La Reserva del Banco de Australia (RBA) no se ha salido del guión. Pocas dudas había de que el banco central de la región del Pacífico aplicara cambios a sus tipos de interés y ha decidido no defraudar, sosteniendo el precio del dinero en el mínimo histórico del 1,5% por decimoctavo mes consecutivo.
La última vez que la entidad dirigida por Philip Lowe aplicó un cambio en sus tasas fue en agosto de 2016, cuando las rebajó un cuarto de punto. Además, el supervisor monetario ha igualado este mes de abril su período más largo sin variaciones desde que el RBA se independizó del Tesoro Federal. Fue entre enero de 1995 y julio de 1996.
Esta tendencia parece que continuará por algún tiempo, ya que el banco ha proporcionando prácticamente nulas señales de que tenga intención alguna de aplicar cambios a su actual política monetaria en el futuro cercano.
"El bajo nivel de las tasas de interés continúa respaldando a la economía australiana", ha expresado el banco central en su comunicado de política monetaria. "Se esperan más avances en la reducción del desempleo y que la inflación regrese al objetivo, aunque este avance probablemente sea gradual”, ha añadido.
A la vista de estos hechos, ha reiterado que "mantener la postura de la política monetaria sin cambios en esta reunión sería coherente con el crecimiento sostenible de la economía y el logro del objetivo de inflación a lo largo del tiempo".
El dólar australiano ha mostrado escasa reacción al comunicado del banco central, porque era ampliamente esperado, ya que los futuros de la entidad mostraban un 0% de posibilidades de que hubiera un incremento de tipos. El 'aussie' se ha disparado un 0,1% hasta el 0,7667 dólares, poniendo tierra de por medio desde el mínimo de tres meses en el 0,7643 dólares de la semana pasada.