Este miércoles Reino Unido presenta su Declaración de Otoño, en la que el Gobierno planteará las medidas económicas que adoptará en los próximos meses. Aunque el mercado no espera demasiado del presupuesto británico, y es que más allá de la bajada de impuestos ya adelantada por el canciller Jeremy Hunt, creen que poco más anunciará. Los analistas esperan que los esfuerzos se centren en reducir el déficit y la deuda.
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El PIB de Reino Unido se estanca en el tercer trimestre, pero supera previsionesSegún los estrategas de Berenberg, la situación se puede resumir en una frase: "Demasiados problemas, muy poco tiempo". Como dicen, dado que el mercado aún teme la rigidez de la inflación global y los desafíos del lado de la oferta en Reino Unido, "es poco probable que el Gobierno cambie el enfoque cauteloso que ha seguido desde el pánico en el mercado de bonos" que provocaron los planes fiscales de Liz Truss el año pasado, que cayó como consecuencia del terremoto causado.
De hecho, destacan que aunque Hunt ha señalado que se producirán recortes de impuestos, no creen que el Ejecutivo de Rishi Sunak "anuncie políticas que puedan mejorar materialmente las perspectivas económicas a corto plazo". Y es que además de algunos "ajustes modestos", el canciller "probablemente seguirá centrándose en reducir el déficit y la deuda".
En opinión de Berenberg, Hunt y el Gobierno conservador "están atrapados en una camisa de fuerza de realidades políticas y económicas inusualmente restrictivas". Y es que "pedir grandes préstamos no es una opción", porque a pesar de que la inflación general ha caído drásticamente (ha pasado del 11,1% cuando Hunt asumió el cargo en octubre de 2022 al 4,6% de octubre de este año), sigue estando muy por encima del objetivo del 2% del Banco de Inglaterra (BoE) y, por tanto, "por encima del zona segura para un estímulo del lado de la demanda".
Los estrategas de la firma alemana creen que cualquier recorte de impuestos o aumento del gasto importante e inmediato financiado con deuda "probablemente avivaría nuevas preocupaciones sobre la inflación y un nuevo aumento en los costes de endeudamiento del Gobierno, en lugar de impulsar las esperanzas de crecimiento". Por esto estiman que de cara al futuro, Hunt "podría establecer planes para reducir los impuestos más rápidamente a partir de 2026, una vez que los riesgos de inflación hayan disminuido aún más".
Sin embargo, añaden los analistas de Berenberg, "cualquier plan fiscal retrasado entraría en vigor solo después de las próximas elecciones generales", previstas para el 28 de enero de 2025 ( aunque es posible que se celebren el próximo otoño), y que los laboristas podrían ganar. Como resultado, remarcan, "es posible que los cambios tributarios planeados ni siquiera vean la luz".
Por otro lado, indican estos expertos, unos impuestos más altos "no son una opción" porque los votantes "ya están descontentos". Cabe destacar que la carga fiscal ha aumentado a un máximo de 40 años como porcentaje del PIB y que "los impuestos que ya se perciben como demasiado altos limitan gravemente el margen para aumentarlos sin más, debilitando las esperanzas del Gobierno de cualquier tipo de éxito en las próximas elecciones".
Como último obstáculo, en Berenberg comentan que las reformas por el lado de la oferta "toman demasiado tiempo". "Si bien Hunt aparentemente está explorando una reforma regulatoria muy necesaria, es difícil ver cómo los fragmentados conservadores aún pueden implementar reformas sustanciales en favor del crecimiento por el lado de la oferta antes de las próximas elecciones". Es más, señalan que "incluso si pudiera aprobar leyes para reducir la carga de la burocracia, las reformas del lado de la oferta toman tiempo para impulsar el crecimiento y, por lo tanto, no beneficiarían el desempeño económico a tiempo para cambiar la suerte política de los conservadores en el corto plazo".
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El Producto Interior Bruto (PIB) de Reino Unido se estancó en el tercer trimestre, y ahora Hunt debe buscar la forma de revertir esta situación. Según los analistas de la firma germana, "es difícil entusiasmarse" con la Declaración de Otoño porque no creen que el Gobierno vaya a recurrir a las "opciones obvias" para lograrlo de forma rápida. Lo que por otro lado, dicen, tampoco es nada nuevo, y es que "los últimos 13 años de Gobierno conservador han tendido a ser una especie de humo y espejos".
Creen que Hunt "intentará captar titulares favorables con políticas aparentemente 'ambiciosas' que, en gran medida, se financian por la puerta trasera con oscuros ajustes técnicos para aumentar la base impositiva". Estos expertos opinan que el canciller "volverá a ir a lo seguro", y creen que "probablemente esperará que el contexto económico pueda mejorar lo suficiente antes de su próximo presupuesto en la primavera de 2024 como para darle a la economía un rápido impulso antes de que abran las cabinas de votación".
Y aunque no es seguro lo que pueda pasar en las urnas, todo apunta a que las próximas elecciones darán la mayoría al Partido Laborista, lo que supondría el primer cambio importante en el poder en 14 años. Si esto sucede, los laboristas heredarán una economía en mejor forma que asumirían, probablemente, el dúo formado por el primer ministro Kier Starmer y la canciller Rachel Reeves.
Se espera que la inflación siga disminuyendo, y también el endeudamiento público gracias a las políticas de austeridad. El impulso económico, por su parte, mejorará después de un período de debilidad. "Suponiendo que Hunt se ciña a su plan de equilibrar el presupuesto primario para 2025, los laboristas se beneficiarán de una baja inflación, una caída del endeudamiento y una recuperación del PIB a medida que entren en el gobierno", dice Berenberg.
Si hay cambio de Gobierno, "será mala suerte para Hunt y Sunak, que no podrán cosechar los beneficios de estabilizar un barco que se dirigía directamente hacia las rocas cuando asumieron el control el año pasado, y un comienzo afortunado para Starmer y Reeves. Pero eso es política".
NUEVAS PREVISIONES
Junto a la Declaración de Otoño, la Oficina independiente de Responsabilidad Presupuestaria (OBR, por sus siglas en inglés) actualizará sus proyecciones económicas y fiscales. El pasado mes de marzo la OBR estimaba que el PIB real caería un 0,2% en 2023, seguido de un crecimiento del 1,8% en 2024 y del 2,5% en 2025, mientras que para la inflación esperaba que se desacelerase del 6,1% en 2023 al 0,9% en 2024 y al 0,1% en 2025.
Para la tasa de empleo, preveía que se mantendrá prácticamente estable en el 4,1% en 2023, el 4,4% en 2024 y el 4,3% en 2025, y su estimación era que la deuda pública caería del 103,1% del PIB en 2023 al 96,9% en 2027, mientras que el endeudamiento del sector público caería del 5,1% en 2023 a un superávit del 1,7% en 2027.