de sociedades no financieras. Debido a los efectos no lineales, las empresas con categoría crediticia 'BBB-', que representan el 6,5% del saldo vivo de bonos, son las que están más expuestas a los efectos adversos de un deterioro de la calidad crediticia.
Por su parte, las empresas con calificación 'BBB', que representan el 57,3% del saldo vivo, también muestran una elevada vulnerabilidad frente a rebajas crediticias si los efectos de la crisis del Covid-19 son de una intensidad tal que lleguen a producir rebajas de calificación crediticia de más de un escalón.
AMPLIFICACIÓN EN LAS REBAJAS DE FINANCIERAS
Por otro lado, el artículo detalla que la cartera de valores negociables representa un 23% respecto al activo total del sistema bancario español. Cerca de un 29% de los valores de esta cartera, unos 175.000 millones de euros, se encuentra en el límite inferior de la categoría de grado de inversión.
El valor de estos títulos podría ser "especialmente sensible" a las rebajas, que podrían dificultar la refinanciación de su deuda, lo que aumentaría su riesgo de incumplimiento. Existe el riesgo de que una bajada de 'ratings' por debajo del grado de inversión se vea amplificada más allá de las exposiciones directas de las entidades de crédito a través de estas tenencias comunes, por ejemplo, por medio de una espiral de ventas masivas y caídas de precios.
Aunque las interconexiones directas a través de tenencias por parte del sector bancario de títulos emitidos por otros sectores financieros son reducidas, las interconexiones indirectas a través de tenencias de títulos con emisores comunes son "relevantes" y oscilan entre el 40% y el 80% del total del activos de cada sector.
MEDIDAS MITIGANTES DEL RIESGO
Entre las medidas encaminadas a mitigar el impacto de los ajustes automáticos vinculados a las calificaciones externas figura el desarrollo de las capacidades internas de evaluación crediticia por parte de los bancos centrales.
Una segunda vía que estos organismos tienen para mitigar el efecto adverso de las posibles acciones de las agencias de calificación es aumentar temporalmente su nivel de tolerancia al riesgo asumido, lo que podría ser "adecuado" si persigue eliminar o suavizar los efectos no lineales.
Asimismo, fuera del ámbito de la política monetaria, cabría plantear la posibilidad de flexibilizar de forma temporal las políticas de inversión de inversores institucionales con mandatos de inversión en activos de alta calidad crediticia, lo que evitaría procesos de venta desordenada que exacerben la volatilidad.