- Rajoy no ha propuesto todavía unas negociaciones en toda regla al partido más cercano, Ciudadanos
Aunque en un tono más cordial que otras veces, Pedro Sánchez ha reiterado a Rajoy lo que ya se sabía: que el PSOE, por acuerdo de su Comité Federal, no apoyará su investidura. Sánchez ha enmarcado esta decisión en su contexto: el 26J, las fuerzas conservadoras consiguieron una clara mayoría absoluta de 182 escaños (PP, C’s, CDC y PNV), por lo que lo lógico es que Rajoy se empeñe denodadamente en suscribir pactos con sus afines.
Aunque Rajoy consiga la investidura, el PP no podrá lograr que se apruebe alguna decisión parlamentaria sin los votos de Ciudadanos, y es lógico pensar que el partido de Albert Rivera no dará un paso sin la previa negociación de un plan para toda la legislatura.
Como hizo por ejemplo Aznar en 1996, al conseguir, tras una ardua negociación, el apoyo de CiU, después de vencer una profunda enemistad del PP con la formación de Jordi Pujol.
Es en realidad sorprendente que cuando ya han transcurrido más de tres semanas del 26J, Rajoy no haya propuesto todavía unas negociaciones en toda regla al partido más cercano, Ciudadanos, que ha heredado parte de su clientela y del que dependerá absolutamente para gobernar. Porque aunque Rajoy consiga la investidura, el PP no podrá lograr que se apruebe alguna decisión parlamentaria sin los votos de Ciudadanos, y es lógico pensar que el partido de Albert Rivera no dará un paso sin la previa negociación de un plan para toda la legislatura, que incluya medidas rotundas contra la corrupción –la pasividad del PP en este asunto se mantiene- y un programa legislativo de envergadura, que incluya una reforma constitucional y un proyecto global de negociación con Cataluña.
De momento, Rivera ya ha levantado el veto a Rajoy y ha anunciado su abstención en la segunda votación de investidura; es mucho pero no es bastante para que Rajoy no intente por todos los medios ir más allá, hacia una colaboración mucho más estrecha.
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LO QUE QUIERE EL PSOE
En definitiva, el PSOE, que quiere compatibilizar su no a Rajoy con la evitación de unas nuevas elecciones, exige como es natural que el PP ponga de su parte las condiciones que hagan posible que se le permita gobernar sin claudicaciones que no entendería la militancia. El votante del PSOE puede comprender sin esfuerzo que su partido acceda a que gobierne Rajoy cuando éste presente un proyecto de legislatura respaldado por una mayoría ‘suficiente’ de 169 diputados (los que suman el PP y C’s), pero no entendería jamás que el PSOE permitiera sin más trámite que Rajoy fuese investido con el único apoyo de sus 137 escaños propios, sin un proyecto de país y sin que nadie sepa cómo con estos mimbres puede tejerse una legislatura.
Antonio Papell
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