Con una moneda que se ha devaluado más de un 50% este año, una tasa de interés al 60%, de inflación al 31% y un Ejecutivo que se enfrenta a la ingobernabilidad, el escenario actual en Argentina es caótico. Y es mucho decir para un país acostumbrado a una crisis estructural aceptada como parte de su idiosincrasia. Pero expertos argentinos consultados por Bolsamanía describen la situación como “insostenible y a punto de estallar” y al presidente Mauricio Macri como “incapaz” de salir del atolladero.
¿Qué puede alarmar tanto a unos economistas que ya han visto de todo? En primer lugar, la certeza de que el último episodio en al país latinoamericano obedece en gran medida a una aversión al riesgo generalizada que se ceba en los países emergentes a causa de un dólar más caro. En segundo lugar, la decepción ante el Gobierno de Mauricio Macri, en quién vieron un salvador tras tantos años de Kichnerismo. Por último, “el espanto de que los peronistas, encabezados por la populista Cristina Kirchner, se alcen con el poder nuevamente en 2019”, explica Adrián Aquaro, fundador de Trader College.
LA GESTIÓN DE MACRI, EN ENTREDICHO
Pero para que no se produzca tan funesto desenlace, el liberal Macri tiene poco más de un año para enderezar la situación, aunque, según un consultor empresarial de alto nivel de Buenos Aires, “puede ir despidiéndose de la reelección, porque estas cosas no se olvidan fácilmente”. Así, con la moral por los suelos por los rumores que corren en la capital porteña de que los círculos empresariales empiezan a apoyar al ex ministro de Economía Roberto Lavagna, su Gobierno se ha quedado sin armas para combatir el desplome de su moneda, que alcanzó el mínimo histórico de 41 pesos por dólar el 30 de agosto.
Tras el hundimiento del peso, Macri puede ir despidiéndose de la reelección, porque estas cosas no se olvidan fácilmente
“Ha recortado el gasto público, bajado impuestos a las exportaciones, ha aumentado las tarifas de los servicios subsidiados, ha invertido las reservas, modificado el Gobierno, se ha endeudado, ha reestructurado la deuda local, ha subido los tipos de interés al 60% y ha pedido un rescate al Fondo Monetario Internacional (FMI)”, expone Ramon Morell de Experiencia Trading, que reconoce que “ya no cuenta con mucho más en su mano”.
No obstante, ha sido el responsable del último declive del peso, que llegó a desplomarse un 20% en una sola jornada, al reclamar al FMI que liberara 50.000 millones de dólares urgentemente. Y el actual inquilino de la Casa Rosada reconoció que en mayo no habían previsto necesitarlo porque la economía aguantaría. Un error de cálculo que ha “ahuyentado a los inversores que habían devuelto su confianza en el país por su compromiso con la estabilidad financiera”, apuntan desde Rabobank.
Aquaro, por su parte, lamenta que Macri sea defenestrado, ya que “intentó desactivar la bomba -especialmente de déficit- que le dejaron sus antecesores, de forma gradual, financiando con crédito externo la ruina heredada”. Sí es cierto, reconoce, que “brillaba más en contraposición con el desastre del pasado que por méritos propios”, aunque ente 2015 y 2017 su gestión parecía prometedora.
LA FED Y EL CONTAGIO ENTRE LOS EMERGENTES SE CEBAN EN EL PESO
Pero en febrero de 2018, los mercados comprendieron que la Reserva Federal de EEUU (Fed) iba en serio con sus subidas de tipos de interés. Ya se habían producido cuatro incrementos desde 2015, pero fue entonces “cuando los inversores comenzaron a ver que era momento de retirarse de economías volátiles e inseguras, para hacer un ‘fly to quality’ y refugiarse en dólares”, rememora el director de Trader College. Los bonos del Tesoro estadounidense volaron y, todo ello, sumado a una inflación galopante, “provocó el descalabro actual”, declara el analista.
Morell, por su parte, conviene con él en que Argentina “sigue abocada a la recesión” y lo hace porque “EEUU es uno de los factores de desestabilización de los países emergentes en estos momentos”, argumenta. El episodio en el país latinoamericano ha arrastrado a otras monedas de la región como el real brasileño, pero también a las divisas de países en desarrollo más frágiles, como el rand sudafricano, la rupia india o la otra gran protagonista del año, la lira turca. Lo que vuelve a levantar temores hacia un efecto contagio que trae ecos de la crisis de los tigres asiáticos de los años 90.
En lo que coinciden economistas e inversores es que no se vislumbra luz al final del túnel para Argentina o para Turquía. “Sus divisas están lejos de haber hallado un suelo”, indica Lukman Otunuga, analista de FXTM, quien afirma que las perspectivas para ambas naciones y, por ende, para todos los países en desarrollo son “sombrías” ante las expectativas de tipos de interés más altos y de una escalada en las tensiones comerciales este otoño.