La Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) presenta un nuevo escenario macroeconómico en el que reduce dos puntos las previsiones de crecimiento real del Producto Interior Bruto (PIB) de España hasta el 4,3%. Mientras, la inflación esperada para 2022 se eleva casi cinco puntos, hasta el 6,2%.
La AIReF ha publicado el Informe de Presupuestos Iniciales de las Administraciones Públicas (AAPP) 2022, en el que actualiza sus previsiones macroeconómicas y fiscales de acuerdo con la nueva situación geopolítica, que ha provocado tensiones inflacionistas que no se observaban desde la década de los 70.
Señala que el entorno en el que se desenvuelve la economía española sigue caracterizado por una "incertidumbre extrema", aunque el epicentro se ha desplazado desde el ámbito sanitario a la capacidad de oferta de la economía y en especial a los mercados energéticos. Según la AIReF, las disrupciones en las cadenas de producción y en los mercados energéticos que emergieron a lo largo de 2021 se han visto amplificados de manera severa por la invasión de Ucrania.
Como explican, la economía española se ha visto afectada en mayor medida que otras economías de su entorno por esta sucesión de shocks de oferta dada su elevada dependencia energética y la rápida transmisión de los incrementos de precios de las materias primas energéticas a los costes de la electricidad. La AIReF señala que las tensiones de precios están provocando una merma en la capacidad de compra de los hogares y en la competitividad frente al exterior, al tiempo que han propiciado un cambio de tono en la política monetaria y mayor volatilidad en los mercados financieros.
En este contexto, las previsiones de la AIReF rebajan el crecimiento del PIB real para 2022 desde el 6,3% que sirvió de base para elaborar el Informe de previsiones macroeconómicas de los Presupuestos Generales del Estado (PGE) 2022, hasta el 4,3%, mientras que el crecimiento nominal del PIB, especialmente relevante para las previsiones fiscales, se sitúa en el 8%. Al mismo tiempo, la inflación esperada en 2022 se revisa desde el 1,8% previsto en octubre, hasta el 6,2% esperado en la actualidad. Las previsiones del Gobierno con que se elaboraron los Presupuestos planteaban un crecimiento real del 7% para este año y una inflación esperada del 1,3%.
MENOR DÉFICIT
La AIReF estima, para su escenario central, un déficit de las AAPP del 4,2% del PIB en 2022, seis décimas menos de lo estimado en el informe de octubre. Estas seis décimas se explican por la incorporación de la última información disponible, que conduce a una reducción de la previsión del déficit de 1,3 puntos de PIB respecto a octubre; el efecto del deterioro del escenario macroeconómico en las previsiones fiscales, con efectos contrapuestos que provocan, en conjunto, un aumento de la previsión del déficit en una décima; y las nuevas medidas adoptadas desde el informe anterior, que suponen un mayor déficit en 2022 de 6 décimas del PIB.
En primer lugar, la mejora por la incorporación de la última información disponible se debe, principalmente, al cierre del déficit público en 2021 en el 6,9% del PIB, un punto menos que en el informe de octubre. En el final de 2021, la evolución de los ingresos fue significativamente más positiva de lo esperado y de lo que se desprendía de la evolución esperada de las variables macroeconómicas. De esta forma, los ingresos cerraron 1,3 puntos por encima de lo previsto, lo que permitió también absorber algunos gastos no previstos como los créditos fiscales diferidos o la imputación de los fallidos por los avales COVID en 2021.
En segundo lugar, el deterioro del escenario macroeconómico afecta a las previsiones fiscales a través de diversos canales con efectos contrapuestos, resultando conjuntamente en un incremento del déficit de menos de 1 décima del PIB.
Por el lado de los ingresos, las tensiones inflacionistas generan en el muy corto plazo un efecto positivo y automático de incremento de la recaudación, especialmente en el IVA. Aproximadamente, cada punto de inflación adicional supone algo más de 2.000 millones de recaudación adicional. No obstante, este shock también implica una reducción de las previsiones del crecimiento real que reducirá a su vez los ingresos del sector público. Una vez incorporado el efecto de todas las perturbaciones señaladas en el apartado anterior, el escenario macroeconómico contribuirá a incrementar los ingresos en 3 décimas.
