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Una ola de pesimismo ha invadido al mercado con Alemania. La otrora 'locomotora' europea no atraviesa su mejor momento. Con la inflación disparada, habiendo entrado en recesión, y con los últimos indicadores propiciando también cierto pesimismo, la economía germana está en una situación que hacía años no se veía. De ahí que muchos piensen que vuelve a ser el 'enfermo de Europa', término que se acuñó durante la década de 1990. Sin embargo, algunos expertos alertan del error que supone pensar así de un país que aún tiene "potencial".

Holger Schmieding, economista jefe de Berenberg, reconoce que Alemania se ha convertido en la única gran economía que parece abocada a la contracción en 2023, ya que "la maquinaria exportadora alemana se tambalea, la construcción residencial cae en picado y los votantes se muestran intranquilos, mientras las empresas se quejan de los excesivos costes energéticos, las crecientes cargas normativas y la omnipresente incertidumbre política".

Es cierto que el país germano "se enfrenta a grandes retos, desde la escasez de mano de obra hasta procedimientos burocráticos anticuados y políticas energéticas en parte equivocadas". Pero, en su opinión, "la actual ola de pesimismo es exagerada".

Schmieding apunta que la 'década dorada' que vivó Alemania "ha terminado", y confirma que el éxito que tuvo el país con su agenda de reformas "ha engendrado complacencia", lo que ha provocado que la economía no sea capaz de reaccionar adecuadamente a las "nuevas sacudidas" que han golpeado al Viejo Continente en los últimos tiempos.

"Alemania ha perdido algo de terreno; sin embargo, su potencial de oferta se mantiene más o menos en línea con la media europea", señala el estratega de Berenberg. Asegura, de hecho, que el mercado comete dos errores al pensar que la recesión que afecta al país le ha convertido, de nuevo, en el 'enfermo de Europa':

-Primero, dice que los observadores "no distinguen entre las oscilaciones a corto plazo causadas por choques o caídas de la demanda mundial y la tendencia a más largo plazo, determinada por las políticas internas del lado de la oferta". Bajo su punto de vista, todo apunta a que "el ciclo económico volverá a subir en la primavera de 2024".

-Segundo, Schmieding afirma que estos observadores "no entienden la naturaleza de la economía alemana". Como dice, "su principal característica no es la concentración en productos específicos, como los automóviles o los productos químicos, sino la miríada de 'campeones ocultos' con un historial demostrado de adaptación a graves perturbaciones y capacidad para hacer frente a grandes retos, si la política no se interpone en el camino".

DOS GRANDES DIFERENCIAS

El estratega de la firma alemana indica, además, que también hay que tener en cuenta que hay dos grandes diferencias entre la Alemania de hace casi 30 años y la actual. "La situación actual de Alemania difiere crucialmente de los problemas de 1995-2004", asegura. Ve dos grandes disparidades.

En primer lugar, comenta, el país disfruta actualmente de "un nivel récord de empleo, una elevada demanda de mano de obra y la situación presupuestaria más saneada de las principales economías avanzadas". Por eso, cree que "esto hace que sea mucho más fácil adaptarse a los choques" con los que pueda encontrarse.

Incluso, detalla, "un cambio estructural acelerado en respuesta a la transición energética no tiene por qué causar un desempleo significativo". En segundo lugar, Schmieding remarca que el Gobierno germano "ya está abordando algunos problemas clave, como la escasez de mano de obra y los largos procedimientos de aprobación que frenan la inversión pública y privada".

"La actual recesión cíclica puede servir de llamada de atención y desencadenar nuevas reformas. Más allá de la actual recesión cíclica, las perspectivas para Alemania no son malas", asevera el experto de Berenberg.

Cree que en un contexto de demanda de mano de obra aún sólida, "Alemania no necesita un impulso fiscal financiado con deuda". En su lugar, explica, "debería seguir mejorando su potencial de oferta".

En su opinión, estas deberían ser las principales prioridades del país:

-Poner fin a la inquietante incertidumbre sobre la futura política energética.

-Reforzar la capacidad administrativa de su burocracia.

-Acelerar los procesos de planificación y aprobación para desbloquear la inversión.

-Ofrecer incentivos para trabajar más y durante más tiempo (por ejemplo, suprimiendo en gran medida el impuesto sobre la renta de las rentas del trabajo más allá de la edad legal de jubilación).

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