• ... y "las personas que ocupan cargos de responsabilidad no suelen ser jóvenes", afirman los expertos
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La cuarta revolución industrial está en camino. Un proceso marcado por un mayor auge de los procesos de automatización y de la inteligencia artificial. Una evolución que generará nuevos puestos de trabajo, en su mayoría, vinculados con la innovación. Aunque también los destruirá. Esta transformación podría poner en riesgo un 36% de los puestos de trabajo actualmente existentes en España, según los datos de BBVA Research. Un proceso al que son más vulnerables los jóvenes empleados.

La investigación de BBVA Research con los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA), muestra que la probabilidad de automatización es comparativamente elevada entre los jóvenes. Un dato que Juan Ramón García, economista de BBVA y uno de los responsables de este estudio, apunta que se produce porque “las tareas que suelen realizar los empleados más jóvenes de una empresa suelen estar vinculadas a un nivel de complejidad menor”, afirma.

También respalda este dato que la variable que tiene un mayor efecto sobre el riesgo de automatización de un trabajador es su posición jerárquica y “las personas que ocupan cargos de responsabilidad no suelen ser jóvenes” afirma Juan Ramón García. No obstante, según registra el estudio de BBVA Research, a diferencia de la edad, el riesgo de ser remplazado por una máquina crece con la antigüedad del asalariado en la empresa, pero disminuye con la del trabajador por cuenta propia.

En un extremo se sitúan aquellas ocupaciones vinculadas con la dirección, la ingeniería, la enseñanza o la salud, menos expuestas al riesgo de automatización

El analista insiste que “la edad por si sola juega un papel poco relevante”. Por ello, depende de otros factores para que nuestra tarea sea sustituida por un robot. Sobre todo, la actividad que se realice. El estudio afirma que en España está muy polarizado el tipo de empleo en riesgo de automatización. En un extremo se sitúan aquellas ocupaciones vinculadas con la dirección, la ingeniería, la enseñanza o la salud, menos expuestas al riesgo de automatización. En el otro se encuentran aquellas tareas más rutinarias, como las administrativas, las ventas o el sector primario, susceptibles de poder ser desarrolladas por máquinas.

En España, el porcentaje de ocupados en riesgo de automatización es similar al de Finlandia (35%) y menor que el de Alemania (59%), la evolución reciente del empleo no deja lugar a la complacencia. En concreto, durante la etapa de destrucción de empleo vivida entre 2011 y 2013, la mayor caída se concentró en las ocupaciones con media o alta probabilidad de automatización. Sin embargo, el empleo generado desde entonces tiene lugar en las ocupaciones peor posicionadas frente al avance tecnológico.

Es decir, la probabilidad de automatización es mayor para aquellos empleos que no tengan cargos de responsabilidad, ocupados en la agricultura, el comercio, el transporte, la hostelería, la industria manufacturera y las actividades financieras e inmobiliarias, con bajo nivel educativo y con menor disposición a participar en acciones formativas o a adoptar nuevas formas de trabajo.

Un mayor nivel de educación también reduce este riesgo. “Una mayor educación permite adquirir habilidades en áreas en las que las capacidades humanas todavía superan a las máquinas, lo que favorece la complementariedad entre capital y trabajo y la creación de nuevas oportunidades de empleo”, afirman los analistas.

ANTICIPARSE AL RIESGO

Ante la llegada de esta cuarta revolución industrial, los analistas ven imprescindible que los agentes económicos, privados y públicos, gobiernen el cambio. Para lograrlo, es necesario actuar en tres ámbitos. En primer lugar la educación. “Es urgente invertir más y mejor en capital humano para que la población adquiera conocimientos y habilidades (cognitivas y no cognitivas) complementarios al progreso tecnológico”, afirman.

En segundo lugar, ven clave una regulación y reforma del mercado laboral. “Deben acentuarse las reformas que traten de eliminar las barreras a la inversión y al crecimiento empresarial y facilitar la creación de empleo. Al mismo tiempo, es preciso mejorar la eficacia y la eficiencia de las políticas del mercado de trabajo”, matizan en su estudio.

Por último, BBVA apunta a la redistribución. “Será ineludible diseñar mecanismos que compensen a los damnificados por la revolución digital. Los márgenes de mejora de la cobertura y la eficiencia del estado del bienestar en España son amplios”, concluyen.

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