El miedo en Alemania a una recesión se ha extendido tras conocer los datos de los pedidos industriales del mes de enero. En el inicio de año han registrado su mayor caída en siete meses, lo que es una señal más de que la conocida como 'locomotora' de Europa no atraviesa por su mejor momento económico.
Alemania ha tenido un inicio de año moderado en lo que respecta a los pedidos industriales, que cayeron un 2,6% en enero, según datos del Ministerio de Economía germano recogidos por Reuters, lo que supone la mayor caída desde junio de 2018. Las previsiones apuntaban a un aumento del 0,5%, pero no se han cumplido.
Aunque no todo son malas noticias, ya que el dato correspondiente al mes de diciembre se ha revisado para mostrar una subida, en vez de la caída previamente anunciada. En concreto, el último mes de 2018 los pedidos industriales subieron un 0,9%, cuando hace un mes se había anunciado una caída del 1,6%. La Oficina Federal de Estadística (Destatis) ha atribuido la revisión a los grandes pedidos de diciembre, que se registraron con retraso. No obstante, también destaca que "la actual caída de los pedidos apunta a una continua desaceleración del sector industrial".
Por otro lado, el Ministerio de Economía ha destacado que las reservas de bienes intermedios, de capital y de consumo cayeron en enero. Tanto las órdenes extranjeras como las nacionales se redujeron.
Estas cifras ahondan más en el pesimismo sobre la situación del sector industrial alemán, después de que el índice de directores de compras de febrero mostrase una disminución en las exportaciones que contribuyó a la contracción del sector manufacturero por segundo mes consecutivo. "La fase de debilidad de la industria alemana no tiene fin a la vista", opinan los expertos de Commerzbank, que ven "probable" que el sector industrial "siga frenando a la economía alemana, sobre todo porque los indicadores de confianza todavía no apuntan a un cambio de rumbo".
La guerra comercial entre EEUU y China y la posibilidad de que Reino Unido abandone la UE sin acuerdo son dos de los riesgos que amenazan con más fuerza a la economía alemana, que a finales de 2018 evitó por poco la entrada en recesión, que se produce cuando se registran dos trimestres consecutivos de contracción del PIB.