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Sharecast / Jorn Heller via Pixabay

Alemania cerró 2023 en 'números rojos', con un Producto Interior Bruto (PIB) que se contrajo un 0,3% al término del año pasado. El país enfrenta serios problemas estructurales, aunque la situación es menos pesimista "de lo que pueden sugerir los titulares generalizados". Y la política tiene la llave para impulsar la recuperación.

"Alemania todavía tiene muchas fortalezas. Sin embargo, necesita un cambio", subrayan los expertos de Berenberg.

Con un empleo sólido y la situación fiscal más cómoda de todas las principales economías del mundo, está bien posicionada para gastar más en defensa, reducir su huella de carbono y hacer frente a la transición de China de un mercado en crecimiento a un competidor serio para la industria alemana.

"En la mayoría de los aspectos, la política alemana sigue siendo tranquilizadoramente aburrida. Ninguna versión nacional de Donald Trump, Boris Johnson, Marine Le Pen o Geert Wilders está cerca del poder en Berlín", explican desde la firma germana.

En cambio, creen que es casi seguro que el próximo gobierno después de las elecciones de septiembre de 2025 será otra coalición entre los principales partidos de centroderecha y centroizquierda.

"Es alentador que los líderes de los cuatro partidos principales estén de acuerdo, al menos en principio, en que se necesitan reformas para reactivar el vigor de la economía", indican en Berenberg.

En este sentido, destacan que la situación difiere del periodo 1998-2002, cuando Alemania se había convertido en el "hombre enfermo de Europa", pero estaba gobernada por un Ejecutivo que se negaba a reconocer el problema.

No obstante, "es posible que Alemania no obtenga más que algunos ajustes marginales hasta finales de 2025", matizan, puesto que el país germano "trabaja por consenso".

Para los asuntos más importantes, el gobierno de turno necesita el apoyo no sólo de su propia mayoría en el Bundestag, sino también del Bundesrat, la cámara de los 16 gobiernos estatales de Alemania. En esta cámara alta del parlamento, la oposición mayoritaria normalmente puede ejercer un veto. Los cambios a la constitución deben ser aprobados por mayorías de dos tercios en ambas cámaras del parlamento.

REVISIÓN DEL "FRENO DE DEUDA"

Muchas de las reformas que Alemania debe llevar a cabo para volver a la senda del crecimiento costarían dinero inicialmente. "Esto se aplica a los recortes en los impuestos corporativos, las asignaciones por depreciación anticipadas, el apoyo para hacer frente a la transición energética, así como las exenciones fiscales para las personas que trabajan más allá de la edad de jubilación legal o que trabajan horas extras", indican los expertos germanos.

A nivel político, muchas autoridades gubernamentales están dispuestas a avanzar "al menos un poco" en la dirección correcta. La oposición de la CDU ha presentado una lista extensa de reformas en este sentido, aunque sin "propuestas realistas" sobre cómo financiar el déficit de ingresos que, según el gobierno, podría ascender a entre 20.000 y 30.000 millones de euros al año.

Y es aquí donde entra en juego el freno de la deuda de Alemania.

"La norma consagrada en la Constitución restringe el déficit federal al 0,35% del PIB (16.000 millones de euros aproximadamente) en términos ajustados cíclicamente", comentan en Berenberg.

Muchos economistas, así como la mayoría de los líderes de la oposición de centroderecha CDU/CSU y del liberal FDP, sostienen que el freno es necesario para imponer la disciplina fiscal. Estiman que se debería financiar un mayor gasto en nuevas áreas prioritarias, como infraestructura y defensa, así como recortes de impuestos favorables a las empresas, restringiendo el gasto en otras partidas.

"Si bien esto podría tener sentido desde el punto de vista económico, parece casi imposible desde el punto de vista político. Incluso un futuro gobierno liderado por el centroderecha casi seguramente incluirá un partido de centroizquierda que no respaldaría recortes tan importantes en el gasto social y de otro tipo", prevén los estrategas.

Por el momento, la oposición CDU/CSU (y el FDP) ha hecho de la adhesión al actual "freno de la deuda" uno de sus principales argumentos políticos. Y más en un contexto en el que es probable que el Gobierno liderado por Olaf Scholz tenga dificultades para ahorrar 15.000 millones de euros que le permitan cumplir con la norma de deuda en el presupuesto de 2025.

"Los recortes presupuestarios en 2025 y la posible discordia dentro de la actual coalición sobre dichos recortes podrían beneficiar a la oposición en las próximas elecciones. Lo más probable es que la CDU/CSU obtenga la mayor cantidad de votos. Pero para conseguir el socio de coalición de centro izquierda necesario para formar un gobierno, tendrá que aceptar un compromiso sobre el freno de la deuda", argumentan desde la firma alemana.

Y no sorprendería que el líder de la CDU, Friedrich Merz, detectara la necesidad de modernizar el freno de la deuda en las negociaciones postelectorales, si eso le allanara el camino para convertirse en el próximo canciller de Alemania.

"Con poco margen fiscal dentro de los límites del actual freno de la deuda y la renuencia del SPD y los Verdes de centro izquierda a realizar recortes importantes al gasto social, el margen para reformas pro-crecimiento es limitado por el momento. Se esperan algunos pasos más modestos para simplificar los procedimientos burocráticos y aclarar la futura política energética. El progreso es posible, pero sólo en una escala modesta", concluyen en Berenberg.

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