Por el lado de los gastos, la inflación tiene un impacto directo y automático sobre los intereses de los bonos indiciados con la inflación. A un plazo más largo, también afectará a los bienes y servicios que adquieren las AAPP a medida que se vayan licitando o renovando los contratos. No obstante, este efecto se verá limitado en 2022 por la existencia de los Presupuestos ya aprobados con limitaciones en los créditos. Además, el gasto de intereses crecerá con las nuevas emisiones de deuda conforme las expectativas de inflación y la normalización de la política monetaria se trasladen a los tipos de interés.
Para 2022, el impacto de la inflación sobre los gastos estaría en torno a las 4 décimas de PIB. Adicionalmente, las tensiones inflacionistas en 2022 también afectarán a la evolución de los gastos en 2023. Este impacto es directo y automático en el caso de las pensiones que se revalorizarán en 2023 según el IPC de 2022 de acuerdo con la reforma de pensiones. Esto supone que cada punto adicional de inflación en 2022 elevará el gasto en torno a 1.500 millones en 2023.
Como consecuencia de lo anterior, el déficit en 2022 se reducirá en 2,7 puntos del PIB respecto a 2021. La retirada progresiva de las medidas implementadas para paliar los efectos de la crisis de la COVID-19 es el principal factor, aportando 2,4 puntos a la reducción del déficit respecto a 2021. Adicionalmente, la evolución de los ingresos asociada al ciclo económico y de los gastos no vinculados al COVID ni a las nuevas medidas supone una reducción adicional del déficit de 5 décimas en 2022.
Por otra parte, las medidas puestas en marcha para paliar los efectos de la guerra superan el efecto de las medidas tributarias incorporadas en los PGE, incrementando conjuntamente el déficit en 2 décimas de 2022 respecto a 2021. Por último, la AIReF asume un efecto neutral sobre el déficit de la implementación del Plan de Recuperación y Resiliencia y de los fondos REACT EU.
En 2022, la AIReF prevé que los ingresos crecerán en 2022 un 4,2% sin incluir el PRTR, situándose en el 42% del PIB, 44% incluyendo los ingresos del PRTR. Los gastos, por su parte, se situarán en 2022, sin incluir el PRTR, en el 46,2% según las estimaciones de la AIReF, frente al 45,5% previsto en el Informe anterior.
Por subsectores, la AIReF estima para la Administración Central un déficit del 3,3% del PIB en 2021, lo que supone una reducción de 5 décimas respecto a la previsión anterior. Además, reduce una décima la estimación de déficit de los Fondos de la Seguridad Social hasta un 0,4% del PIB, tras cerrar 2021 con un déficit del 1% del PIB. El déficit de las CCAA, por su parte, crecerá en 2022 hasta el 0,7% tras culminar casi en equilibrio en 2021, mientras que las Corporaciones Locales mantendrán en 2022 el superávit del 0,3% del PIB en el escenario central de la AIReF, una décima superior respecto al Informe anterior.
IMPACTO DEL PLAN DE RECUPERACIÓN
Las previsiones incorporan también una revisión a la baja del impacto en el crecimiento asociado al Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (PRTR) en 2022 desde 2,5% del PIB 1,8%, ya que los recursos van a llegar a la economía en un entorno más adverso, caracterizado por cuellos de botella y presiones inflacionistas, y llevará asociado un menor multiplicador. De hecho, el multiplicador se revisa desde el 1,2 hasta el 0,9.
Por otro lado, la AIReF señala que el balance de riesgos se sitúa claramente a la baja en el lado del crecimiento y al alza en el caso de la inflación. La persistencia de la pandemia puede hacer que la escasez de suministros perdure más de lo contemplado en este escenario. Además, la crisis energética tiene raíces que van más allá de la guerra de Ucrania, dados los escasos avances en la producción de energías renovables al tiempo que la transición energética en Europa y, más recientemente, en China puede propiciar una confluencia de la demanda hacia energías fósiles menos contaminantes, como el gas natural.