Debido al endurecimiento de la política monetaria, la escalada inflacionista y los riesgos geopolíticos, las turbulencias seguirán en los mercados de divisas a lo largo del mes de noviembre. Previsiblemente, el principal motor que moverá el mercado seguirá siendo la política monetaria de los bancos centrales, la evolución de la inflación y la posibilidad de recesión en algunas áreas económicas. Las respuestas de los bancos centrales al aumento de la inflación en todo el mundo seguirán siendo observadas de cerca, y se espera que sus anuncios provoquen volatilidad.
Los inversores seguirán prestando mucha atención a los datos de inflación de este mes. En concreto, interesa conocer cualquier signo que indique que la inflación puede haber tocado techo. Por tanto, a medida que se vaya conociendo su evolución en cada país, es probable que las expectativas sobre los tipos de interés se sigan ajustando, tanto si los datos de inflación sorprenden al alza como a la baja.
Los índices PMI de actividad empresarial del G3 de S&P Global también deberían proporcionar una visión de cómo las continuas presiones inflacionistas, las incertidumbres sobre el crecimiento mundial y los ciclos de endurecimiento de los bancos centrales están afectando a las principales economías. Los últimos PMI compuestos de las tres áreas económicas son consistentes con una modesta contracción de la actividad del sector privado, lo que ha hecho aumentar la preocupación por la posibilidad de una recesión. Sin embargo, la resiliencia del empleo nos lleva a vaticinar que, si hay recesiones, estas no serán largas o profundas.
Aparte de las presiones inflacionistas, que ponen en riesgo el crecimiento económico mundial, hay que destacar que el agresivo ritmo de subidas de los tipos de interés que están llevando a cabo muchos bancos centrales, especialmente la Fed, puede tener también implicaciones negativas para el crecimiento económico. La mayoría de los bancos centrales seguirá subiendo los tipos de interés de forma agresiva este mes de noviembre.
Todo ello ha hecho que en los últimos meses haya aumentado el temor a una posible desaceleración económica, lo que ha generado un entorno de "risk off" en los mercados. Por otra parte, la Reserva Federal fue el primer gran banco central en reaccionar a la inflación, y resulta plausible pensar que también podrá ser el primero en quitar el pie del freno en 2023, mientras otros, en especial el BCE, tienen que recuperar el tiempo perdido y subir tipos por encima de las expectativas de los mercados. En este contexto, el dólar haya tocado techo tras su espectacular subida en 2022.