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Christine Lagarde, presidenta del BCE

Las actas de la última reunión del Banco Central Europeo (BCE) han mostrado un claro apoyo de los banqueros en la última subida de tipos de interés adoptada por el supervisor comunitario. Según se refleja en el documento, la decisión "se consideró que estaba muy reñida", aunque "una sólida mayoría de los miembros" apoyó el alza de 25 puntos básicos propuesta por Philip Lane, economista jefe de la institución.

"Estos miembros subrayaron que los niveles de inflación seguían siendo elevados y que una subida de los tipos de interés indicaría la firme determinación del Consejo de Gobierno de volver a situar la inflación en el objetivo en el momento oportuno. El horizonte temporal en el que la inflación volvería a situarse en el 2% no debería ir más allá del 2025. Según las últimas proyecciones de los expertos del BCE, se esperaba que así fuera, aunque para entonces la inflación habría superado el objetivo durante más de cuatro años consecutivos", explican.

De ahí, añaden, "errar en el camino de la pausa la primera vez que la decisión estuviera reñida podría correr el riesgo de interpretarse como un debilitamiento de la determinación del BCE, especialmente en un momento en que la inflación general y la subyacente se situaban por encima del 5%".

De igual modo, el documento resalta que "se hizo hincapié en las revisiones al alza de las proyecciones de inflación general para los dos primeros años del horizonte de proyección" y en el hecho de que "las proyecciones estaban condicionadas a los tipos de interés de mercado, que preveían una nueva subida de tipos para finales de año". "Además, aunque había indicios que sugerían que el crecimiento salarial estaba cerca de alcanzar un máximo, se necesitaban más pruebas para estar seguros de que estaba cambiando", agregan.

Otra consideración era el riesgo de que la senda de inflación incorporada en las proyecciones fuera "frágil" y de que nuevas perturbaciones de la oferta pudieran "elevar la inflación por encima del objetivo durante más tiempo, lo que podría repercutir en las expectativas de inflación". Así, explican, se consideró "más seguro" hacer frente a esta situación con los tipos de interés en el 4,00% que en el 3,75%, ya que "unos tipos más altos podrían reducir la amplificación de nuevas perturbaciones y disminuir así la probabilidad de tener que volver a subir los tipos en el futuro".

"En este contexto, se argumentó que cuando la política monetaria había estado cerca del límite inferior efectivo y la inflación había sido baja, había habido razones de peso para dejar de lado los choques de oferta, mientras que en la actualidad la situación era muy diferente", apuntan desde Fráncfort.

Estos miembros también argumentaron que una pausa podría dar lugar a especulaciones sobre el fin del ciclo de endurecimiento, lo que aumentaría el riesgo de un repunte de la inflación. Esta situación, apuntan, exigiría otra oleada de endurecimiento monetario más adelante, lo que podría tener consecuencias adversas para los mercados inmobiliarios y la estabilidad financiera en general. "No subir los tipos también podría enviar una señal de que el Consejo de Gobierno está más preocupado por la economía y por una posible recesión que por una inflación demasiado elevada", sentencia el BCE.

No obstante, algunos miembros expresaron su preferencia por mantener los tipos en sus niveles anteriores. Estos miembros subrayaron el hecho de que el Consejo de Gobierno había "dejado claro" que sus decisiones "dependían de los datos" y, en consecuencia, los datos disponibles desde julio "no respaldaban, en conjunto, una nueva subida de los tipos".

"La economía se había debilitado sustancialmente y se preveía que la inflación volvería a situarse en torno al 2% al final del horizonte de proyección, mientras que los riesgos para las perspectivas de inflación estaban equilibrados. Aunque los precios del petróleo habían subido, esto podría resultar temporal. Se consideró que el aumento de 425 puntos básicos de los tipos de interés que ya se había producido desde el inicio del ciclo de endurecimiento demostraba suficientemente el compromiso del Consejo de Gobierno de cumplir su mandato de estabilidad de precios", detalla el BCE.

Por otro lado, estos miembros también sostuvieron que gran parte de la repercusión de las anteriores subidas de tipos "aún estaba pendientes" y que "no era probable que todo ello se incluyera en el escenario central, lo que implicaba que los riesgos a la baja para el crecimiento económico podrían ser significativos". Asimismo, argumentaron que hacer una pausa en esta reunión tendría la ventaja de "dar tiempo para evaluar el impacto de las decisiones anteriores sobre la economía y valorar si la desaceleración era más profunda de lo esperado y si la inflación estaba bajando realmente según lo previsto" los tipos de interés.

Otra consideración de estos funcionarios era que, con una nueva subida de tipos, se corría el riesgo de repetir la situación que se había producido en 2011, cuando las subidas de tipos de interés habían tenido que revertirse rápidamente ante las consecuencias económicas de la crisis de la deuda soberana.

EL 'SHOCK' DEL PETRÓLEO, UN RIESGO PARA LA INFLACIÓN

Pierre Wunsch, gobernador del Banco Nacional Bélgica, ha alertado que los precios del petróleo representan un riesgo sobre la inflación que podría empujar al Banco Central Europeo (BCE) a acometer otra subida de los tipos de interés.

"Es uno de los factores que, ya sabes, podría empujar la inflación al alza (...) la inflación sería más alta de tal manera que no cumpliremos nuestro objetivo en [2025], entonces creo que tendríamos que hacer más", ha señalado en relación a un 'shock' persistente en el 'oro negro'.

Asimismo, ha añadido que "si la inflación fuera más alta que nuestro pronóstico, no más que marginalmente, entonces creo que tenemos que hacer más".

Wunsch también ha resaltado que "la inflación sostenida se estaba volviendo casi imposible. Así que estábamos dispuestos a pasar por muchos shocks solo porque no habíamos visto una inflación superior al 2% durante un largo período de tiempo. Lo hemos visto ahora... Es la forma en que entendemos que la inflación puede ser más persistente de lo que pensábamos".

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